La presencia de militares en el gobierno de Venezuela comenzó a generar perturbaciones dentro de la alianza oficialista partidaria del presidente Hugo Chávez, un teniente coronel retirado que se califica como "un soldado".
El presidente de la Asamblea Constituyente, Luis Miquilena, principal figura del gobernante Polo Patriótico, planteó este jueves que quienes critican el presunto militarismo desde el interior de la alianza oficial le hacen "eco a la oposición" y "quebrantan la unidad del gobierno" venezolano.
Miquilena rechazó las críticas de otro alto dirigente del Polo, Pablo Medina, quien este miércoles cuestionó que una alianza cívico-militar se transforme en una de tipo militar-cívica, "porque en política, al contrario de las matemáticas, el orden de los factores sí altera el producto".
El comentario de Medina fue la primera manifestación pública de un dirigente oficialista sobre el tema de la creciente presencia de militares en puestos de gobierno que anteriormente eran ocupados por civiles.
Chávez, que ha planteado su propósito de generar "una Fuerza Armada para un siglo nuevo", con mayor participación, nombró militares al frente de tres ministerios, incluyendo el de Defensa, en su secretaría privada y en otros puestos de rango alto y medio.
Los militares también han sido puestos al frente de programas sociales del Estado y asumieron el papel protagónico en las labores de rescate y recuperación tras la peor catástrofe natural en la historia de Venezuela, ocurrida el 16 de diciembre con un saldo de miles de muertos.
La presencia de los militares es una realidad visible durante este gobierno iniciado en febrero de 1999. El propio Chávez suele aparecer vestido de paracaidista o utilizando algún otro atuendo militar.
Miquilena defendió ante un grupo de periodistas la estrategia presidencial de incorporar a los militares por considerar que las Fuerzas Armadas venezolanas "estaban subutilizadas" en sus cuarteles y descartó que su participación en el gobierno "amenace la democracia".
La Asamblea Constituyente de 131 miembros que presidió Miquilena redactó la nueva Constitución venezolana, vigente desde este año, en la cual consagra una Fuerza Armada Nacional unificada, que agrupa a las diversas ramas militares.
La Constitución también decretó el voto de los militares, una innovación que había sido defendida por Chávez. Pero la misma carta fundamental precisa que los uniformados no pueden aspirar a cargos electivos ni participar en actos de proselitismo político.
Organizaciones de la sociedad civil plantearon que la Constitución no establece en forma explícita la subordinación de los militares al poder civil y criticaron que los ascensos ya no se consulten al parlamento y que sea necesario antejuicio de mérito para procesar a generales y almirantes.
"¿Por qué los militares no pueden votar?, ¿por qué tienen que ser apolíticos?", comentó Chávez cuando comenzaba el debate constituyente, a mediados del año pasado. Dieciocho de los integrantes de la Asamblea, cuyas funciones cesan el 30 de enero, son militares retirados.
En sus discursos, el mandatario menciona con frecuencia su pasado militar, evocando sus destinos lejanos cuando era un joven oficial, su paso por la academia y la forma en que aún con el uniforme comenzó a acariciar la idea de un cambio para el país.
Chávez saltó a la palestra política en febrero de 1992, cuando encabezó un fallido golpe de Estado contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez. En noviembre de ese mismo año su figura inspiró otro levantamiento militar, que tampoco tuvo éxito.
Después de pasar dos años en la cárcel, participó en la formación de un movimiento político junto a civiles, principalmente de partidos identificados con la izquierda, que habían apoyado su levantamiento, o al menos su propuesta sobre la necesidad de "refundar" la democracia de Venezuela.
El Movimiento V República (MVR) y Patria Para Todos (PPT) son en la actualidad los partidos fundamentales de la alianza oficialista del Polo Patriótico.
La mayor parte de las críticas a la creciente presencia de militares en el gobierno nacen de la dirigencia del PPT, y se habrían agravado luego que tras la tragedia natural en este país fuera agredido por militares uno de sus militantes más reconocidos, el gobernador del estado Vargas, Alfredo Laya.
El hecho ocurrió cuando Laya y los militares coincidieron en las tareas de rescate de sobrevivientes en Vargas, un estado que fue devastado por avalanchas de lodo y piedras. El gobernador desistió de emprender acciones contra los uniformados.
El presidente de otro partido del Polo oficialista, el Movimiento al Socialismo (MAS), Felipe Mujica, consideró que "hay que discutir abiertamente el problema del papel de los militares y de los partidos políticos".
Miquilena, por su parte, advirtió que actitudes agresivas podrían poner en peligro la unidad de la alianza que llevó a Chávez al poder y que ha demostrado su fuerza ganando cinco votaciones, entre elecciones y referendos, desde diciembre de 1998, y planteó que esos temas deberían discutirse internamente. (FIN/IPS/lc/ag/ip/00