La tala comercial pone en peligro la supervivencia de cuatro tribus que decidieron vivir en aislamiento voluntario en la selva del Amazonas de Perú, advirtieron en la capital de Estados Unidos dirigentes indígenas de esa nación sudamericana. Los líderes informaron a las organizaciones ambientalistas estadounidenses que el gobierno de Perú está en proceso de conceder licencias de explotación maderera a compañías extranjeras y nacionales en el departamento sudoriental de Madre de Dios. Si se permite la explotación maderera en esa zona, la forma de vida y cultura de las tribus mashco-piros, amahuaca, yaminahua y yora corre serio peligro y hasta podría extinguirse como ocurrió con otros grupos del Amazonas, afirmaron. Las tribus, que rechazan todo contacto con el mundo moderno, se verán expuestas a nuevas enfermedades y afrontarán la destrucción de su ambiente si las compañías madereras invaden esa área biológicamente rica, dijo Jeremías Sebastian, de la comunidad indígena de Monte Salvador, en Madre de Dios. "Cientos de años atrás, cuando llegaron los españoles, nos despojaron de nuestros derechos como pueblos indígenas, y ahora las grandes compañías madereras también están usurpando nuestros derechos", afirmó Sebastian.
La explotación de recursos naturales y la colonización llevó a la muerte a muchos pueblos indígenas que vivían aislados en el Amazonas peruano, apuntó Antonio Iviche, titular de la Federación Nativa de la Región de Madre de Dios (FENAMAD).
Las tribus kugapakori-nahuas y yora perdieron más de la mitad de su población por enfrentamientos violentas y enfermedades sencillas como la gripe, a raíz del contacto con madereros y trabajadores petroleros, dijo.
"Es por eso que las tribus se han aislado. No quieren desaparecer…", expresó Iviche en Washington.
La actual controversia sobre las concesiones madereras comenzó en julio de 1998 cuando una oficina local del Ministerio de Agricultura peruano otorgó ilegalmente licencias para la explotación maderera fuera de su distrito, en regiones habitadas por las tribus, explicó Lily la Torre López, una abogada de FENAMAD.
La Compañía Forestal e Industrial Tahuamanu y la Compañía Newman Lumber, con sede en Mississippi, obtuvieron concesiones para talar cedro y nogal, apuntó.
Después de que FENAMAD llevó la cuestión a la atención pública, el gobierno federal inició una investigacion y prohibió la tala en la zona.
Grupos indígenas demandaron que el gobierno declare esa zona, donde viven las tribus, "intocable" o de acceso prohibido.
Allí se construyeron cerca de 10 kilómetros de caminos de tierra no autorizados para transportar madera, lo cual hace temer que mineros, compañías petroleras y otras formas de explotación de los recursos naturales accedan al lugar, según manifestó Iviche.
En septiembre, la oficina agrícola de Madre de Dios informó a FENAMAD que el área declarada como territorio de las tribus aisladas se superponía a la aprobada por el Instituto Peruano de Recursos Naturales como "Zona de Extracción Forestal".
En respuesta a la creciente amenaza de las madereras, FENAMAD intensificó su campaña para defender la tierra a través de acciones conjuntas con instituciones y organizaciones nacionales e internacionales.
El gobierno peruano está ahora en proceso de otorgar la aprobación definitiva a la explotación maderera en el área, según Torre Lopez. "Nos encontramos en un momento crucial", agregó.
Los líderes tribales esperan lograr el mismo éxito que se adjudicó FENAMAD en 1996, cuando presionó eficazmente al gobierno para que cancelara un contrato que había pactado con un consorcio liderado por la firma petrolera Mobil para explorar petróleo en el lugar.
Cuando se le preguntó a la abogada por qué no entablaba un litigio por los derechos de la tierra, respondió que la justicia peruana es corrupta.
"Habría sido una causa perdida. Es por eso que los pueblos indígenas han optado por luchar a través de organizaciones y presionar directamente al gobierno", explicó.
Durante su visita a Washington, los líderes indígenas se reunieron con funcionarios del Departamento de Estado (cancillería), el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA).
El BID financió un proyecto de demarcación para ser llevado a cabo por el gobierno peruano y los grupos indígenas.
La iniciativa indicará en qué zonas se prohibirá la extracción de recursos y en cuales se establecerán reservas protegidas, declaró Wray Perez Ramirez, director de la Asociación de Desarrollo Interétnico, la mayor entidad nacional indígena de Perú.
Si bien el proyecto fue elogiado por su intento de resolver las diversas preocupaciones indígenas, Torre López dijo que básicamente había sido "arrinconado por la burocracia" en Lima.
El Banco Mundial coordina un proyecto similar por 10 millones de dólares que pretende establecer cinco áreas protegidas para las tribus que serían coadministradas por los grupos indígenas y el gobierno.
Si bien está de acuerdo con esos esfuerzos, Sebastián criticó las medidas gubernamentales previas para demarcar las tierras.
Expresó que si bien el ejecutivo federal estableció parques nacionales como el Manú, cercano a Madre de Dios, las comunidades indigenas que vivieron allí durante siglos vieron negado su acceso al parque.
"Otrora fueron nuestras tierras ancestrales, pero ahora los turistas pueden entrar en ellas y nosotros no", se lamentó Sebastián.
Tras encontrarse con las instituciones en Washington, los líderes tribales irán esta semana a la sede de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York.
"Es muy importante que gente de otros países presione al gobierno peruano para que nos escuche y garantice la supervivencia de esas tribus intactas", dijo Iviche. (FIN/IPS/tra- en/dk/ks/ego/aq/hd-en/00