PERU: Exportación descontrolada de plantas medicinales nativas

La falta en Perú de un marco legal preciso para la exportación de plantas medicinales nativas priva a las comunidades indígenas de sus derechos ancestrales, al tiempo que impide el desarrollo de la industria farmacéutica nacional.

La última ley aprobada en la materia prohíbe la exportación en bruto de las especies botánicas más importantes de la farmacopea nativa peruana, pero comerciantes sin escrúpulos burlan la norma vendiendo al exterior las plantas con mínimo o ficticio valor agregado.

Mientras, laboratorios transnacionales envían investigadores a los países en desarrollo de mayor diversidad biogenética de América, Africa y Asia, con el cometido de obtener información sobre plantas curativas tradicionales, desconocidas por la industria occidental.

En algunas zonas del Sur en las que existieron o existen culturas indígenas muy desarrolladas, como en el actual territorio de Perú, la sabiduría ancestral incluye conocimientos sobre virtudes curativas de vegetales que las transnacionales están dispuestas a explotar en gran escala.

Los laboratorios envían médicos, sociólogos y otros expertos para obtener información sobre plantas curativas tradicionales, desconocidas por la farmacopea industrial.

Los investigadores extranjeros rastrean la tradición oral de las comunidades nativas, en especial a través de los "chamanes", depositarios de la sabiduría ancestral indígena.

Hasta 1999, los laboratorios norteamericanos, europeos o japoneses podían exportar de forma libre y masiva (a veces depredatoria) raíces, tallos, frutos u hojas en bruto, sin valor agregado.

Pero en julio de 1999 se promulgó una ley que prohibe la exportación sin valor agregado de algunas de las especies botánicas de valor curativo reconocido, que eran objeto de extracción excesiva, a instancias de laboratorios extranjeros.

La norma comprende a las dos plantas medicinales más conocidas de la farmacopea indígena peruana: la "uña de gato" y la "maca", y se estudia su expansión para que cubran igualmente al "yacón" y la "para-para".

La uña de gato es una planta amazónica cuya corteza contiene sustancias que fortalecen el sistema inmunológico humano.

La maca es una planta pequeña, que crece en las zonas más altas de la región andina peruana y cuyo bulbo tiene alto valor nutritivo y propiedades energizantes, reconocidas por la Agencia Nacional para la Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA), que la incluyó en dietas de astronauta.

El yacón, tradicional edulcorante en algunas comunidades nativas, tiene también virtudes prebióticas, según David Campos, del Instituto de Desarrollo Agroindustrial de la Universidad Nacional Agraria.

"El consumo del yacon favorece la producción de bífidobacterias, que inhiben la acción de algunos compuestos de efecto cancerígeno. El yacon no cura el cáncer de colon, pero lo previene", afirmó Campos.

"También evita la acumulación de grasa (hiperlipemia), y con ello la de colesterol, principal causante de las enfermedades coronarias" concluyó.

La para-para es una planta de la selva amazónica de efectos afrodisiacos, pues "despierta el apetito sexual, estimula generación de espermatozoides en los varones y tonifica los ovarios femeninos", según el médico Manuel Fernández, presidente del Centro de Investigación de Medicina Tradicional.

El caso de la uña de gato es el más claro sobre las consecuencias de una explotación industrial descontrolada, que no beneficia a las comunidades nativas que descubrieron sus propiedades curativas ni supone beneficios económicos para país de origen.

La uña de gato es utilizada con eficacia en el tratamiento de varios tipos de cáncer e incluso del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida). La planta fue objeto de exportación masiva y dos laboratorios europeos la patentaron en sus respectivos países, atribuyéndose su propiedad intelectual.

En 1993, se exportó a Estados Unidos 200 kilogramos de corteza de uña de gato sin procesar, volumen que se elevó en 1994 a 20.000 y en 1999 a más de 800.000.

Varios laboratorios peruanos, uno de ellos perteneciente a la Universidad Católica de Lima, habían comenzado a exportar corteza de uña de gato procesada en forma de comprimidos, pero entraron en crisis en 1998 porque los laboratorios de Estados Unidos que los fabricaban desde 1996 los desplazaron del mercado.

La desprotección de la industria peruana no fue el único problema, pues se sumó la depredación de la especie, como se denunció en el Primer Encuentro Regional de Medicina Tradicional celebrado en octubre de 1999 en Yarinacocha, en la selva central peruana.

Percy Hernández, gerente del Consorcio de Plantas Medicinales, denunció el riesgo de extinción de la uña de gato por la extracción incontrolada y depredatoria.

"Antes podíamos adquirir uña de gato en Huánuco, pero se acabó. Pasamos a comprarla a Tingo María, luego a Auaytía y Pucallpa, pero ya se está agotando y ahora estamos buscándola en Rioja y Contamana, a 400 kilómetros de distancia de Huanuco", dijo Hernández.

"Las plantaciones se están extinguiendo. No funcionan los planes de siembra de dos millones de plantones de uña de gato que, con una inversión de 25 millones de dólares, debía efectuar el Instituto de Reforestación Nacional", comentó.

El comerciante Iván Esteves, otro de los expositores de la reunión en Yarinacocha, señaló que la uña de gato "se está barateando", pues el kilogramo se paga en la selva a dos centavos de dólar, y en Lima a 28 centavos.

"En Europa, un frasco de 100 cápsulas de 300 miligramos se vende en 18 dólares. Es cierto que tiene valor agregado, pero el precio de exportación debería situarse entre tres y cinco dólares" el kilogramo, sostuvo Esteves.

Otra consecuencia de la extracción y exportación descontrolada de la uña de gato es el relativo desprestigio que sus vendedores sufrieron en los últimos dos años por incumplimiento en las ventas concertadas y por el empleo de variedades botánicas de menor efecto curativo.

Javier Reategui, presidente del Comité Agropecuario de la Asociación de Exportadores, destacó la necesidad de que las normas legales en preparación también incluyan un riguroso control de calidad de las plantas curativas tradicionales comercializadas en el exterior. (FIN/IPS/al/mj/dv he/00

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