DESARROLLO: La nueva "arquitectura financiera" se derrumba

Los esfuerzos por construir una nueva "arquitectura financiera" mundial se derrumban más de dos años después del estallido de la crisis asiática, afirmó hoy Yilmaz Akyuz, economista jefe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).

Las iniciativas de reforma no produjeron grandes cambios en el sistema financiero debido a la oposición de potencias clave a una modificación sustancial y a la falta de consenso sobre los cambios necesarios, según los críticos.

Por eso, "esos esfuerzos fueron más una reparación de cañería que un verdadero cambio de arquitectura", dijo Akyuz en una discusión paralela a la décima conferencia de la UNCTAD, que tiene lugar en Bangkok entre los días 12 y 19.

En cierto sentido, se puede afirmar que los reclamos de reforma dieron una vuelta completa y devolvieron la carga a los países en desarrollo, observó.

Por ejemplo, señaló Akyuz, hubo un cambio en los reclamos "de lo que debería cambiarse en la estructura mundial a lo que las economías emergentes deberían hacer para lograr mayor estabilidad financiera y mantener abiertas las cuentas de capital".

Esto pese a las grandes ideas que se propusieron poco después del estallido de la crisis asiática en Tailandia, en julio de 1997, incluso una apertura gradual de las cuentas de capital y el establecimiento de estrictas condiciones para impedir los ataques especulativos.

Otras propuestas fueron la creación de una agencia mundial de seguros de crédito, la imposición de un gravamen a la especulación financiera y monetaria y el establecimiento de un tribunal internacional sobre bancarrotas.

Pero los conflictos de intereses impidieron un consenso sobre la reforma, no sólo dentro del Grupo de los Siete (G-7) países más industrializados sino también entre las naciones en desarrollo.

Es hora de que los países en desarrollo decidan "por qué intereses comunes pelear", urgió José Antonio Ocampo, secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), un organismo de las Naciones Unidas.

En cuanto al G-7, hay desacuerdo entre aquellos países más abiertos al cambio y los partidarios del actual sistema.

Aunque todos promueven un "sistema basado en reglas" en el comercio mundial, no respaldan un "sistema basado en reglas en las finanzas mundiales y continúan favoreciendo un enfoque caso por caso", observó Akyuz.

Los países en desarrollo también se cuestionan por qué tienen que respaldar enormes paquetes de rescate como los que organizó el Fondo Monetario Internacional (FMI) para Tailandia, Indonesia y Corea del Sur en 1997 y 1998.

El G-7 fue duramente criticado por no aprovechar la oportunidad presentada por la crisis asiática para hacer verdaderos cambios en un sistema financiero caracterizado por la inestabilidad y escasas salvaguardas contra la volatilidad, la especulación y la concesión irresponsable de préstamos.

Sin embargo, los propios países en desarrollo no se atreven a cambiar algunas normas sin modificar antes la infraestructura básica, indicó Akyuz.

"No está claro si el sistema basado en reglas es deseable" teniendo en cuenta la experiencia de la Organización Mundial del Comercio, "ni tampoco quién elaboraría las reglas", dijo.

Por lo tanto, "no está claro si los países en desarrollo deben luchar por esta reforma, a menos que haya algún cambio en el gobierno de las instituciones multilaterales", dominadas por organizaciones y gobiernos que impulsan la rápida liberalización económica como única vía hacia el desarrollo.

Algunas naciones en desarrollo se preguntan si las reformas propuestas no aumentarían el costo de sus créditos o reducirían su acceso a los recursos internacionales.

Martin Khor, director de la Red del Tercer Mundo, con sede en Malasia, destacó que no siempre los países en desarrollo, en especial los afectados por la crisis asiática, son capaces de resistir la presión de gobiernos e instituciones multilaterales para atenerse al modelo de la liberalización económica.

"No se trata de lo que el FMI imponga, sino de lo que estas naciones acepten", dijo un delegado de Camboya, pero Khor replicó que, a menudo, los países no tienen opción debido a su enorme deuda, su escaso poder de negociación y el temor a quedar excluidos de los mercados de capital.

En realidad, comentó Ocampo, en los últimos años "hubo un aumento de las condiciones" impuestas al Sur en desarrollo.

Algunas iniciativas son buenas, consideró Akyuz, como la propuesta de revisión de las prescripciones del FMI -criticadas por agravar los efectos sociales de la crisis- por una comisión de las Naciones Unidas.

La décima conferencia de la UNCTAD, en la que participan delegados de unos 140 países, producirá un plan de acción que entre otros temas incluirá la contribución de este organismo a un sistema financiero reformado. (FIN/IPS/tra-en/js/dv-if/00

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