Representantes de distintos sectores de la sociedad de Guatemala otorgaron el beneficio de la duda al nuevo presidente Alfonso Portillo, tras oir ayer su enérgico y esperanzador discurso de asunción del cargo.
Portillo, un abogado y economista de 48 años postulado por el derechista Frente Republicano Guatemalteco (FRG), dijo que su gobierno se basará en cinco pilares fundamentales.
Los pilares serán consolidar la democracia y la reconciliación, cumpliendo los acuerdos de paz de 1996, descentralizar el Estado, impulsar el crecimiento económico sustentable, eliminar privilegios y monopolios, reducir desigualdades sociales, étnicas y de género, y erradicar la impunidad y la corrupción.
Los acuerdos de paz de diciembre de 1996 pusieron fin a un conflicto armado interno que duró 36 años, y Portillo indicó que los asumirá como política de Estado.
El nuevo presidente se comprometió a defender los derechos humanos, y recibió cálidos aplausos cuando rompió el protocolo y pidió un minuto de silencio en homenaje a miles de víctimas del conflicto interno.
También aseguró que las recomendaciones de la Comisión de Esclarecimiento Histórico, también llamada Comisión de la Verdad, que investigó las violaciones de los derechos humanos durante el conflicto, serán compromisos del gobierno y del Estado.
Portillo dijo que investigará el asesinato en 1998 del obispo católico Juan Gerardi, en el cual se cree que participaron militares del Estado Mayor Presidencial, y que pedirá al Congreso que el 26 de abril, fecha de ese asesinato, sea declarado "Día Nacional de la Dignidad de las Víctimas de la Violencia".
El Estado Mayor Presidencial y su organismo de Inteligencia serán disueltos, se asegurará la subordinación militar al poder civil y se debatirá con la sociedad civil una nueva doctrina militar, prometió.
"Otra tarea igualmente urgente es el desmantelamiento de los poderes paralelos a las instituciones responsables de las investigaciones criminales y de la administración de justicia, que impiden la correcta aplicación de la ley", señaló.
Por otra parte, adelantó que tomará medidas que considera urgentes para recortar 10 por ciento el presupuesto nacional y abatir el déficit, reforzar el sistema tributario e iniciar la persecución penal de los evasores, rever concesiones de servicios de electricidad, agua y teléfonos, y romper monopolios privados.
El nuevo presidente anunció asimismo un plan de generación masiva de empleo y un plan estratégico de estímulo a la inversión productiva nacional y extranjera.
"No hay verdadera paz si no viene acompañada de equidad, verdad, justicia y solidaridad", afirmó.
Ochenta por ciento de la población vive en condiciones de pobreza y extrema pobreza, con escaso acceso a la educación, salud y vivienda, en especial los indígenas de áreas rurales, que son 60 por ciento de los 11 millones de habitantes.
Portillo dijo que su legitimidad electoral no es un cheque en blanco por cuatro años, y que mantendrá un "compromiso permanente de transparencia, respeto de las reglas democráticas y rendición de cuentas" por sus actos.
En ese sentido, llamó a la ciudadanía a apoyar, defender y controlar el compromiso de las autoridades.
Gobernar un país "es, en esencia, conducirlo con la consulta y la participación de todos los sectores que compartimos un mismo destino", explicó.
"Empezaré a romper el presidencialismo que caracteriza a nuestro sistema político. Por ello invito oficialmente a los sectores sociales del país a proponer candidatos y especialmente candidatas para los cargos de gobernadores que tengan la capacidad de representarlos" añadió.
"Sé que no será tarea fácil y que a la vuelta de la esquina nos esperan grandes desafíos. Sé que habrá resistencias pasivas y activas, enfrentaremos poderosos intereses que tradicionalmente han utilizado al Estado como protector de sus privilegios" enfatizó.
El nuevo presidente es un gran orador, pero según algunos analistas tiene " la habilidad de decir a cada quien aquello que quiere oír".
"Todo el discurso de Portillo estuvo muy bonito. En lo personal me pareció muy bien, pero ahora falta esperar y ver si cumplirá o no con las promesas. Nosotros esperamos que esclarezca el asesinato de Gerardi. De todos modos hay que darle un compás de espera", comentó el obispo católico Mario Ríos Montt.
"Vamos a estar a la expectativa del cumplimiento de los acuerdos de paz, tal y como lo prometió el presidente Portillo", declaró Arnoldo Noriega, portavoz de la ex guerrillera Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, hoy convertida en la tercera fuerza política del país.
El mandatario saliente Alvaro Arzú dijo en su discurso de despedida, con rostro serio y ceño fruncido: "El pueblo evaluará mi gobierno, pero yo sé que hoy tenemos una Guatemala mejor que hace cuatro años".
Arzú dijo que se siente satisfecho por su gestión, sobre todo porque fue durante su gobierno cuando terminó el conflicto armado interno y porque los guatemaltecos eligieron al nuevo mandatario en un clima de paz y estabilidad.
La embajadora de Estados Unidos, Prudence Bushnell, ofreció su apoyo al nuevo gobierno, y aseguró que su país seguirá apoyando programas de salud y educación, entre otros, porque desea ver "los cambios de los cuales Portillo habló en su campaña presidencial".
La activista por los derechos humanos Nineth Montenegro, diputada por la izquierdista Alianza Nueva Nación, comentó a su vez que el discurso de Portillo resume las esperanzas de todos los guatemaltecos, y señaló que "habrá que darle un compás de espera para ver si pasa de las palabras a los hechos".
"En el hemisferio hay expectativa porque la situación de este país mejore", declaró César Gaviria, secretario general de la Organización de los Estados Americanos, quien recomendó prestar atención al problema de la pobreza.
Asistieron a la toma del mando los presidentes de los países de América Central, el Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, así como vicepresidentes y embajadores especiales de otras naciones.
Tras la ceremonia del viernes, realizada en el Teatro Nacional, Portillo asistió a la fiesta popular que había organizado su partido en un barrio pobre de la ciudad.
Allí recibió la bendición de sacerdotes indígenas, quienes pidieron a sus dioses que iluminen al nuevo presidente, quien dirigió a los asistentes un discurso sencillo y populista en el cual prometió "no fallarles".
Portillo, de origen humilde y formación marxista, nació en la oriental ciudad de Zacapa y dejó el país a comienzos de los años 70 para residir en México.
Cuando regresó a Guatemala, a fines de los años 80, tuvo un breve pasaje por el Partido Socialista Democráticoy luego se sumó a las filas de la Democracia Cristiana Guatemalteca, por la cual fue electo diputado.
Poco después ingresó al derechista FRG, creado y liderado por el ex dictador Efraín Ríos Montt.
Ríos Montt no puede ser candidato a la presidencia por haber encabezado un golpe de Estado y aceptó la postulación de Portillo, quien derrotó por amplio margen en la segunda ronda electoral, el 26 de diciembre, al candidato del hasta entonces gobernante Partido de Avanzada Nacional, Oscar Berger.
El ex dictador, durante cuyo gobierno de facto (1982-83) fueron asesinadas más de 15.000 personas, fue investido el viernes como nuevo presidente del Congreso y le correspondió entregar la banda presidencial a Portillo. (FIN/IPS/cz/mp/ip/00