La Organización de las Naciones Unidas (ONU) informó que comenzó la evaluación de la peor catástrofe natural en la historia de Venezuela, con el fin de respaldar los esfuerzos de reconstrucción y rehabilitación de damnificados.
El director general del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Klaus Topfer, visitó las regiones más golpeadas por el desastre este miércoles, en el marco de un proyecto para evaluar el lado ecológico de la tragedia.
Por otro lado, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la ONU realizará desde el próximo lunes una evaluación de daños y "costos sociales, económicos y financieros" de la tragedia, a cargo de 12 especialistas internacionales.
Este proyecto debería producir un informe final sobre los daños de la catástrofe hacia mediados de febrero.
Un informe de la oficina de la ONU en Caracas aseguró que los mecanismos de cooperación de esta entidad se activaron "inmediatamente después de conocido el desastre".
"El desafío que resta es enorme", advirtió el representante del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Venezuela, Ricardo Tichauer, al precisar que la reconstrucción y rehabilitación de damnificados desafía la cooperación nacional e internacional.
Tichauer, quien es coordinador del sistema de la ONU en este país sudamericano, planteó que el proceso de reconstrucción debería estar enmarcado "dentro de una estrategia de desarrollo humano sostenible a nivel nacional".
Numerosas agencias de la ONU desplegaron recursos humanos y materiales para atender la catástrofe, que se produjo la madrugada del 16 de diciembre como consecuencia de inundaciones y aludes provocados por las lluvias.
La tragedia dejó un saldo aún no precisado de víctimas, aunque algunos especialistas han planteado que podrían ser hasta 30.000. Además, hubo unos 150.000 damnificados e incalculables pérdidas en infraestructura pública y privada.
Unas 48 horas después de la tragedia comenzó a fluir la ayuda internacional de diversos países hacia Venezuela. La Asamblea General de la ONU, por su parte, emitió una resolución llamando a la cooperación para enfrentar el desastre.
La Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU se constituyó para la identificación de necesidades de emergencia, mientras auspiciaba un grupo de expertos para hacer "la crónica profesional del fenómeno desde el punto de vista geológico, hídrico y ambiental".
El informe de la oficina de la ONU en Venezuela destacó que gran parte de la cooperación de esta organización ha estado orientada a las tareas de evaluación ambiental y de daños, así como a definir pautas de acción para el futuro.
Tanto el PNUD como el PNUMA han auspiciado la visita de especialistas ambientales. Uno de ellos hizo la primera evaluación de daños marinos en el costero estado de Vargas, que quedó semidestruido por la catástrofe, con sus playas y puerto inundados de lodo.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia participó en la delicada tarea de ayuda a niños y niñas afectados por la catástrofe, y puso en marcha seis proyectos, que van de la identificación y registro, a la rehabilitación.
En el campo sanitario, la Organización Panamericana de la Salud habilitó una "sala de situación" para entregar información constante sobre aspectos como la vigilancia epidemiológica y el manejo de medicinas.
Por su parte, el Programa Mundial de Alimentos anunció que dispuso de fondos por cinco millones de dólares para apoyar durante cinco meses a 110.000 damnificados. (FIN/IPS/lc/ag/dv/00