Estudiantes mexicanos que tienen a líderes revolucionarios como el ruso Lenin, el chino Mao Zedong y el peruano Abimael Guzmán como iconos ideológicos se atrincheraron en la mayor universidad estatal de América Latina para mantener una huelga huérfana de apoyo social.
El Consejo General de Huelga (CGH) de la Universidad Nacional Autónoma (UNAM) decidió el domingo, luego de 18 horas de caóticas deliberaciones, seguir con la huelga iniciada el 20 abril de 1999 y declarar fraudulento un plebiscito universitario que se realizó la semana pasada y en el que se exigió el fin del conflicto.
Iniciada para rechazar la decisión de subir la cuotas de inscripción, que ya fue anulada, la huelga mantiene sin clases a cerca de 300.000 estudiantes y, según las autoridades, ha provocado pérdidas por millones de dólares y el fracaso de importantes investigaciones.
Para el CGH, el plebiscito organizado por la rectoría y en el que cerca de 90 por ciento de poco más de 180.000 estudiantes, trabajadores y profesores de la UNAM pidieron el fin de la huelga y respaldaron las posiciones de la autoridades universitarias, no tiene validez, pues se hizo sin consultarlos.
Si la huelga no termina pronto, los observadores vislumbran tres escenarios: el cierre definitivo de la universidad, el fin de la huelga por desgaste y cansancio, pero sólo dentro de meses o años, o la decisión de usar la fuerza por parte del gobierno para acabar con la medida.
El rector Juan Ramón de la Fuente indicó este lunes que entregará personalmente al CGH los resultados del plebiscito y los exhortará a aceptar ese pronunciamiento y a dialogar para acabar con la huelga lo más rápido posible.
En los documentos, panfletos y pintadas que dibujan en las calles y en recintos de la UNAM, los huelguistas expresan loas al guerrillero cubano-argentino Ernesto "Che" Guevara, a las revoluciones cubana y china y al ex líder de la guerrilla peruana Sendero Luminoso, Abimael Guzmán ("Presidente Gonzalo").
"Metánse por el culo su democracia", "Marchemos por el sendero luminoso del marxismo-leninismo" y "Tendrán que matarnos a todos" son algunas de las pintadas que, según el historiador Enrique Krauze, muestran que el CGH no lucha por una "universidad popular", sino que quiere hacer una revolución.
Integrada por delegados estudiantiles de las diversas facultades y escuelas de la UNAM, pero dominada por los llamados "ultras" (radicales de izquierda), el CGH se transformó los últimos meses en un actor político importante, que se pronuncia sobre cualquier asunto de la vida nacional.
En nueve meses, el CGH consiguió derrocar a un rector, que proponía una universidad donde quienes puedan pagar lo hagan, y que el nuevo, De la Fuente, regrese las cuotas de inscripción universitaria los precios vigentes desde 1948: menos de un dólar.
Además, arrancaron a las autoridades la promesa de que en el futuro se realice un congreso universitario para establecer nuevas reglas de funcionamiento de la UNAM y que los estudiantes no sean evaluados en base a los exámenes únicos que se aplican en las demás universidades del país.
Ya no se sabe qué quiere el CGH, pues ha quedado claro que los "paristas (huelguistas) no buscan cambiar a la UNAM sino mantener una base para la transformación del país" para una revolución de izquierda, opinó el columnista del diario Reforma, Sergio Sarmiento.
Pero los huelguistas están cada vez más solos en su objetivo. Intelectuales y partidos políticos de izquierda retiraron los últimos meses su apoyo a los estudiantes, al igual que los analistas de diversas corrientes políticas y todas las encuestas indican que no tienen respaldo.
Los jóvenes incluso han recibido críticas del guerrillero Ejército Zapatista de Liberación Nacional, del estado sureño de Chiapas, al que dicen apoyar.
"Para los chavos (jóvenes) que dominan el CGH sólo hay una manera aceptable y digna de terminar con el paro: la toma violenta de Ciudad Universitaria por la fuerza pública", señaló el senador independiente Alfonso Aguilar.
"Cualquier otra solución les parece anticlimática, trivial, vergonzoza e inadmisible. Hasta ahora, las autoridades capaces de hacer eso no han querido tomarles la palabra a los paristas, no obstante la voluntad del CGH sigue inquebrantable, sin represión no hay revolución, no hay victoria, no hay gloria", agregó.
El presidente Ernesto Zedillo ha prometido que no usará la fuerza en la UNAM, pues, según dijo, se trata de un conflicto exlusivo de los universitarios. Pero las voces que exigen hacerlo se multiplican día a día.
Para rechazar las "actitudes neoliberles y represivas" del gobierno y a la rectoría de la UNAM, el CGH realizó la semana pasada un plebiscito diferente al organizado por las autoridades universitarias.
En la consulta, efectuada en las calles de la capital, sin control externo y en completa desorganización, se pronunciaron unas 600.000 personas, de los cuales 100.000 fueron universitarios y el resto ciudadanos en general. El resultado fue un sí masivo favor de la huelga, sostuvo el CGH.
La consulta del CGH fue "el fraude los fraudes", y el único camino que queda ahora a la UNAM es que los universitarios "tomemos la acción de retomar las instalaciones a través de una gran manifestación", recomendó el investigador y Premio Nacional de las Ciencias René Drucker. (FIN/IPS/dc/mj/ip ed/00