VENEZUELA: Educación y salud bajo el signo de la tragedia

El estado de alerta en los sectores de salud y educación es la secuela más reciente de la peor catástrofe de Venezuela, que hace tres semanas dejó una estela de muerte y destrucción.

Unos 50.000 alumnos fueron afectados por la tragedia que ocasionaron las constantes lluvias, cifra que desafía al Ministerio de Educación frente a la reanudación de clases el lunes próximo, tras el receso navideño.

Entretanto, el Ministerio de Salud declaró formalmente esta semana un estado de alerta para mantener operaciones de vigilancia ante el riesgo de epidemias.

La situación enfrentada en esos dos frentes es sólo una de las primeras manifestaciones de la desafiante situación que enfrenta Venezuela, obligada a reconstruir zonas afectadas por la catástrofe o reubicar a quienes ya no tienen donde regresar.

Las lluvias fuera de estación que arreciaron la madrugada del 16 de diciembre provocaron inundaciones y deslizamientos. El costero estado de Vargas, 40 kilómetros al norte de Caracas, quedó casi destruido por avalanchas de agua, lodo y piedras.

No existe un cálculo definitivo de víctimas, aunque se habla de un número que oscila entre 5.000 y 30.000. Y unas 150.000 personas resultaron damnificadas.

La reconstrucción tendrá un costo multimillonario en vista de los grandes destrozos de infraestructura, mientras que la reubicación de personas que vivían en zonas de riesgo plantea el reto de crear asentamientos planificados con servicios y opciones laborales.

"La vida va a continuar, tiene que continuar", planteó este jueves el ministro de Educación, Héctor Navarro, quien encabeza una cruzada para que ningún niño quede fuera de las escuelas, lo cual implica conseguir cupo para los damnificados.

En Vargas, donde vivían casi 400.000 personas, quedaron completamente destruidas 35 escuelas, mientras que un centenar presentan daños graves.

Navarro admitió que en materia de educación será necesario revisar el presupuesto inicialmente considerado para el 2000, pues el costo de reparación de los daños será grande, y dijo que Venezuela espera contar con la cooperación de organismos multilaterales para afrontar este gasto.

Frente a la reanudación de clases, también fue necesario desalojar decenas de escuelas públicas y privadas que habían sido habilitadas como refugio para damnificados, acelerando los planes de reubicación.

En el sector salud, la decisión de declarar un estado de alerta en los servicios de epidemiología tiene que ver con la intención de prevenir el brote de enfermedades en los refugios de damnificados o en zonas devastadas.

"Estaremos vigilantes", aseguró el ministro de Salud, Gilberto Rodríguez, al confirmar la alerta el jueves.

Hasta ahora no ha habido epidemias, fuera de algunos problemas de diarrea o sarna en los albergues de damnificados, pero las autoridades temen que la catástrofe impulse el resurgimiento de endemias como dengue, malaria o encefalitis equina.

Los especialistas en epidemiología del Ministerio de Salud plantearon que los desplazamientos de población también pueden causar la difusión de enfermedades, y por ese motivo la alerta afecta a todo el territorio del país.

En el caso de Vargas, el plan contra las epidemias comienza por planes de saneamiento ambiental y de abastecimiento de agua potable para la población que decidió permanecer allí tras la catástrofe.

También han debido ponerse en marcha algunos operativos para controlar sustancias tóxicas derramadas en el malogrado puerto marítimo de La Guaira, en el estado Vargas. (FIN/IPS/lc/ag/dv/00

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