La tensión causada por la crisis económica, la transición del sistema socialista a una economía de mercado y los consiguientes trastornos sociales determinaron una constante disminución de la población rusa desde el colapso de la Unión Soviética, en 1991.
Expertos rusos e internacionales previnieron que la rápida reducción demográfica significa una nueva amenaza para el futuro del país.
"Es obvio que el problema de la población en Rusia parece tener dimensiones especiales en comparación con otros países", destacó Philippe Elghouayel, representante del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Moscú.
"La incomprensión y confusión acerca del tema llevan al manejo político del problema, lo cual tiene un impacto negativo en la búsqueda de soluciones", declaró.
La baja natalidad combinada con la alta mortalidad determinaron en los últimos siete años el constante descenso de la población, que ahora asciende a 146 millones de personas.
La cantidad de decesos supera los nacimientos en un promedio de 1,6 veces, y en 2,7 veces en algunas regiones particularmente deprimidas. La mortalidad fue más alta en regiones centrales como Ivanovo, Novgorod, Pskov, Tula, Tver y Ryazan.
La relación entre natalidad y mortalidad se revirtió entre 1989 y 1995. Los decesos anuales aumentaron de 1,6 a 2,2 millones en ese período, mientras los nacimientos disminuyeron de 2,2 a 1,4 millones.
Desde la desintegración de la Unión Soviética, la población rusa disminuyó en 1,2 millones de personas.
Esta disminución fue contrarrestada por la inmigración de rusos procedentes de otras repúblicas ex soviéticas a un promedio anual calculado en 300.000 personas.
En mayo de este año, el presidente ruso Boris Yeltsin fue interpelado en el parlamento, y se lo acusó, entre otras, de "genocidio" contra la nación por aplicar políticas que destruyen la economía y reducen la expectativa de vida.
Sin embargo, algunos expertos rusos señalaron que la reducción demográfica del país comenzó mucho antes de las reformas económicas de los años 90.
"Las familias rusas empezaron a tener menos hijos desde los años 30 y, en forma más acentuada, en los 60", apontó Andrei Volkov, jefe del Departamento de Demografía de la Comisión Estatal de Estadísticas.
Muchas familias rusas que afrontaban un futuro incierto decidieron no tener más hijos. El promedio de bebés nacidos de cada mujer rusa es de 1,26. Los expertos opinan que la cifra debería ser al menos de 2,15 para mantener estable el índice nacional de crecimiento demográfico.
También los demógrafos culpan de la alta mortalidad y el bajo índice de nacimientos a la crisis económica, la dolorosa conversión a la economía de mercado y el agudo deterioro en la atención de la salud.
El aumento de fallecimientos fue atribuido también a los efectos del alcoholismo generalizado. En los últimos años, la expectativa de vida de los rusos bajó a niveles muy inferiores a los de otras naciones industrializadas.
La expectativa de vida promedio para un hombre ruso es de 59 años, en comparación a los 74 de la Unión Europea. Las cifras para las mujeres, que beben y fuman mucho menos, son mucho mejores, 72 años, si bien lejanas al nivel occidental.
"Rusia afronta una situación aguda a corto plazo", sostuvo Elghouayel. "Es muy importante que el gobierno dé prioridad al tema de población y financiar proyectos, pero no es así".
El grueso del sistema ruso de salud todavía debe ser privatizado, y millones de médicos y enfermeras, que siguen siendo empleados públicos, reciben sueldos miserables y sufren de atrasos crónicos en los pagos.
Los temas de población y desarrollo son inseparables, afirmó Inga Grebescheva, directora de la Asociacion Rusa de Planificación Familiar.
"Estamos viviendo en una situación de emergencia socioeconómica y actualmente hay el doble de niños en orfelinatos, comparado con el final de la segunda guerra mundial", declaró a IPS.
El último informe de la Comisión Estatal de Estadísticas advirtió que si la situacion no cambia, la población rusa disminuirá en 5,1 millones en el 2005 y algunas proyecciones sugieren que caerá en 80 millones en el 2050.
"No hay esperanzas de mejorar la situación en las próximas dos décadas", dijo Anatoly Vishnevsky, director del Centro de Demografía en la Academia de Ciencias.
"La población rusa no corresponde al vasto territorio del país. La única manera factible de encarar este problema es una inmigración controlada, y la sociedad debe pensar sobre la cuestión para desarrollarse en los próximos 100 años", expresó. (FIN/IPS/tra-en/sb/ak/ego/mlm/pr/00