El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) consideró el intercambio de prisioneros de guerra entre Uganda y Sudán como un paso hacia la paz en la región africana de los Grandes Lagos.
El primer grupo de 75 ugandeses que habían sido secuestrados por rebeldes de Uganda en el interior de Sudán regresarán a sus hogares a corto plazo.
"Unicef aprecia mucho todo lo que hizo el gobierno de Sudán para garantizar el éxito de esta primera etapa del proyecto", declaró Carol Bellamy, directora ejecutiva de Unicef.
"Pero no puede haber descanso hasta que se realicen todos los esfuerzos para determinar el destino de los que murieron, y así poner fin a la terrible situación de sus familias", agregó.
Sin embargo, Unicef no pudo confirmar si entre los prisioneros se encuentran 30 muchachas secuestradas en 1996 en la escuela Universitaria St. Mary, en la ciudad norugandesa de Aboke, cuyo caso llamó la atención internacional hacia los secuestros por los rebeldes.
El primer paso hacia la liberación de prisioneros lo dio Uganda, cuando el día 10 liberó a unos 72 soldados sudaneses, sólo días después que el presidente Yoweri Museveni y su homólogo sudanés Omar al Bashir firmaran en Nairobi un acuerdo de paz mediado por el ex presidente estadounidense Jimmmy Carter.
Los 72 formaban parte de un grupo de 114 soldados capturados por las Fuerzas de Defensa del Pueblo de Uganda (UPDF) mientras peleaban junto al insurgente Ejército de Resistencia del Señor (LRA) en el distrito de Kitgum, sobre la frontera común, en 1997.
El primer grupo, de 42 personas, fue liberado en 1998 a cambio de dos prisioneros de guerra ugandeses capturados en el sur de Sudán.
La captura confirmó el apoyo de ambos gobiernos a los disidentes del otro país.
Los 72 presos en la prisión de máxima seguridad de Makindye, en la capital Kampala, fueron transportados de vuelta a Sudán por la Cruz Roja.
En el tratado de Nairobi, Sudán y Uganda acordaron normalizar las relaciones rotas en 1995, cuando ambos vecinos casi se enfrentaron en guerra. El contacto bilateral sólo tenía lugar a través de terceros países.
Los dos gobiernos se comprometieron a dejar de respaldar a los rebeldes del otro y a devolver los prisioneros de guerra.
Uganda también prometió dejar de apoyar al Ejército de Liberación Popular de Sudán (SPLA), que desde 1983 lucha por la autodeterminación del sur, de mayoría cristiana.
"Sudán se comprometió a desarmar a todos sus grupos terroristas. Como nosotros no tenemos grupos terroristas, nos comprometimos a liberar a todos los prisioneros políticos", declaró el canciller ugandés Amama Mbabazi, quien participó de las negociaciones.
A cambio, Uganda espera que Jartum libere a todos los menores secuestrados por el LRA y deje de apoyar a sus disidentes.
Según Unicef, al menos 5.000 niños y adolescentes ugandeses permanecen en Sudán, aunque no se sabe el número exacto de los menores secuestrados en los últimos años por el LRA.
"Veremos cuán comprometidos están con la paz tras la liberación de todos los prisioneros", expresó el ministro ugandés de Defensa, Stephen Kavuma.
El LRA comenzó su guerra contra el gobierno de Uganda en 1996, el mismo año en que Museveni llegó al poder. Sus ataques se han caracterizado por secuestros, incendios y saqueos de aldeas y localidades en el norte del país.
Agencias humanitarias de la región afirmaron que algunos niños secuestrados de sus hogares en el norte de Uganda fueron obligados a marchar hacia campamentos de Sudán. En el camino, muchos murieron de enfermedades o de hambre.
Algunos secuestrados que lograron escapar relataron historias de horror sobre niños obligados a participar en actos brutales, como matar a golpes o a machetazos a otros menores secuestrados que intentaron escapar, como parte de su iniciación en la vida rebelde.
Aquellos que sobreviven son forzados a unirse a los rebeldes en su lucha contra el ejército ugandés, llevar cargas o ser sirvientes personales, mientras las niñas y adolescentes son convertidas en esclavas sexuales.
El intercambio de prisioneros es el primero de una serie de pasos positivos en el marco del acuerdo de Nairobi, conducentes a la plena restauración de las relaciones diplomáticas entre ambos países.
La semana pasada, un grupo de técnicos de ambos países se reunieron por segunda vez en Nairobi con el fin de estudiar los detalles de un acuerdo para preparar el intercambio de personal diplomático en febrero.
Los rebeldes ugandeses rechazaron el acuerdo con el argumento de que no participaron en las negociaciones, y esto es un revés para el proceso, señaló Mbabazi, quien el día 11 encabezó una delegación que visitó Jartum para evaluar el progreso del acuerdo.
Desde principios de año, los rebeldes del LRA se unieron a sus pares del oeste de Uganda, las Fuerzas Democráticas Aliadas, e intensificaron sus ataques contra el ejército ugandés, dando muerte a más de 60 personas. (FIN/IPS/tra-en/man/mn/mlm/ip/00