Los de indígenas de México se sienten frustrados y algunos temen por su vida luego que el Vaticano decidiera un cambio de liderazgo en el Obispado de San Cristobal de las Casas, en el sureño estado de Chiapas.
El papa Juan Pablo II ordenó el 30 de diciembre el traslado del obispo coadjuntor de San Cristobal, Raúl Vera, a una ciudad del norte del país, por lo que no sucederá a Samuel Ruiz, quien este mes se retira por límite de edad, al cumplir 75 años.
El gobierno mexicano y un sector de la Iglesia Católica, que han acusado a Ruiz en forma abierta o velada de favorecer a la guerrilla zapatista y alentar una "teología de la violencia", se muestran conformes con la salida de Vera de Chiapas.
En constraste, el grupo indígena opositor "Las Abejas", 45 de cuyos miembros fueron asesinados por paramilitares en 1997 cuando oraban en un improvisado templo de Chiapas, lamentó la salida de Vera y señaló: "No es posible que la ovejas se queden sin pastor mientras la paz no llega y se aleja".
Campesinos entrevistados por la prensa en zonas rurales de Chiapas, donde circulan Biblias e instructivos religiosos en idiomas vernáculos, expresaron frustración por los cambios en el Obispado y algunos incluso temor por su vida.
Días antes de que Vera fuera sacado de Chiapas, Ruiz advirtió que había sectores interesados en que el obispo coadjutor no lo sucediera.
"De no darse la continuidad en el proceso diocesano, tememos que esto entorpecería el proceso de paz y golpearía aún más a la comunidades, a los servidores a los agentes de la pastoral, con riesgo de su vida", señaló.
Divididos por la irrupción del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en enero de 1994, la presencia de grupos religiosos, problemas de tierras, militarización, falta de servicios públicos y una gran pobreza, los indígenas de Chiapas se ven enfrentados a continuos hechos de violencia.
Ruiz trabajó durante cuatro décadas con los indígenas, a los que alentó a organizarse y denunciar las injusticias, tarea que originó su postulación para el Premio Nobel de la Paz.
La dirección del EZLN reconoce que parte de su organización se levantó sobre las bases del trabajo de la diócesis de San Cristobal, pero rechazan que Ruiz haya promovido la rebelión armada, como aseguran hacendados y políticos oficialistas.
Algunos analistas e historiadores afirman que el Obispado de Chiapas se dividió por la decisión de organizar la guerrilla, pues Ruiz no estaba de acuerdo.
"El reino de Dios puede pasar por un cauce político, como en el caso nicaragüense", dijo el obispo en 1992, en alusión al movimiento sandinista, en la que participaron numerosos sacerdotes.
Desde 1995, y por orden del Vaticano, Ruiz trabajó en Chiapas acompañado de Vera, quien en pocos meses cambió su discurso conservador por uno de denuncia, formuló duras críticas al gobierno y justificó la rebeldía indígena.
El escritor Juan Bañuelos, quien integraba junto a Ruiz una comisión mediadora entre el gobierno y guerrilla zapatista desaparecida el año pasado, dijo a IPS que los cambios en el Obispado de Chiapas traerán problemas.
"El obispo y su coadjutor garantizaban el trabajo pastoral y el mantenimiento de la frágil paz, ahora vendrá un religioso reaccionario que seguramente dividirá a la diócesis y lanzará una contraofensiva contra el trabajo de Ruiz", afirmó.
El Vaticano no informó cuándo designará al nuevo obispo de Chiapas, pero se espera que en este mes.
"Vienen días difíciles y peligrosos para Chiapas", sentenció Bañuelos.
En julio se realizarán elecciones presidenciales y seccionales en México y se espera que en Chiapas, donde el EZLN y gobierno mantienen en suspenso las negociaciones de paz desde 1996, haya una intensa competencia y se escuchen varias propuestas para retomar el diálogo.
Venerado por cientos de indígenas, que lo llaman Tatic (padre), Ruiz siempre se mantuvo al margen de la contienda política, pero también denunció el populismo y la demagogia de los candidatos.
Este año, por primera vez en cuatro décadas, Ruiz no estará en la escena política de Chiapas.
En 1993, políticos y sectores católicos conservadores iniciaron una ofensiva contra Ruiz con el fin de obligarlo a renunciar, pero no lo lograron. En ese año, el nuncio apostólico Girolamo Prigione lo convocó y le informó que Juan Pablo II le pedía que renunciara o rectificara sus posiciones.
Aunque aún no se conoce el nombre del sucesir de Ruiz en San Critobal de las Casas, los observadores aseguran que será un religioso conservador. (FIN/IPS/dc/ag/cr-ip/00