CHINA: Corrupción empaña imagen del Partido Comunista

Un escándalo multimillonario de tráfico y corrupción que involucra a unos 200 funcionarios de la ciudad de Xiamen, en el sur de China, amenaza con asestar un golpe devastador a la imagen del gobernante Partido Comunista.

Aunque el presidente Jiang Zemin y el primer ministro Zhu Rongji declararon la guerra a la corrupción endémica, por temor a que ésta desgaste los cimientos del poder del Partido, su determinación parece derrumbarse cada vez que los acusados son funcionarios con los que ellos se codean cada día.

El último escándalo ya provocó la renuncia o destitución de la mayoría de los líderes de Xiamen, una de las Zonas Económicas Especiales, seleccionadas como modelo del éxito de la economía de mercado con características chinas.

Pero fuentes chinas indicaron que entre los sospechosos están también Lin Youfang, esposa del secretario del Partido Comunista en Beijing, Jia Qinglin, y familiares del general Liu Huaqing, ex miembro del todopoderoso Politburo y la Comisión Militar Central.

El contrabando que tenía lugar en Xiamen involucró equipos de telecomunicaciones, petróleo crudo, caucho, automóviles y cigarrillos por un valor total de 10.000 millones de dólares a lo largo de cinco años.

Debido al alcance de la red de contrabando y al rango de los funcionarios involucrados, el caso es considerado el mayor escándalo de contrabando desde la revolución comunista de 1949.

Las autoridades prohibieron toda noticia sobre el escándalo en la prensa oficial, pero sitios de Internet en lengua china publicaron artículos basados en informes filtrados.

Según páginas Web como muzi.com, Jia Qinglin, jefe del Partido Comunista en Beijing y miembro del Politburo de 23 miembros, que gobierna este país, estuvo por varias semanas en peligro de incorporarse a otros cientos de funcionarios del puerto de Xiamen investigados por el escándalo.

Jia fue durante 10 años vicegobernador y gobernador de la provincia de Fujian, con sede en Xiamen. Su esposa, Lin Youfang, fue directora de la Corporación de Comercio Exterior de Fujian durante varios años, antes que Jia fuera transferido a la capital en 1997.

Pero en las últimas semanas, algunos hechos indicaron que las autoridades de Beijing decidieron proteger a Jia y se aseguraron de que no perdiera su puesto por el escándalo de corrupción.

El 24 de enero, la prensa oficial publicó fotografías de Jia junto al presidente Jiang en una visita al área de Zhonguancun, en el norte de Beijing, donde se concentran las empresas de alta tecnología.

Esto fue interpretado como una sutil señal de que Jia no está en problemas políticos. De lo contrario, no podría ser visto junto al máximo líder del Partido Comunista.

Dos días después, Zhao Qizheng, principal portavoz del gobierno, negó que la esposa de Jia fuera investigada y afirmó que ella lleva una "vida normal".

Mientras, la Oficina de Información del Consejo Estatal publicó un mensaje de cuatro líneas en su sitio Web negando cualquier vinculación de Lin Youfang con el escándalo de contrabando de Xiamen.

"El camarada Jia Qinglin se esfuerza todo lo posible por conducir al pueblo de Beijing hacia la modernización, y la camarada Lin Youfang es su devota esposa", decía el mensaje.

Por último, un editorial del People's Daily, diario oficial del Partido Comunista, confirmó el 31 de enero que Beijing eligió proteger la estabilidad en lugar de erradicar la corrupción endémica.

"Los líderes deben ayudarse entre sí, y no perjudicarse unos a otros", decía el editorial.

Muchos observadores creen que el temor de sacudir la cúspide del Partido y del ejército hizo que la investigación se detuviera a medio camino.

"La caída política de un miembro del Politburo como Jia Qinglin empañaría la imagen de Jiang Zemin", observó un diplomático asiático en Beijing.

"Fue el propio Jiang el que lo trajo a la capital para sustituir a otra 'oveja negra' del Partido, Chen Xitong, y Jia es conocido en todas partes como el protegido de Jiang", señaló la fuente.

Jia Qinglin fue elegido por el presidente para suceder a Chen como secretario del Partido en la capital, luego de otro escándalo de corrupción en 1998 que terminó con una condena de 16 años de prisión a Chen por malversación de fondos públicos.

Hace sólo dos semanas, en un discurso presuntamente inspirado en el escándalo de Xiamen, Jiang advirtió que cualquiera que fuera culpable de corrupción sería castigado.

Ante la Comisión Central de Inspección Disciplinaria, Jiang dijo que los delitos cometidos por los líderes deben ser "sancionados severamente".

"Sin importar quién sea, no habrá indulgencia alguna", aseguró Jiang, y exhortó a los miembros de la Comisión a actuar con dureza.

Sin embargo, el giro que adoptó el escándalo de Xiamen en las últimas dos semanas demostró que la determinación de Beijing de combatir la corrupción inevitablemente está subordinada a intrigas internas y a la interferencia de políticos influyentes.

Ni siquiera el temor a la indignación pública por la corrupción hace que los líderes comunistas garanticen la igualdad de todos ante la ley. (FIN/IPS/tra-en/ab/js/mlm/ip/00

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