MEDIO ORIENTE: Paz jordano-israelí no dio dividendos previstos

Libaneses y sirios creen que la paz les traerá la bonanza económica que tanto esperan, pero en Jordania, muchos se han dado cuenta que el acuerdo de paz de 1994 no trajo demasiados beneficios, e incluso es contrarrestado por una campaña contra la normalización de las relaciones con Israel.

De hecho, la economía de Jordania funcionaba mejor antes del tratado de paz y, desde 1994, el producto interno bruto del país (PIB) cayó de 10 a 1,5 por ciento, destacó Rima Khalaf, viceprimera ministra y secretaria de Planificación.

Khalaf pareció indicar, casi en forma directa, que esa parálisis de la economía jordana era una consecuencia directa de la falta de dividendos de la paz.

"Las exportaciones a Israel y los territorios palestinos, que debían alcanzar los 400 millones de dólares, resultaron de apenas 58 millones debido a las barreras arancelarias interpuestas por Israel, que también obstruyen el flujo de bienes y la transferencia de tecnología a Jordania", dijo.

"El movimiento 'antinormalización' en Jordania, que no existía en 1994, es la consecuencia directa de la ausencia de una paz calificada", señaló, refiriéndose a una campaña lanzada por la Conferencia Nacional para Luchar contra la Normalización (NCFN, por sus siglas en inglés), creada en 1995.

La diferencia de la paz con Israel entre Amman y Damasco es que Hafez el Assad, presidente sirio, pedirá probablemente un precio mucho más alto que el extinto rey Hussein de Jordania para poner su firma sobre un tratado con los israelíes.

Jordania obtuvo una cancelación de parte de su deuda con Estados Unidos, recibió ayuda exterior y Washington aumentó su asistencia anual de nueve millones de dólares a 225 millones.

Sin embargo, ahora se dá cuenta que quizás pidió muy poco, dado que Israel exige 22.000 millones de dólares por su retirada de las Alturas del Golán, un territorio montañoso de Siria que ocupó en 1967. Se ignora aún el monto que exigirá Siria, pero seguramente serán miles de millones, además de otros beneficios.

Por otra parte, son las oportunidades de negocios a largo plazo, generados por un clima de estabilidad y confianza, las que harán una diferencia para las economías de Medio Oriente.

Cuando el rey Hussein firmó el tratado de paz con el extinto primer ministro israelí Yitzhak Rabin, dijo que la paz entre Jordania e Israel sería cálida, en contraste con la frialdad que aún prevalece entre Egipto e Israel desde el acuerdo de Camp David, firmado en 1978.

No obstante, hubo muy poca interacción directa o inversiones entre Jordania e Israel. En noviembre último se inauguraron una granja de ovejas y una factoría de productos lácteos como un proyecto conjunto jordano-israelí, el primero a nivel oficial desde 1994.

En el sector privado existe mayor cooperación bilateral, pero raramente en forma abierta, debido a la campaña contra la normalización.

"Nos despertamos un día y descubrimos que estábamos en paz con Israel, todo fue demasiado rápido para nosotros. Necesitamos más tiempo para acostumbrarnos a la idea", expresó Alí Akbar, un comerciante jordano.

"Crecimos en medio de relatos terribles acerca de los israelíes, estuvimos a punto de no creer que fueran verdaderos seres humanos y luego, de repente, se supone que debemos estrecharles la mano y hacer negocios con ellos", agregó.

De alguna manera es más fácil aceptar la idea de la paz para la joven generación, considerando que la mayoría no fue testigo de las guerras que marcaron las relaciones árabe-israelíes desde 1948.

El ingeniero jordano Ibrahim Sawalha, de 25 años, se mostró curioso de ver cómo era Israel de cerca, tras haber echado una ojeada a ese país a través de la red televisiva estadounidense CNN y sobre el muro que divide a los dos centros separados de Aqaba y Eilat.

En 1996, se le ofreció participar en el programa Mashav, un internado de seis meses con estudios sobre el terreno en Israel, junto con un grupo de jordanos. "Estaba muy entusiasmado por vivir esa experiencia, pero me valió unas cuantas críticas", dijo Sawalha, quien estudió ingeniería en Escocia.

"Cuando volvía los fines de semana a Ammán y la gente me preguntaba donde había estado, al oír que vivía temporalmente en Israel ponía cara de disgusto", recordó.

No hubo ningún esfuerzo oficial jordano para promover cooperación de cualquier tipo con Israel ni programas para fomentar la confianza mutua. La política del rey Hussein consistió en dejar al libre albedrío de su pueblo la opción para normalizar los vínculos con los israelíes.

Sin embargo, desde hace algunos años, Jordania se muestra muy cautelosa acerca de la normalización y casi no ha tratado de usufructuar de los beneficios de la paz, desde que el NCFN lanzó su campaña. El grupo dijo que iba a difundir una "lista negra" de aquellas personas que "normalizaron" lazos con Israel.

La definición de normalización es bastante vaga y parece que no existe un acuerdo acerca de la inclusión de ministros o altos funcionarios en la nómina. La lista no se conoce todavía, pero ya intranquiliza a mucha gente.

Jordania cuenta con 14 asociaciones profesionales las cuales, por ley, prohíben la normalización con Israel so pena de expulsión de la entidad. Ningún profesional puede trabajar en Jordania sin ser miembro de su respectiva asociación.

En septiembre pasado, tres periodistas jordanos visitaron la Universidad de Haifa, en Israel, y fueron amenazados con la expulsión por la Asociación de Prensa. El trío debió firmar una declaración diciendo que estaba en contra de la normalización.

La población jordana está integrada en un 60 por ciento por palestinos, refugiados desde 1948 o 1967, muchos de los cuales se oponen fuertemente a mantener relaciones pacíficas con Israel antes que una paz general y justa sea alcanzada entre el estado judío y sus vecinos árabes, en su mayor parte palestinos.

"La cuestión de los refugiados todavía no está resuelta, y tampoco han sido tocados los temas económicos. Cuando la gente ve esto, ¿cómo puede aceptar la normalización?", inquirió Abdellatif Arabiyat, secretario del Frente de Acción Musulmana en Jordania.

Arabiyat previno que no habrá verdadera paz o normalización con Israel hasta que todos los territorios árabes ocupados sean devueltos y los palestinos tengan su propio estado independiente. Hasta que llegue ese momento, Jordania deberá seguir esperando los beneficios reales de la paz. (FIN/IPS/tra-en/kg/mn/ego-mlm/ip/00

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