El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, exigió "respeto", ante declaraciones de un portavoz del gobierno de Estados Unidos que tensaron esta semana una relación a la cual ambos gobiernos coinciden en calificar de cordiales.
"El mundo entero debe entender que este es un gobierno soberano… Exigimos respeto", comentó Chávez, en medio de los actos celebratorios del primer aniversario de su gobierno, cumplido el miércoles.
El ministro de Relaciones Exteriores, José Vicente Rangel, había calificado de "inamistosa y amenazante" la declaración de Peter Romero, subsecretario de Estado para Asuntos Hemisféricos estadounidense.
Romero había afirmado que el gobierno de Chávez le despierta "incertidumbre". "Nos dicen 'hay que esperar', pero los gringos no somos conocidos por nuestra paciencia", comentó el alto funcionario estadounidense al diario español ABC.
Rangel llamó el martes al embajador estadounidense John Maisto, con una copia del artículo en la mano, para pedirle una aclaración oficial.
La cancillería venezolana espera que el gobierno de Estados Unidos indique si las declaraciones de Romero fueron a título personal o representan una posición oficial. "Si los gringos no son conocidos por la paciencia, los venezolanos no somos conocidos por la indignidad", comentó Rangel.
El ministro venezolano retomó el asunto el miércoles, cuando consideró que las declaraciones de Romero eran una temeridad, mientras aseguraba que este país sudamericano "no se deja amilanar por nadie, tampoco por Estados Unidos".
Chávez eludió referirse en forma directa a una situación a la cual dijo darle "poca importancia". "Para nosotros es sagrada la autodeterminación, la soberanía y el respeto mutuo", reiteró, sin embargo, ante un insistente grupo de periodistas.
También hizo un llamado a "dejar atrás el siglo XX", período en el cual se produjeron invasiones e injerencias de centros de poder en países en desarrollo. "El mundo entero debe entender que este es un gobierno soberano", añadió el mandatario.
Rangel precisó que las declaraciones de Romero "implican un desconociomiento de lo que son actualmente las relaciones internacionales". Pero, al mismo tiempo, el canciller venezolano ha insistido en que las relaciones con Estados Unidos son "muy cordiales".
Las diferencias "forman parte de las relaciones entre los países", añadió el miércoles.
Las diferencias entre Venezuela y Estados Unidos no han estado ausentes desde el 2 de febrero de 1999 cuando Chávez, un militar retirado con fuerte discurso nacionalista y una visible cercanía a la izquierda, asumió el gobierno del principal proveedor petrolero del mayor consumidor de energía del mundo.
La política exterior de Chávez ha insistido en la necesidad de producir "una verdadera integración" latinoamericana, ha explorado nuevos nexos con el Caribe y con Asia, y ha fortalecido los vínculos con Cuba, cuya revolución es considerada como "ejemplo de dignidad" por Chávez.
En abril, cuando el gobierno venezolano tenía apenas tres meses, Rangel denunció "presiones" estadounidenses, mientras anunciaba que este país tomaría distancia de Wasington al votar a favor de Cuba, China e Irán cuando se discutiera la situación de los derechos humanos en Ginebra.
Venezuela solía abstenerse en esa votación en la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, pero en 1999 votó contra las propuestas de censura, lo cual, según dijo Rangel entonces, fue expresión de "una política soberana e independiente".
Los intereses de Estados Unidos y Venezuela volvieron a rozarse en mayo del año pasado, cuando se hizo público el rechazo de Chávez a una solicitud del gobierno de Bill Clinton para el paso de aviones sobre el territorio de este país sudamericano, como parte de la lucha antidrogas.
La decisión, calificada de "irreversible" y "soberana", coincidió con la expresión de preocupación a causa de noticias sobre la instalación de bases antidrogas de Estados Unidos en Antillas Holandesas y en Ecuador. Venezuela aseguró que podría usar sus propios aviones para combatir el narcotráfico.
Esta nueva turbulencia en las relaciones se produce apenas días después de una situación de gran incomodidad, pues Venezuela rechazó el envío de expertos en ingeniería y maquinaria del ejército de Estados Unidos, destinados a asistir a los damnificados por las inundaciones y derrumbes de diciembre.
Portavoces de ambos países descartaron que el incidente haya afectado las relaciones, pese a que el anuncio venezolano se produjo cuando uno de los dos barcos preparados por Estados Unidos ya se encontraba en viaje.
Rangel descartó que el rechazo a la ayuda implicara una resistencia al arribo de personal militar estadounidense que, por cierto, participó en otras tareas relacionadas con el rescate, y aseguró que respondía a la evaluación de la tragedia y de las necesidades de ayuda.
Sin embargo el ex canciller Simón Alberto Consalvi consideró que ambos países "se están distanciando poco a poco" y consideró que Estados Unidos podría reaccionar tras haber sido víctima de "un fiasco" cuando Venezuela rechazó una ayuda que, por cierto, había solicitado previamente.
"Sin dudas que el portazo en la cara de un gesto de buena fe va a tener consecuencias", comentó Consalvi al diario venezolano en inglés The Daily Journal. (FIN/IPS/lc/mj/ip/00