Las mujeres de Bihar, estado oriental de India, corren el riesgo de ser acusadas de brujería y de ser asesinadas por presuntos perjudicados por sus "hechizos" que, en realidad, buscan apoderarse de sus propiedades.
Neepudi y sus cinco hijos de dos a 10 años de edad fueron asesinados a hachazos en la aldea de Mandwa por Mohar Shah, quien acusó a la mujer de ser una bruja y la responsabilizó por la muerte de su nuera. El incidente ocurrió en septiembre de 1997.
Luego se supo que Shah quería apropiarse de la tierra que pertenecía a Neepudi y pudo llevar a cabo su plan de eliminar a toda la familia porque la jefa era mujer.
El entonces subcomisario del distrito de Singhbhum occidental, Amit Khare, presentó un informe sobre el caso en el que mencionó el asesinato de otra familia por razones similares.
Las víctimas en esa ocasión fueron Sohraj Munda (de 60 años), su esposa Jaitadi (55), cuatro hijos y dos hijas. La posterior investigación reveló que un vecino, Sohrai Munda, quería apropiarse de los 16 árboles kusum de la familia, que son valiosos por su savia, e hizo correr el rumor de que Jaitadi era una bruja.
Estos no son casos aislados. La violencia contra las mujeres es parte de la vida rural a la que recurren las castas superiores de este estado para mantener a las castas inferiores sometidas económica y socialmente.
En algunas zonas rurales de Bihar, los terratenientes emplean la violación y a la policía para eliminar el disenso en la comunidad, pero en localidades tribales del sur, las mujeres son acusadas de brujería con el fin de explotarlas económicamente.
El gobierno estadual prohibió este tipo de acusaciones en julio y también sanciona a quienes pretendan identificar o instigar a otros para que identifiquen a una presunta bruja.
Pero como gran parte de los distritos tribales no se pueden acceder por vía terrestre, los representantes del gobierno y de las organizaciones no gubernamentales no llega a las aldeas interiores para hacer cumplir la normativa vigente.
En ausencia de servicios médicos modernos, la gente depende de curanderos, u "ojhas", para recibir atención para todo tipo de malestares y enfermedades. A cambio, los "ojhas" reciben licor, cabras o gallinas.
En estos lugares, donde el analfabetismo está generalizado y la atención médica es prácticamente inexistente, se denuncian numerosos casos de atrocidades cometidas contra supuestas brujas.
La falta de información y la superstición sobre la salud y las enfermedades complican el problema de la población tribal pobre que está completamente a merced de sus dirigentes aldeanos, por lo general hombres ricos y poderosos.
Las víctimas son explotadas y torturadas por los dirigentes y los "ojhas" que colaboran estrechamente para "enseñarles" lecciones políticas o para usurparles su propiedad.
En numerosas ocasiones, los "ojhas" desnudaron y golpearon en público a las mujeres para obligarlas a someterse a la voluntad de los hombres a los que se atrevieron a contrariar.
También se las somete a distintos tipos de tortura, como tener que comer sus propios excrementos. La organización Comité de Asistencia Jurídica Gratuita, que combate esta situación en el sur de Bihar, llevó a algunas de las víctimas a un seminario en la capital del estado, Patna.
Los "ojhas" acusaron a Kunti de matar al hijo de un vecino y la obligaron a comer sus propias heces. Parul, de 20 años, fue violada por tres hombres en su casa, en 1995, después de que su padre y un vecino discutieran por la tierra del primero.
Cuando dos de los hijos del vecino enfermaron y murieron, los aldeanos acusaron a Parul de ser una bruja. El subcomisario Khare reveló en su informe que el motivo detrás de la acusación y posterior violación fue apoderarse de la propiedad familiar.
La fe ciega que tienen los aldeanos analfabetos en los "ojhas" resiste todo intento de cambio.
El Comité de Asistencia Jurídica Gratuita confirmó que al menos ocho mujeres fueron asesinadas en Singhbhum en 1998. La policía corroboró la muerte de 357 presuntas brujas en los distritos tribales de Singhbhum, Palamau, Ranchi y Lohardaga entre 1990 y 1996.
Los "ojhas" son algo común en los cinturones tribales del este de India, explicó el sociólogo de Calcuta Pashupati Halder.
Los "ojhas" acusan a las mujeres de brujería a cambio de dinero u otros obsequios de los poderosos y los intereses creados de las aldeas. Sus acusaciones nunca enfrentan oposición y suelen recibir el apoyo del dirigente local. (FIN/IPS/tra-en/sk/an/aq/hd/00