Como Rusia continúa perdiendo miles de millones de dólares por la evasión de capitales, funcionarios gubernamentales y economistas coincidieron que deben adoptarse medidas drásticas para frenar la sangría.
Varios métodos fueron sugeridos, incluso una amnistía impositiva, si bien las soluciones viables todavía deben materializarse.
Los economistas dijeron que la mayoría de las personas están sacando su dinero para evadir impuestos y deudas domésticas, ocultar activos robados o por falta de confianza en el sistema bancario local.
La fuga ilegal de dinero está teniendo efectos devastadores en la economía del país. En términos macroeconómicos, Rusia obtuvo buenos resultados el año pasado, con un superávit sin precedentes en su comercio exterior.
Las exportaciones rusas alcanzaron 72.900 millones de dólares en 1999, mientras las importaciones se mantuvieron en 40.300 millones. No obstante, ese saludable superávit hizo poco para cicatrizar las heridas económicas del país, ya que la mayor parte del dinero ganado es transferido al exterior.
Peter Westin, titular del Centro Ruso-Europeo para Política Económica, un grupo de estudios basado en Moscú, culpó de la situación al fracaso ruso de establecer un ambiente que permita que el mercado funcione.
Expresó que la inestabilidad macroeconómica, así como la falta de confianza en los bancos domésticos y los incentivos para reinvertir las ganancias, han alentado a las compañías y a las personas a trasladar su dinero fuera del país.
En 1998, el Banco Central introdujo la venta obligatoria del 50 por ciento de los ingresos de exportación. Esa cifra fue aumentada al 75 por ciento el año pasado y ahora hay planes de elevarla al 100 por ciento.
Además, en agosto de 1999, el Banco Central emitió un decreto que dio lugar a semanas de caos en los aeropuertos y puestos fonterizos donde los extranjeros fueron repentinamente informados que no podían dejar Rusia en posesión de divisas fuertes sin probar cómo ingresaron al país esos fondos.
Los funcionarios dijeron que esas reglas estuvieron dirigidas a viajeros y comerciantes chinos y vietnamitas que venden bienes en suelo ruso, convierten las ganancias en dólares y se llevan de tres a cinco millones de dólares por día.
Sin embargo, analistas occidentales desestimaron la iniciativa y dijeron que los fondos que salen del país de esa manera eran sólo una gota en el océano comparado con los montos perdidos en transferencias bancarias no autorizadas y falsos contratos de importación y exportación.
Según Westin, los esfuerzos para imponer barreras regulatorias a la transferencia ilegal de dinero han tenido un éxito limitado. "Al ser introducidas las nuevas restricciones, los protagonistas económicos, por lo general, encuentran la manera de sortearlas", apuntó.
Sin embargo, incluso algunas naciones que se benefician con el dinero ruso se están poniendo nerviosas.
El jueves pasado el estado insular de Nauru, en el Pacífico Sur, un paraíso fiscal, prometió revisar su sistema bancario tras las acusaciones que delincuentes rusos estaban usando su centro financiero para "lavar dinero sucio".
Un informe de la Oficina Internacional de Narcóticos y Asuntos Legales del Departamento de Estado estadounidense señaló que el sindicato ruso del crimen utilizaba intensamente las facilidades bancarias de Nauru.
Funcionarios rusos estimaron que miles de millones de dólares han sido transferidos ilegalmente a Nauru, Vanuatu, Samoa Occidental y las Islas Cook. Otros destinos en el exterior como Chipre, Panamá y las Islas Vírgenes brindan más oportunidades a los que tratan de evadir las restricciones reguladoras rusas.
Según el informe 1999 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), los flujos de capital privado dan más problemas que soluciones al sistema financiero internacional.
El informe dijo que Rusia fue uno de los países donde la liberalización del comercio, como parte de una estrategia para aumentar las exportaciones, no dio beneficios, sugiriendo que esa liberalización a menudo fue prematura.
Andrei Ilarionov, director del Instituto de Análisis Económico, dijo que la conversión legal de rublos en moneda extranjera dentro del país tambien equivale a la fuga de capitales.
Señaló que el fenómeno puede ser definido como "escape de los rublos" y refleja la falta de confianza de la gente en la moneda del país.
"Según nuestros cálculos, el dinero pérdido por la fuga de capitales (…) no superó los 100.000 millones de dólares en los años 90. Los que hablan de 300.000 millones de dólares no tienen fundamento", dijo.
Funcionarios desesperados han sugerido una amnistía como opción viable para que retorne el dinero sacado ilegalmente de Rusia. Vyacheslav Soltaganov, director de la Policía Tributaria Federal, dijo que "el dinero debería ser amnistiado y legalizado para asegurar su regreso". (FIN/IPS/tra-en/sb/sm/ego/ag/ip if/00