Fundamentalistas hindúes detuvieron en India la filmación de la película "Water" ("Agua"), que denuncia la explotación de las viudas en nombre de la religión, pero este tema sigue tan vigente como siempre.
"Lo que ellos temen es la denuncia de la vergonzosa explotación sexual de viudas indefensas que tiene lugar hoy en día en (la ciudad sagrada de) Varanasi y otros centros de peregrinaje hindú en (el estado norteño de) Uttar Pradesh", afirmó la activista por los derechos de la mujer Pramila Pandhe.
El gobernante Partido Bharatiya Janata (BJP), de corte nacionalista hindú, actuó en forma predecible al prohibir la filmación, observó Pandhe, vicepresidenta de la Asociación Democrática de Mujeres de Toda India.
"En lugar de reprimir a los gamberros de (la organización fundamentalista hindú) Vishwa Hindu Parishad y sus organizaciones hermanas, prohibieron la realización de una película que llamaría la atención pública hacia la triste situación de miles de viudas", lamentó.
El ministro jefe de Uttar Pradesh, Ram Prakash Gupta (perteneciente al BJP), acusó al productor del filme, Deepa Mehta, de crear un problema de "ley y orden" en Varanasi, considerada una de las ciudades habitadas en forma permanente más antiguas del mundo.
El lunes por la noche, autoridades locales de Varanasi invocaron normas de emergencia y, por orden del ministro jefe, prohibieron la filmación de la película por 15 días hasta una próxima revisión de la medida.
"Fuimos castigados pese a estar en lo justo, pero tenemos plena fe en nuestro filme y en la verdad. La película se hará, si no es hoy mañana", declararon Mehta y las primeras actrices Shabana Azmi y Nandita Das.
"La falsedad de hoy ha triunfado. Nuestra conciencia se ha vuelto sorda y muda, y nuestro país se encamina al infierno", agregó Azmi, quien además de actriz es activista social y miembro de la cámara alta del parlamento.
Para hacer su papel, Azmi y Das debieron afeitarse la cabeza como las viudas hindúes ortodoxas, de quienes se espera incluso que se autoinmolen junto al cadáver de su marido, aunque la ley lo prohíbe.
También se niega a las viudas el derecho a poseer bienes o a volver a casarse, pese a las leyes modernas y a movimientos de reforma social que datan del siglo pasado.
"Lo que deberían prohibirse son los pandas", es decir los sacerdotes brahmin, de la casta superior, que controlan los templos e instituciones religiosas que albergan a viudas, opinó Pandhe.
Las viudas son básicamente víctimas de persecución social y religiosa, y el gobierno tiene el deber de asegurarles protección lejos de centros religiosos, donde quedan a merced de los poderosos sacerdotes, urgió la activista.
Miles de viudas abandonadas por sus familias por el "pecado" de haber enviudado terminan en Varanasi y en los centros de peregrinaje de Allahabad, Haridwar, Mathura y Vrindavan, en Uttar Pradesh, en la esperanza de encontrar refugio y alimentos.
Sin embargo, las viudas menores de 50 años son rutinariamente explotadas en el comercio sexual que florece en esas ciudades, según un estudio de 1999 encargado por la Comisión Nacional para la Mujer, un organismo estatutario designado por el gobierno.
En Vrindavan y Mathura, "el comercio sexual crece cada vez más en muchos 'ashrams' (refugios), encubierto bajo la forma de actividades religiosas", denuncia el estudio.
A menudo las viudas deben realizar tareas domésticas en la casa de ricos empresarios, donde terminan siendo explotadas sexualmente y a menudo quedan embarazadas, agrega.
"Policías, políticos, matones locales y aun los llamados hombres sagrados de los ashrams están en connivencia entre sí para explotar a las mujeres indefensas", sostiene el informe, que no fue publicado oficialmente debido a su naturaleza polémica.
"Abandonadas por sus familias, las viudas rápidamente caen víctimas de las peores formas de explotación, que varían desde el robo de sus pensiones hasta la venta de sus cuerpos", denunció el periódico Indian Express en un editorial el martes.
Mientras crecía la controversia por la película, Indian Express denunció una organización delictiva para despojar a las viudas de la magra pensión gubernamental de 380 dólares que supuestamente deben recibir cada año.
"Aun luego de años de reformas legislativas y constitucionales, predomina la creencia de que la vida de una mujer no tiene sentido si su esposo muere o la abandona", señaló el editorial.
Jyotsna Chatterji, directora del Programa Mujeres Unidas, observó que "India es uno de los pocos países donde la viudez, pese a ser una situación personal, existe como institución social".
"Nuestro programa apoya la filmación de "Water", de Deepa Mehta, porque denuncia la marginación de las viudas y sus privaciones materiales y emocionales", declaró Chatterji.
Además, sostuvo, la película no ataca en forma alguna al hinduísmo ni a la cultura hindú, como afirmaron Vishwa Hindu Parishad, el Foro Mundial Hindú y otras organizaciones, sino que "describe la condición de la mujer dentro de un sistema patriarcal que tiende a subyugarla". (FIN/IPS/tra-en/rdr/an/mlm/cr-hd/00