NACIONES UNIDAS: Pago parcial de deuda de EEUU produjo superávit

Por primera vez en más de una década, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) comenzó un año con superávit. Estados Unidos pagó en diciembre parte de sus cuotas atrasadas, y la ONU terminó 1999 con 100 millones de dólares en el banco.

Esa situación no durará mucho. Joseph Connor, subsecretario general de la ONU para Administración, dijo que el dinero será usado de inmediato para pagar deudas que la ONU contrajo con Estados miembros por sus contribuciones a misiones de mantenimiento de la paz.

Connor declaró que la ONU aún debe 749 millones de dólares a países que contribuyeron con tropas a las misiones de paz y pagaron sueldos sin ser compensados por el foro mundial.

Esa deuda "no seá amortizable" si Estados Unidos, Rusia y Ucrania, los tres mayores deudores de la ONU, no pagan todo lo que deben.

Durante 1999, 122 de los 188 estados miembros pagaron por completo sus deudas.

Estados Unidos llegó a estar tan atrasado en el pago de sus cuotas que se manejó la posibilidad de que perdiera su derecho a votar en la Asamblea General de la ONU.

Bajo presión, Washington entregó al foro mundial en diciembre cheques por un total de 352 millones de dólares. Ese pago fue suficiente para retener el derecho al voto, pero tanto aquella amortización como las que aún debe efectuar están sujetas a muchas condiciones impuestas por el Senado estadounidense.

La ONU fue obligada a prescindir de personal y a elaborar presupuestos sin aumento del gasto para recibir el pago de diciembre. La siguiente serie de condiciones, aun más difícil de cumplir, incluye una rebaja del aporte estadounidense al presupuesto básico, del actual 25 por ciento al 22 por ciento.

Estados Unidos pide además que se reduzcan sus contribuciones a las fuerzas de paz, del 31 al 25 por ciento, y que la ONU no reclame más pago que el del total de 926 millones de dólares aprobados por el Congreso.

La ONU calcula que Estados Unidos le debe 1.175 millones de dólares, indicó Connor.

El embajador estadounidense Richard Holbroke dijo que la rebaja del aporte anual básico de Estados Unidos sería sólo de 38 millones de dólares, los cuales podían ser cubiertos mediante el aumento de las cuotas de otros países.

El aporte de los Estados miembros se establece a partir de numerosos factores, entre los cuales el más importante es la riqueza total de cada nación, y Holbrooke señaló que la escala no ha sido ajustada desde 1972.

La ONU se maneja con presupuestos bienales, y los últimos tres han marcado una tendencia decreciente.

El presupuesto para el período 2000-2001, aprobado por consenso el 23 de diciembre por la Asamblea General, en sus últimas horas de sesión de 1999, asciende a 2.535 millones de dólares.

Eso representó un leve incremento de tres millones de dólares en relación con el período 1998-1999, pero está considerablemente por debajo del correspondiente al período 1994-1995, el cual ascendió a 2.600 millones de dólares, incluso si se ajustan los valores considerando la inflación, apuntó Connor.

El subsecretario general afirmó que ese preseupuesto muestra una notable "disciplina financiera", pero señaló que Estados Unidos está reteniendo el pago total de los fondos aprobados por el Congreso porque no se cumplió en forma estricta su exigencia de "crecimiento cero".

Cuando el presupuesto fue aprobado, el congresista estadounidense Donald Hays apuntó que no estaba estrictamente en línea con la "disciplina presupuestaria", pero agregó que Estados Unidos estaba complacido en términos generales.

El ugandés Nelson Odaga-Jalomayo, presidente del grupo de trabajo de la ONU que discutió el presupuesto durante casi dos meses, comentó que el resultado "no fue perfecto, pero sí práctico", y que la desconformidad se repartió "en forma geográficamente equitativa".

Connor dijo que la disciplina presupuestaria se mantuvo mediante recortes del gasto en su departamento, la Administración, que permitieron leves aumentos de fondos para proyectos "prioritarios" como controles antidroga, prevención del crimen, derechos humanos, desarme y desarrollo en Africa.

La Comisión de Presupuesto produjo una montaña de documentos luego de reunirse durante varias semanas hasta altas horas de la noche. El extenuante régimen hizo necesaria la instalación de un servicio de comidas para los delegados fuera del salón de reuniones.

Los documentos trataron todo tipo de asuntos, incluyendo el aumento de la ayuda a los refugiados, la creación de un nuevo cargo en la oficina del secretario general adjunto, la remoción del amianto de la sede de la ONU y el estímulo a una mayor distribución de informes en kiswahili, un idioma africano.

La mayor parte del debate se refirió a sumas de dinero relativamente pequeñas, pero hubo cuestiones políticas importantes detrás de la disminución de otras asignaciones presupuestarias.

Por ejemplo, existe una persistente preocupación por el hecho de que la ONU no es todo lo políglota que debería ser. En el informe sobre Información Pública se pidieron más esfuerzos para distribuir material radial e impreso en los 15 idiomas ordenados por la Asamblea General.

El programa del Departamento de Desarme fue motivo de un extensa discusión. El presupuesto que ese departamento pidió para el período 2000-2001 tenía sólo cuatro por ciento de aumento, pero la forma en que describió sus planes para los próximos dos años resultó polémica.

Algunos países, y en especial Pakistán, acusaron al departamento de extralimitarse. En el fondo de la discusión estuvieron las discrepancias sobre el papel que debe desempeñar la ONU en el proceso de desarme.

La suma de los reparos y los cambios sugeridos indican que los críticos desean que el departamento priorice el desarme nuclear, minimice tareas vinculadas con armas convencionales y cuestiones regionales, y actúe en general como un pasivo conducto de información entre Estados miembros, en vez de tomar iniciativas.

Eso es exactamente lo opuesto a la intención que tuvo el secretario general de la ONU, Kofi Annan, cuando creó el Departamento de Desarme hace dos años. El programa aprobado se ajustó en su mayor parte, pese a las discusiones, a la propuesta original.

Las misiones de paz, una de las imágenes más visibles de la ONU, también fueron objeto de discusiones que se han ido resolviendo, vinculadas con la asignación de personal.

Durante los años 90, a medida que aumentaban las misiones de paz, el departamento correspondiente de la ONU se hizo cada vez más dependiente de funcionarios que trabajaban para el foro mundial pero eran pagados por los gobiernos de sus respectivas naciones.

Los países más pobres objetaron esa práctica, alegando que recargaba al departamento de personal proveniente de las naciones ricas.

Durante los últimos dos años, los funcionarios pagados por sus propios países fueron desplazados. Desde comienzos de 1990 se prescindió de 100 de esos funcionarios y se añadieron otros 40 con contratos regulares a cargo de la ONU. El proceso resultó en una pérdida neta de 60 personas para el departamento.

Sin embargo, las operaciones de mantenimiento de la paz son las únicas que se financian con dos presupuestos: uno básico y fijo, y otro específico que varía según la cantidad de misiones en curso y su magnitud.

La cantidad de misiones disminuyó entre 1996 y 1998, pero el año pasado se establecieron cuatro nuevas, y una destinada a intervenir en el conflicto de la República Democrática del Congo, uno de los más complejos en el mundo, tiene prioridad en la agenda de la ONU para el 2000. (FIN/IPS/tra-en/jw/ks/ego/mp/ip/00)

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