(Arte y Cultura) BRASIL: La tierra soñada

Rose no logró la tierra que soñaba para su familia, porque un atentado le quitó la vida en marzo de 1987. Pero muchos de sus compañeros alcanzaron el sueño, que se convirtió en una película.

Tereza Moraes, más conocida como "Teté", está concluyendo el segundo documental de largometraje sobre la lucha de los campesinos por obtener un pedazo de tierra en Río Grande del Sur, el estado más meridional de Brasil.

En el primero, "Tierra para Rose", de 1986, cuenta la ocupación de la Hacienda Annoni por 1.500 familias desde 1984, en la primera gran operación del Movimiento de los Sin Tierra (MST), que luego llevó su capacidad de movilización a todo el país, para impulsar la reforma agraria.

Rose era la madre del primer niño nacido en el campamento que se instaló en la Hacienda Annoni a la espera del asentamiento. Por eso Teté la convirtió en símbolo de la lucha de millones de campesinos brasileños por obtener la tierra donde sembrar.

Un año después un camión arremetió contra una manifestación de los campesinos sin tierra en una carretera. Rose fue una de las tres víctimas fatales.

Una larga batalla judicial comprobó que fue un ataque intencional y le adjudicó una pequeña indemnización a la familia.

Esa es la "nota trágica" del segundo largometraje dirigido por Teté, "El sueño de Rose", que trata de registrar qué pasó con la gente de Annoni en 1996, 10 años después de la primera filmación.

El marido de Rose y sus tres hijos, ya adolescentes, aún no habían obtenido la tierra soñada. En Annoni fueron asentadas solo 300 familias, ya que el área era insuficiente para albergar a más.

De los 1.200 núcleos familiares restantes, muchos siguieron con el MST ocupando otros predios hasta obtener su tierra, mientras que otros renunciaron al sueño y buscaron mejor suerte en actividades distintas, en las ciudades o en regiones lejanas.

Para hacer "El sueño de Rose" la directora buscó en su nueva ubicación a una veintena de los protagonistas de Annoni. La comparación entre la situación anterior y actual comprueba el éxito de los asentamientos rurales.

El proceso "cambió la vida de las personas, antes marginadas y sin perspectivas, ahora ciudadanos agricultores", con ingresos mensuales equivalentes a tres salarios mínimos (230 dólares) como promedio, superior al de la población rural en general, sostuvo Teté.

Además se revela la preocupación de los campesinos por la educación de sus hijos, la lucha por la instalación de escuelas y servicios de salud en los asentamientos, el esfuerzo por formar profesionales necesarios a la agricultura, como veterinarios, ingenieros agrónomos y operadores de máquinas agrícolas.

La película, hecha inicialmente en formato de video para el Instituto de Colonización y Reforma Agraria, órgano gubernamental que ejecuta los asentamientos, sufrió alteraciones para ser exhibida en salas de cine que la mejoran mucho, señaló la cineasta.

Ganó, por ejemplo, al serle incorporada música del famoso compositor Chico Buarque de Holanda, la canción "Asentamiento", con arreglos del maestro Luiz Claudio Ramos.

El costo total de producción debe ascender a unos 400.000 dólares. Para su conclusión, el próximo mes, aún faltan cerca de 60.000 dólares.

Para el lanzamiento se necesitan 220.000 dólares, estima la cineasta, para que su obra obtenga buena exhibición, publicidad y un público superior a los 300.000 espectadores, como tuvo la primera obra, lo cual es un "buen desempeño para documentales".

Además del circuito comercial, ese tipo de películas, especialmente en la de forma de video, se exhibe con frecuencia en sindicatos, escuelas y organizaciones comunitarias. "Tierra para Rose" tiene demanda "hasta hoy", observó Teté.

El MST considera las dos películas "excelentes instrumentos" para formación de su militancia, ya que "es la historia del movimiento", reconoció José Luiz Rodrigues, dirigente de la organización campesina en Río de Janeiro.

Además de ese uso interno, cumplen una "importante función externa", al mostrar a la población que es lo que representa el MST y los beneficios de la reforma agraria, concluyó.

Teté Moraes prefiere hacer documentales que películas de ficción, debido a "la formación en periodismo", el que ejerció anteriormente.

Después de haber sufrido prisión en 1970, por denunciar arbitrariedades y torturas cometidas por la dictadura militar de entonces, vivió exiliada por 10 años en Chile, Estados Unidos, Francia y Portugal.

La cineasta lamenta la dificultad de hacer cine en Brasil. Esperó 14 años para concluir un segundo largometraje, mientras en el intervalo hizo pequeños documentales y reportajes variados.

Teté señaló que en este país hay escasez de recursos y "principalmente de mercado, por la dominación estadounidense", y "es más fácil exhibir en la televisión extranjera que en la nacional", observó. (FIN/IPS/mo/dm/cr/00

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