Las dificultades económicas llevaron a Japón a reducir el presupuesto para la ayuda exterior de este año fiscal, lo cual provocó reclamos de una política más solidaria de parte de activistas.
El gabinete aprobó el viernes 10.000 millones de dólares para la ayuda exterior en el presupuesto fiscal del 2000 que comienza en abril. Ese monto representa una disminución de 0,2 por ciento con respecto de 1999.
A pesar de la pequeña rebaja, la primera en dos años, el gobierno aseguró haber inyectado cuantiosos fondos para que los países asiáticos combatan la pobreza y mejoren sus economías, afectadas por la crisis de 1997.
Otra prioridad en el presupuesto de asistencia externa serán los gastos para el ambiente y el desarrollo social, a los cuales Tokio agregó 30 millones de dólares.
"La asistencia oficial al desarrollo (AOD) solía recibir el sólido respaldo de políticos del partido gobernante, deseosos de demostrar al mundo el compromiso japonés con la cooperación internacional", señaló un funcionario del ministerio de Relaciones Exteriores.
"Pero eso es historia antigua. La ayuda exterior perdió popularidad debido al ajuste fiscal en casa", explicó.
El gabinete presentará este mes el presupuesto al Parlamento para su aprobación final.
Un funcionario de la cancillería dijo que el presupuesto "habilita a Japón, como anfitrión de la cumbre del 2000 del Grupo de los Ocho (G-8, los siete países más industrializados y Rusia), a enviar un mensaje positivo a las naciones asiáticas que se están recuperando de la crisis económica".
Los cambios en la ayuda al exterior de Japón tienden a dar prioridad a "la ayuda tangible, problemas mundiales encabezados por la pobreza y el desarrollo social, especialmente en Asia, y a consolidar la asistencia mediante la difusión informativa y mejorando el sistema de aportes".
El funcionario aseguró que, en dólares, Japón incrementará el presupuesto de ayuda exterior en 14 por ciento, porque fue calculado a razón de 120 yenes por dólar cuando se planificó en el otoño (boreal) pasado.
El dólar ha caído rápidamente a 102 yenes en la cotización actual.
Analistas de ayuda exterior señalaron que a pesar de la caída, el presupuesto sigue siendo un punto de referencia en la política internacional del país.
"El presupuesto de ayuda exterior continúa estando al frente de la diplomacia japonesa que se apoya en la asistencia, dado que el país juega un papel mínimo en el campo militar", explicó Fumio Kaneko, profesor de la Universidad de Yokohama.
Japón es el principal donante mundial, pero la ayuda al exterior representa 0,28 por ciento del producto interno bruto (PIB), inferior al objetivo indicado por los países miembro de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) de 0,7 por ciento del PIB.
Respecto del futuro, Kaneko considera que Japón gastará más en proyectos ambientales, especialmente en Asia.
"Las economías asiáticas están encaminándose después de la crisis. Japón seguirá concentrando su ayuda en Asia, pero aportará más dinero para proteger el ambiente y otros temas sociales", dijo.
En agosto, el gobierno anunció las pautas que regirán la política de ayuda exterior hasta el 2003. Se pondrá énfasis en la ayuda a los países asiáticos para que implementen reformas estructurales destinadas a resolver sus problemas económicos.
Tokio prometió 18 millones de dólares para promover energía limpia, aumentar los aportes ambientales y sociales a 120 millones de dólares y ampliar las donaciones para reforestación a 24 millones de dólares.
China e Indonesia seguirán siendo los principales beneficiarios de la ayuda japonesa, como ocurre desde hace muchos años, según los expertos.
El gobierno también aportará 100 millones de dólares al Banco Mundial y al Banco de Desarrollo Asiático para desarrollo social y medidas contra la pobreza, sobre todo en Asia.
No obstante, muchos críticos en Japón exigen desde hace tiempo que el país, que alentó a las naciones asiáticas a seguir el modelo japonés de desarrollo económico, preste mayor atención a las necesidades de los sectores más pobres.
"En el nuevo milenio, el gobierno no debe trabajar tan estrechamente con los gobiernos receptores de ayuda, sino aumentar la ayuda a comunidades locales y movimientos de base para mejorar la eficacia de la misma", apuntó Kiyoko Furusawa, profesor de la Universidad Keisen.
Advertido de las críticas a su política de asistencia, el gobierno, aunque disminuyó las donaciones oficiales en 1,7 por ciento a 1.120 millones de dólares, aprobó un aumento de dos dígitos en fondos para cuidado infantil, remoción de minas terrestres y reforestación.
Los fondos para cuidado infantil aumentaron a 60 millones de dólares y los gastos para la remoción de minas antipersonales a 27 millones de dólares.
También los fondos para asistencia técnica bilateral fueron incrementados en 0,7 por ciento incluyendo el envío de voluntarios, desarrollo de recursos humanos y asistencia estudiantil.
El presupuesto tambien demandó mayor apertura informativa, un pedido insistente de las organizaciones de base. (FIN/IPS/tra-en/sk/js/ego/aq/dv/00