India no dudaría en librar una guerra convencional con Pakistán, aunque ambos países disponen de armas nucleares, advirtió hoy el ministro de Defensa, George Fernandes.
Las relaciones bilaterales se encuentran en su punto más bajo luego del secuestro el 23 de diciembre de un avión de Indian Airlines por separatistas de la región india de Cachemira, la única del país de mayoría musulmana.
Nueva Delhi acusa a Islamabad de la autoría intelectual del secuestro, mientras Pakistán sostiene que éste fue planeado por agentes del servicio secreto de India.
La nuclearización no impidió que tropas de India y Pakistán se enfrentaran con las armas entre mayo y julio, cuando guerrilleros islámicos se infiltraron en territorio indio a través de la Línea de Control, que divide la región de Cachemira entre ambos países, destacó Fernandes.
Los estados vecinos recurrieron a la artillería pesada, derribaron aviones y estuvieron al borde de un conflicto nuclear durante 10 semanas, hasta que Estados Unidos presionó a Pakistán para que retirara a los intrusos.
El gobierno militar de Pakistán parece convencido de que puede apoderarse de toda Cachemira impunemente, declaró Fernandes en un seminario titulado "Los desafíos de la guerra limitada: Parámetros y opciones".
"Existe la creencia de que la nuclearización abierta asegura la continuidad de la guerra de guerrillas y que las agresiones a través de la Línea de Control pueden continuar porque el factor nuclear disuade a India", dijo el ministro.
"Sin embargo, India puede derrotar a Pakistán en cualquier momento y en cualquier lugar", advirtió.
La declaración de Fernandes se produjo un día después que el jefe de gobierno de Pakistán, general Pervez Musharraf, declarara a la cadena de televisión CNN que su país no dudaría en utilizar armas nucleares si se viera amenazado.
"Si la seguridad de Pakistán fuera amenazada, no nos dejaríamos morir. De ninguna manera", declaró Musharraf a CNN en respuesta a bajo qué condiciones su país estaría dispuesto a utilizar sus armas nucleares.
Así mismo, Musharraf dijo a CNN que la nuclearización de ambos países redujo las posibilidades de una conflagración abierta por Cachemira.
"Dado que la disputa existe y que ambos somos potencias nucleares, el peligro de que el conflicto se transforme en nuclear debe modificar nuestra postura y debemos considerarlo más seriamente", opinó.
Según Musharraf, la solución consiste en aceptar que Cachemira está en disputa y comenzar un diálogo. "Esto es exactamente lo que India no ha hecho", dijo.
Las relaciones diplomáticas bilaterales se cortaron luego que India evacuó en julio la Línea de Control en la zona de Kargil y decidió que sólo reanudaría las negociaciones cuando Pakistán dejara de respaldar el "terrorismo transfronterizo".
La actividad diplomática se reanudó brevemente durante el secuestro del avión, porque los secuestradores se detuvieron en la ciudad paquistaní de Lahore antes de desviar el vuelo -que iba a ser entre Katmandú y Nueva Delhi- hacia Kandahar, en el sur de Afganistán.
El canciller indio Jaswant Singh acusó a Pakistán de haber planeado el secuestro, basándose en que los secuestradores exigieron la liberación de Maulana Masood Azhar, un ciudadano paquistaní preso en India desde 1994.
Nueva Delhi se vio obligada a intercambiar, en vísperas de fin de año, a los 155 rehenes por Azhar, además de otro paquistaní de origen cachemiro, Mushtaq Ahmed Zagrar, y un británico de origen paquistaní, Ahmed Omar Syed Sheikh.
Azhar era jefe de Harkat-ul-Ansar, una organización prohibida por terrorismo en Estados Unidos. Sheikh fue detenido en 1995 mientras intentaba obtener la liberación de Azhar a cambio de cuatro turistas occidentales que él y otros miembros del grupo habían secuestrado.
Pakistán negó rotundamente estar ofreciendo ayuda militar para actividades terroristas en el estado indio de Jammu y Cachemira, pero reconoció su "apoyo moral y diplomático" a los separatistas.
Durante la crisis de los rehenes, se produjeron en Cachemira una serie de ataques a fuerzas de seguridad indias y atentados con bomba, el último de los cuales, el lunes, provocó la muerte de 16 personas e hirió a otras 23.
En reacción al secuestro y los atentados, el primer ministro indio Atal Bihari Vajpayee exhortó a Estados Unidos a declarar a Pakistán como "estado terrorista".
Pero es muy improbable que eso ocurra, opinó Christopher Raj, profesor de Estudios Estadounidenses de la Universidad Jawaharalal Nehru.
"Lo último que se puede esperar de Estados Unidos es que declare terrorista a un país que tiene bombas nucleares", dijo Raj. (FIN/IPS/tra-en/rdr/mlm/ip/00