El realismo mágico, propio de las novelas del escritor colombiano Gabriel García Márquez, impregna también la comida árabe según Salah Jamal, un dermatólogo e historiador palestino que presentó hoy en Madrid su libro "Aroma árabe. Recetas y relatos"
La obra es más que un libro de cocina, pues entremezcla las recetas con anécdotas, relatos, literatura e historia.
La referencia al realismo mágico surge de una anécdota familiar de Jamal, a partir de su interés por conocer la receta del Muttabal Betinian, una variedad de puré de berenjenas.
La tía del autor, "una mujer muy creyente y a la vez muy ingenua", transmitió sus conocimientos y su inquebrantable fe religiosa a su única hija, cuenta Jamal.
Entre otras cosas le prohibió comer el Muttabal Betinian, con la esperanza de que creciera serena, equilibrada y nada mimosa, porque ese puré, según la tradición árabe, es Baba Ganuj (vicioso y coqueto).
La denominación se debe, según el autor, a la textura del alimento, muy ligera y bailarina, y a la insaciabilidad que causa en los comensales.
En Siria y Palestina muchas madres creían que comer ese puré contagia sus características, y se lo daban a sus hijas para que adquirieran "virtudes que revalorizan a la mujer árabe casadera".
La tía de Jamal, fiel a sus creencias, prohibió en forma terminante a su hija que comiera el Baba Ganuj, y cuando la joven llegó a los 15 años "era tan serena como arisca, nunca abría la boca y rechazaba a cualquier joven que intentara acercarse a ella con palabras dulces".
Cuando la tía del autor falleció, su viudo se casó con otra mujer, "de ligeras convicciones religiosas y gran entusiasta de las supersticiones populares", quien creía ciegamente en el poder misterioso del Baba Ganuj para hacer más atractivas a las jóvenes casaderas.
Por ello, atiborró a las seis hijas que tuvo con el puré, y las seis crecieron con una exagerada coquetería "que despertaba la lujuria en cualquier alma". Todas se casaron antes de cumplir 15 años, mientras la hija del primer matrimonio permanecía soltera.
Sin embargo, a principios de los años 80 se produjo una fuerte oleada de reislamización, "que dejó en la cuneta a esas seis coquetas e irredentas mujeres", cuyos maridos se divorciaron de ellas.
La hija del primer matrimonio no llegó a casarse en esa época, más propicia para las mujeres conservadoras, y "se supone" que eso ocurrió "porque se le pasó la edad".
De esa historia, dice el autor, proviene un dicho acendrado en su amplio círculo familiar: "del Baba Ganuj, ni poco ni mucho".
Jamal había escrito antes dos novelas y algunos libros sobre medicina. Miembro del centenario Ateneo de Barcelona (la ciudad nororiental española en la cual reside), conoció allí a una editora que lo desafió a escribir un libro sobre la cocina árabe.
El autor aceptó y durante tres años dedicó sus períodos de vacaciones a viajar en automóvil por todos los países árabes, visitando a su familia ("los palestinos estamos en todas partes", dice), a amigos e incluso a un general jordano.
A todos ellos, y en especial a las mujeres, les preguntó por las recetas, su historia y su leyenda. También halló en Internet, la red mundial de computadoras, referencias y amigos con quienes intercambió conocimientos, historias y recetas.
El libro de Jamal, "en lugar de una revisión sistemática, académica y cultural para paliar la ignorancia de quien desprecia cuanto ignora, escoge la vía machadiana del diálogo, a partir de una actividad cotidiana: el comer y el beber", asevera su prologuista, el catalán Ignasi Riera.
La cocina, añade, es un acto cultural central, influido por saberes, preceptos religiosos, clima, condiciones de vida, acceso a los productos básicos y permeabilidad ante el influjo de otras civilizaciones.
"Un plato bien elaborado contiene todas las características de un poema: emoción, mesura, aroma, capacidad de excitar e invitación a vivir más apasionadamente", afirma Riera.
Con esos criterios, Salah cuenta pasajes de su vida, expone la diversidad árabe mediante historias, como la que relata el origen del consumo del café y el té, o describe el placer de comer con las manos y la nostalgia por los hornos tradicionales "que garantizaban sabores y texturas". (FIN/IPS/td/mp/cr/00)