La reanudación hoy del juicio por abuso sexual del expulsado viceprimer ministro Anwar Ibrahim dio a la oposición de Malasia la oportunidad de desafiar abiertamente al gobierno en medio de una ola de represión de la crítica.
El juicio había estado suspendido por dos meses, y se reanudó mientras el primer ministro Mahathir Mohamad se encuentra en el exterior de vacaciones.
Los partidarios de Anwar aplicaron su plan, anunciado la semana pasada, de realizar una manifestación frente a los principales tribunales de Kuala Lumpur pese a las advertencias del gobierno, en especial del sucesor de Anwar, Abdullah Badawi.
La policía exhortó a la multitud a dispersarse, pero como no tuvo eco arremetió contra los manifestantes y detuvo a 11 personas, supuestos miembros del opositor Partido de la Justicia Nacional (keADILan), encabezado por la esposa de Anwar, Wan Azizah Wan Ismail.
Unos 200 manifestantes pacíficos cantaban «¡reformasi!» (reforma) en una muestra de solidaridad hacia Anwar y otros ocho que son juzgados separadamente por participar de una reunión ilegal el pasado septiembre.
«Reformasi» es el grito de batalla de aquellos que procuran amplias reformas sociales y políticas, un reclamo que comenzó tras la expulsión de Anwar de su cargo y del círculo de Mahathir, en septiembre de 1998.
Grupos de activistas prevén que los 11 detenidos serán acusados de reunión ilegal.
Con Mahathir fuera del país, la manifestación de este martes resultó una dura prueba para el actual viceprimer ministro y ministro del Interior, Abdullah.
«El ánimo era alegre y la gente no tenía miedo», afirmó Tian Chua, vicepresidente de keADILan, quien estuvo en el lugar. Chua prevé que habrá más manifestaciones este miércoles cuando se reanude el juicio, suspendido al mediodía.
Las protestas pondrán a prueba al gobierno cuando está especialmente sensible a las críticas debido al avance de la oposición, en especial del Partido Islámico (PAS), en los comicios de noviembre. Muchos analistas consideran que esto es consecuencia del episodio de Anwar.
Así mismo, las protestas serán una prueba para la oposición agrupada en torno al movimiento de reforma, pese a la difícil atmósfera política y a la represión de medios de prensa críticos al gobierno.
Mahathir, en el poder desde 1981, expulsó a Anwar en septiembre de 1998 arguyendo que no era adecuado para el gobierno.
Anwar fue detenido, golpeado por el entonces jefe de policía y sentenciado a seis años de prisión el pasado abril por abusar de su cargo para encubrir acusaciones de «inconducta sexual».
Ahora enfrenta un juicio por sodomía, junto con su hermano de adopción. Ambos se declararon inocentes de haber abusado sexualmente de un antiguo chofer de la familia, hace seis años.
Si es hallado culpable, Anwar, de 53 años, podría pasar otros 20 años en la cárcel.
El ex viceprimer ministro y alguna vez heredero de Mahathir niega tajantemente los cargos y sostiene que forman parte de una conspiración política de alto nivel para impedir que suceda al actual primer ministro, de 74 años.
Los abogados de Anwar convocarán testigos para rechazar los cargos, y se prevé que también llamarán al estrado al propio Mahathir, quien regresará el 1 de febrero.
Si el primer ministro se presenta, probablemente enfrentará al principal abogado de Anwar, Karpal Singh, un antiguo rival político.
El propio Karpal fue detenido el 12 de enero y acusado de sedición por haber sostenido en la corte que «personas que ocupan altos cargos» intentaron envenenar a su cliente, una acusación que el gobierno consideró infundada.
El juicio por sodomía fue suspendido el pasado 15 de noviembre, cuando el juez de la Alta Corte Ariffin Jaka afirmó que necesitaba tratamiento médico por dolor de espalda, justo cuando Mahathir debía testificar.
Dos días después, Mahathir anunció elecciones anticipadas para el 29 de noviembre. Aunque la coalición gobernante Barisan Nasional ganó dos tercios de los escaños parlamentarios, perdió dos gobiernos estaduales.
Según analistas, el caso Anwar dividió los votos de la comunidad malaya, que tradicionalmente era la base electoral de Barisan Nasional.
Anwar, el principal candidato opositor al primer ministro, fue proscripto, pero su esposa, la médica Wan Azizah, ganó el escaño que Anwar había ocupado durante 16 años e ingresó al parlamento junto con varios representantes de keADILan.
Desde los comicios, el gobierno realizó varias advertencias e inició una represión de los medios de prensa alternativos.
«El juicio de Anwar llevó la confianza del público en la integridad e independencia del Poder Judicial a su punto más bajo en la historia de Malasia», afirmó Lim Kit Siang, presidente del opositor Partido de la Acción Democrática, aliado de keADILan en Barisan Alternatif (Frente Alternativo). (FIN/IPS/tra-en/an/js/mlm/ip/00