El gobierno de Estados Unidos consideró positivo el avance de las fuerzas progresistas en las elecciones parlamentarias de Irán, pero la mayoría de los funcionarios de este país consideran que aún falta mucho para normalizar las relaciones bilaterales.
La mayoría de los analistas creen que las elecciones del día 18, en que los candidatos progresistas obtuvieron más de 75 por ciento de las bancas del Majlis, el Parlamento iraní, permitirán mejorar las relaciones entre Washington y Teherán.
"Las elecciones en Irán son un hecho positivo para la democracia iraní y, creemos, para la posibilidad de mejores relaciones" con Estados Unidos, declaró el portavoz del Departamento de Estado (cancillería) estadounidense, James Rubin.
El resultado electoral fue "un hecho de proporciones históricas", agregó. Así mismo, el canciller iraní Kamal Jarrazi sugirió que él también espera que la votación produzca resultados positivos.
"Esperamos que, ante la reacción internacional por la gran participación popular en las elecciones, veamos un gran cambio en las relaciones de Irán con las naciones de la región y con todo el mundo", dijo.
"No hay duda de que toda acción positiva que tomen otros países recibirá una respuesta positiva", agregó.
Buena impresión causó en Washington el buen resultado que tuvo el hermano del presidente iraní Mohammed Jatami, Mohammed Reza Jatami, en Teherán.
En un momento de la campaña electoral, Mohammed Reza Jatami planteó la posibilidad de mantener relaciones de gobierno a gobierno con Estados Unidos, algo que seguramente se considera una traición por la mayoría conservadora que no fue reelegida en el Majlis.
También fue bien visto el ostentoso abrazo que dieron los candidatos ganadores al ex ministro del Interior Abdullah Nouri, quien cumple una pena de prisión de cinco años y gozaba de libertad provisional para las elecciones.
Nouri, condenado por disenso religioso y por mejorar las relaciones con los enemigos de Irán, publicó una carta hace dos meses en la que calificaba de inútil e insultante el canto ritual de eslóganes antiestadounidenses.
"Aunque las elecciones no se decidieron por temas de política exterior, y menos aún sobre la normalización de los lazos con nosotros, el hecho es que la discusión sobre esa normalización se ha legitimado, y esa es una enorme diferencia con hace tan sólo unos meses", dijo un experto de la cancillería en Washington.
No obstante, nadie predice que el acercamiento será rápido. "Las relaciones seguirán en gran medida congeladas por ahora", dijo Mark Gasiorowski, especialista sobre Irán que enseña ciencia política en la Universidad Estatal de Louisiana.
Las fuerzas conservadoras aún son poderosas en sectores clave del gobierno que inciden sobre la política exterior, incluso en las Fuerzas Armadas, el Consejo de Seguridad Nacional, el Consejo de Guardianes y la oficina del líder supremo iraní, Sayed Ali Jamenei, quien como sucesor del ayatolá Ruhollah Jomeini tiene aun más poder que el presidente Jatami.
"El Majlis realmente no tiene mucho que decir en materia de política exterior", según Gasiorowsky, quien piensa que los reformistas que ganaron las elecciones concentrarán su energía en lograr el cambio interno del país.
Así mismo, el gobierno de Bill Clinton será reacio a tomar la iniciativa con respecto a Irán en este año de campaña electoral en Estados Unidos por temor a causar la ira de poderosos grupos de presión.
En especial, no querrá irritar a lo que se conoce como el "lobby israelí", que en los últimos años ejerció gran presión política para mostrar a Irán como una amenaza permanente a la existencia de Israel.
En consecuencia, muchos analistas sostienen que no se avanzará en el tema de las relaciones bilaterales hasta que el nuevo gobierno estadounidense sea elegido en noviembre.
De hecho, a pesar de las palabras de esperanza declaradas en Washington desde las elecciones en Irán, el jueves el Senado aprobó por unanimidad un proyecto que sancionaría a todo país que ayude a Teherán a producir misiles o armas de destrucción masiva.
Washington cesó las relaciones con Irán en 1979 después de que su embajada en Teherán fuera copada y 52 integrantes del personal fueran mantenidos como rehenes durante más de un año. El gobierno de Ronald Reagan también brindó ayuda a Iraq durante la cruenta guerra que mantuvo con Irán entre 1980 y 1988.
En la década de 1990, la actitud de Washington hacia Teherán fue más severa. Cuando Clinton llegó al poder en 1993 anunció la política de "contención dual" contra Irán e Iraq. En 1995 prohibió el comercio y los préstamos con Irán.
El año siguiente firmó una ley que sanciona a todas las compañías petroleras extranjeras que inviertan en el país. El Congreso incluso autorizó 20 millones de dólares en operaciones encubiertas para socavar el poder del gobierno islámico.
A pesar de las intensas gestiones de las compañías petroleras para modificar esa política, Washington trató a Irán como un "estado fuera de la ley" y el mayor promotor del terrorismo internacional decidido a adquirir armas de destrucción masiva.
Pero esa imagen comenzó a cambiar cuando Jatami ganó por abrumadora mayoría las elecciones de mayo de 1997. El presidente iraní envió un mensaje de año nuevo al pueblo estadounidense que fue transmitido por el canal de cable CNN en enero de 1998. Clinton respondió positivamente poco después.
Ese intercambio fue el paso inicial de una delicada danza diplomática que hasta el momento consistió en intercambios deportivos, culturales y académicos.
Al mismo tiempo, Washington tomó algunas medidas concretas para limitar las sanciones contra Irán. Clinton no sancionó a compañías petroleras europeas que cooperan con Irán, retiró la prohibición a la venta de medicinas y alimentos a ese país y en diciembre permitió a la compañía aeronáutica Boeing suministrar repuestos a la flota de aviones comerciales iraní.
Pero el gobierno siente desilusión por lo que se considera la falta de respuesta iraní, sobre todo después de que Teherán rechazó la propuesta estadounidense para realizar visitas consulares recíprocas y para cooperar en la investigación del bombardeo en 1996 de una instalación militar estadounidense en Arabia Saudita.
Al mismo tiempo, se cuidó de no atribuir la culpa a Jatami, cuyo discurso sigue siendo conciliatorio.
En su lugar, funcionarios en Washington sostienen que las fuerzas conservadoras siguen en control de la política exterior, y que la lucha con los progresistas se profundizó en el último año e hizo más difícil la posibilidad de que los reformistas tomen iniciativas en el exterior.
Durante ese tiempo, Teherán normalizó sus relaciones con la mayor parte de Europa occidental. El propio Jatami viajó a Roma y París el año pasado, convirtiéndose en el primer presidente iraní en visitar Europa desde la revolución islámica en 1979.
Estos acontecimientos profundizan la impaciencia que tienen las grandes empresas estadounidenses por volver a lo que antes de la revolución era uno de sus mercados más lucrativos. (FIN/IPS/tra-en/jl/ks/aq/ip/00