Organizaciones de derechos humanos de Namibia temen que la guerra civil de Angola se extienda hasta este vecino país luego de que el gobierno permitiera que fuerzas angoleñas operen desde su territorio.
Un mes después del ingreso de soldados angoleños a territorio namibio, un grupo de disidentes armados atacó a un vehículo que circulaba por la autopista TransCaprivi, causando la muerte de tres jóvenes franceses.
Los muertos son Michel, de 18 años, Aurélie, de 15, y Cécile, de 10. El padre, Claude Bidoin, de 41 años, y la madre, Brigitte Bidoin, de 40, sufrieron graves lesiones en el ataque del día 4.
La escocesa Syma Jamil, de 25 años, y el namibio Thomas Aiyambo, de 32, también recibieron heridas graves.
Los habitantes de la frontera con Angola fueron atacados en repetidas ocasiones desde que las fuerzas angoleñas se instalaron en este país, y la mayoría huyó a Botswana.
El gobierno desmintió los rumores de que se hayan construido instalaciones militares en Kavango y Caprivi desde que anunció su apoyo a la ofensiva del gobierno de Angola contra los rebeldes de la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), hace un mes.
Gwen Lister, editora del influyente diario en inglés The Namibian, sostuvo que fue un error permitir el ingreso de tropas angoleñas porque Namibia correrá peligro de ser blanco de ataques de venganza.
"Pero a la vez, si nuestro gobierno cree que esto es lo correcto, entonces está muy bien que lo haga, pero debería asegurarse de que su estrategia sea clara, y de que todos conozcan los riesgos que implica", agregó.
Lister instó al gobierno a proveer de guardias armados a los turistas, a fin de minimizar la posibilidad de ataques rebeldes.
El gobierno debería poner en marcha ciertos mecanismos para asegurarse de que haya el menor número de muertes civiles posible, y de que la vida y la economía del nordeste del país, agitado por el conflicto, no se vean demasiado afectadas, recomendó.
Henning Melber, director de la Unidad de Investigación sobre Política Económica de Namibia, sostuvo que, aunque se acuse a los rebeldes de UNITA por las atrocidades ocurridas al nordeste del país, "nosotros (los namibios) compartimos la responsabilidad de lo ocurrido porque el país abandonó su neutralidad".
Se rumorea que las atrocidades ocurridas en el nordeste no fueron perpetradas por los rebeldes de UNITA sino por las fuerzas del gobierno de Angola, que en su mayoría no reciben salarios por sus servicios.
Los medios informaron que las tropas angoleñas, que luchan contra las milicias rebeldes desde que el país se independizó de Portugal en 1975, aterrorizan a los residentes de la frontera exigiéndoles alimentos y cerveza.
La Sociedad Nacional por los Derechos Humanos de Namibia declaró que se les hizo creer a los ciudadanos que la llegada de las fuerzas del gobierno de Angola al nordeste del país reforzaría la seguridad y la estabilidad en la frontera común.
"Sin embargo, apenas llegaron esas fuerzas, las violaciones a los derechos humanos, similares a las de Angola, aumentaron en forma considerable en comparación con el período anterior a la llegada de las tropas angoleñas", declaró el director de la Sociedad, Phil ya Nangolo.
UNITA desmintió su participación en el ataque de la noche del lunes, y también negó todo vínculo con los abusos a los derechos humanos cometidos contra los namibios de la frontera con su país.
El representante de UNITA en Ginebra, Joao Vahekeni, aseguró que su movimiento ha sido "buen vecino de Namibia durante más de 20 años".
"UNITA es el chivo expiatorio. Es el MPLA (gobernante Movimiento Popular para la Liberación de Angola) el que roba y mata a personas inocentes", acusó Vahekeni.
La televisión nacional mostró el martes de noche a los "voluntarios" del MPLA bebiendo cerveza y vendiendo ganado y productos caseros confiscados a los pobladores.
Algunos soldados declararon que se habían ofrecido para lograr la paz en Angola pero que nunca se les había pagado un centavo. Por eso, tuvieron que buscar medios para sobrevivir.
La televisión mostró también que las fuerzas del MPLA matan al ganado que dejan abandonado los habitantes de la zona norte de la frontera al huir.
El presidente de la Asociación de Viajes y Safaris de Namibia, Dieter Glaue, sostuvo que las fuerzas del gobierno namibio parecen haber perdido el control en las regiones de Kavango y Caprivi.
Glaue instó al gobierno a investigar los motivos de la convulsión sin perder el respeto por los derechos humanos y a presentar "un plan de acción claro y transparente" para retomar el control de la región.
La Sociedad sostuvo que hay pruebas irrefutables de que muchos namibios, en su mayoría estudiantes que desertaron y desempleados, aceptan ser mercenarios para el gobierno del MPLA.
"El principal centro de reclutamiento y entrenamiento de mercenarios es Calais, un pueblo angoleño situado al norte de Rundu, unos 700 kilómetros al norte de Windhoek", declaró hace poco la Sociedad.
"Las fuerzas de Angola ocuparon hace poco el pueblo, después de la retirada de UNITA. Informantes de derechos humanos y de la policía sostienen que el reclutamiento y entrenamiento de mercenarios cuenta con la participación activa del gobierno de Namibia", denunció.
"Esta mercenarización y militarización sin precedentes en la sociedad namibia amenaza gravemente la seguridad y el desarrollo pacífico, democrático y sustentable del país. También podría significar el incremento de los crímenes y la proliferación de las armas pequeñas y ligeras en la región subsahariana", advirtió.
Los líderes tradicionales y de los gobiernos locales pidieron al presidente de Namibia, Sam Nujoma, que declare el estado de emergencia en Kavango y Caprivi a fin de calmar la agitación. (FIN/IPS/tra-en/tm/mn/ceb/aq/ip/00