Iraq presentó una protesta al secretario general de la ONU, Kofi Annan, por la demora en la aprobación de contratos para el suministro a Bagdad de alimentos y artículos humanitarios, bajo el programa "petróleo por alimentos".
El embajador iraquí Saeed Hasan afirmó que Estados Unidos y Gran Bretaña son los principales responsables por la retención de 778 contratos por unos 1.300 millones de dólares con el argumento de que se trata de equipos de "uso dual", es decir, que podrían tener propósitos tanto civiles como militares.
Estados Unidos también rechazó varios contratos arguyendo que no tenía suficiente información sobre la naturaleza de los productos que Iraq planeaba importar.
Uno de los contratos en disputa se relaciona con la importación de 15 "toros en pie" de una empresa francesa, señaló Hasan.
El Ministerio de Agricultura de Iraq se propone importar los toros con el único fin de mejorar la calidad de su ganado, "pero Estados Unidos detuvo el contrato con el pretexto de que los toros son de uso dual", agregó.
"Esto constituye un ejemplo patente del desprecio de los representantes de Estados Unidos hacia la autoridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y los procedimientos del Comité de Sanciones del Consejo de Seguridad, que define el uso dual", declaró.
Bajo el programa "petróleo por alimentos", establecido hace tres años, el Consejo de Seguridad permitió a Iraq vender cantidades limitadas de petróleo para adquirir alimentos, medicinas, artículos industriales, repuestos y otros bienes esenciales.
Estas compras, supervisadas por la Oficina de la ONU para el Programa de Iraq, deben ser aprobadas por el Comité de Sanciones del Consejo de Seguridad. Los miembros del Consejo tienen derecho a recusar los contratos si consideran que Bagdad intenta abusar del programa.
En su carta, Hasan también dijo a Annan que Washington intenta retener otros cuatro contratos clave de importación con el argumento del uso dual.
Se trata de equipos de purificación de agua, la construcción de un molino de harina, equipos médicos y repuestos para plantas generadoras de energía eléctrica.
"Estados Unidos amplió el concepto de uso dual para abarcar prácticamente todo", se quejó Hasan.
El programa petróleo por alimentos fue creado para aliviar el sufrimiento del pueblo iraquí, que padece las rígidas sanciones económicas y militares impuestas por la ONU a su país desde 1990.
El Consejo de Seguridad estableció las sanciones para castigar al régimen de Saddam Hussein inmediatamente después de su invasión al vecino Kuwait, en agosto de 1990.
Mientras tres de los miembros permanentes del Consejo -China, Rusia y Francia- son partidarios del levantamiento del embargo, los otros dos miembros permanentes -Estados Unidos y Gran Bretaña- se oponen.
Tanto Washington como Londres arguyen que las sanciones no deben levnatarse hasta que haya pruebas claras de que Iraq carece de capacidad económica y técnica para construir armas de destrucción masiva, ya sea nucleares, biológicas o químicas.
Hans Von Sponeck, coordinador de la ONU en Iraq, denunció el año pasado que el programa petróleo por alimentos fue afectado debido a las trabas colocadas por Estados Unidos y Gran Bretaña a las importaciones.
Aun sin esas trabas, dijo, el programa no es suficiente para restaurar el nivel de vida de los iraquíes anterior a 1990.
La organización defensora de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW), con sede en Nueva York, exhortó la semana pasada a la ONU a levantar las restricciones al comercio y las inversiones no militares para resolver la crisis humanitaria de los iraquíes.
Por otra parte, HRW también pidió un mayor control sobre la capacidad de Bagdad para importar armas y artículos relacionados, en una carta al embajador estadounidense Richard Holbrook, actual presidente del Consejo de Seguridad.
Además, el grupo solicitó la creación de un tribunal penal internacional para juzgar al presidente Saddam Hussein y otros líderes iraquíes por crímenes de guerra y contra la humanidad.
Sin embargo, las críticas más duras de HRW se dirigieron al largo embargo de la ONU.
Impuestas tras la guerra del Golfo (1991), que destruyó gran parte de la infraestructura económica civil de Iraq, las sanciones "crearon una emergencia pública de salud" que el programa petróleo por alimentos no puede resolver, dice la carta.
"Los más férreos defensores del embargo siempre insistieron en que su lucha no es contra el pueblo iraquí. Es hora de probar la veracidad de estas palabras", instó Hanny Megally, directora ejecutiva de la división de Medio Oriente y el Norte de Africa de HRW. (FIN/IPS/tra-en/td/ks/mlm/ip/00