UGANDA: Mutilación genital femenina está lejos de desaparecer

La mutilación genital femenina aún es una práctica generalizada entre los sabini del este de Uganda, a pesar de los esfuerzos del gobierno, los países donantes y los líderes comunitarios para eliminar este ritual tradicional.

Las estadísticas de la Asociación de Planificación Familiar de Uganda y del Programa de Salud Reproductiva, Educativa y Comunitaria (REACH), muestran que la tendencia está lejos de desaparecer. Sin embargo, los funcionarios del gobierno se mostraron sorprendidos con los resultados.

Las encuestadas fueron jóvenes de 14 a 30 años del distrito de Kapchorwa, 480 kilómetros al este de Kampala. Todas ellas fueron mutiladas entre diciembre de 1998 y enero de 1999.

Esa región está poblada por los sabini, la única etnia de Uganda que sigue practicando la mutilación genital femenina con la creencia de que reduce la promiscuidad de las mujeres casadas.

La práctica consiste en cortar el clítoris y parte de los labios vaginales a las mujeres, y luego coser toda la zona para dejar una abertura muy estrecha.

El ritual se realiza cada dos años. El último fue en diciembre de 1998, y el próximo será en ese mismo mes del 2000.

Se descubrió que 193 o 3,3 por ciento de las 5.762 muchachas que viven en el distrito de Kapchorwa, en el condado de Tingey fueron sometidas a la mutilación genital femenina, y en el condado de Kween las mutiladas fueron 473, o 13,5 por ciento del total de 3.027.

"Los descubrimientos son sorprendentes e indican que el problema está lejos de haber sido eliminado. Podría incluso empeorar, así que debemos redoblar los esfuerzos", exhortó Charles Opio, comisionado de distrito del gobierno.

El gobierno intensificó la campaña contra esta práctica hace dos años, junto con un grupo nacional llamado Asociación de Mayores Sebei. Se calcula que el total de mutilaciones disminuyó cerca de 40 por ciento desde 1996.

La mutilación genital femenina se practica en 27 de los 53 países de Africa, y en algunos, más de 90 por ciento de las mujeres sufrieron dicha operación.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que cerca de 100 millones de mujeres y niñas africanas fueron sometidas a algún tipo de mutilación genital.

El instrumental que se utiliza en Uganda es bastante primitivo, como trozos de metal afilado o cuchillos. Las encargadas de realizar la mutilación suelen ser ancianas entrenadas en la tribu.

"Tienen mucha experiencia en la tarea y la llevan a cabo desde hace muchos años", explicó Joseph Chepsikor, un líder comunitario del distrito.

Antes de ser mutiladas, las muchachas reciben regalos y deben participar en varios rituales. Se les enseña que ningún hombre se casará con ellas si no son "iniciadas a través de la circuncisión". Las que ya están casadas dejan sus hogares para que las mutilen.

Cuatro días antes de ser mutiladas, las muchachas se pasean por los pueblos visitando familiares que las consuelan y les hacen regalos. El ritual se hace temprano en la mañana, en el hogar de cada una.

La muchacha debe acostarse sobre un colchón y abrir bien las piernas. La "cirujana" se arrodilla y, con el cuchillo en una mano, estira el clítoris con la otra antes de cortarlo.

Después del corte, la anciana aplica un medicamento de hierbas en la herida. La chica mutilada, que no debe llorar, se levanta y camina hasta algún lugar cercano donde permanecerá varios meses, hasta curarse.

Llorar durante la mutilación se considera una muestra de cobardía y se cree que le trae mala suerte a la familia.

"Fui circuncidada a los 13 años, y creía que si no lo hacía nadie se casaría conmigo. Usaron el mismo cuchillo para varias muchachas. Hoy no se lo puedo permitir a mis hijas porque, entre otros problemas, está el del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida)", relató Jane Chelino, una enfermera de REACH.

Chelino explicó que tuvo dificultades en los partos de sus cuatro hijos debido a la mutilación.

La cruzada contra dicha práctica tuvo su mejor momento en 1996, cuando una mujer, Jane Francis Kuka, fue designada ministra de Género y Desarrollo Comunitario.

Kuka expresó su rechazo hacia la mutilación genital femenina desde que fue nombrada y movilizó a las mujeres de Kapchorwa a manifestarse contra una práctica que no hace mucho se consideraba una tradición.

"Me negué a que me mutilaran y todos pensaron que nunca me casaría. Pero tengo un matrimonio feliz e hijos", declaró la ministra, que tuvo un reconocimiento de las Naciones Unidas en 1997 por su lucha contra la mutilación genital femenina.

Kuka también inició una campaña en los centros de enseñanza para que las muchachas rechacen la práctica.

La consecuencia de sus esfuerzos, junto con los de REACH, la Asociación de Planificación Familiar, la Asociación de Mayores y el gobierno, fue que 150 estudiantes mujeres enviaron una carta a la secretaría general de las Naciones Unidas en 1997 pidiendo ayuda para que no las mutilaran.

La respuesta de la directora del Fondo de las Naciones Unidas para la Población, Nafis Sadik, fue proteger a las muchachas y prometer ayuda para intensificar la lucha contra dicha práctica.

Pero a pesar de los esfuerzos, los tradicionalistas del distrito aún no se convencen de que la mutilación genital femenina es una práctica mala para la salud, advirtió el comisionado Opio.

En diciembre "es el período de circuncisión. Así que tenemos mucho trabajo hasta ese momento, para poder bajar el número" de muchachas mutiladas, anunció. (FIN/IPS/tra-en/po/mn/ceb-mlm/hd/00

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