ECUADOR: No hay fronteras que detengan el tráfico de animales

El decomiso de más de 900 animales vivos en los últimos tres años son apenas la parte visible de este tráfico ilegal en Ecuador, que ha adquirido una alarmante dimensión, alertaron expertos y autoridades.

Muchos de los especímenes fueron decomisados en aeropuertos, calles y plazas de las ciudades de Quito, la capital, y en Guayaquil, el mayor centro comercial del país, ubicado en la costa del océano Pacífico.

También hubo rescates en provincias amazónicas como Sucumbíos, en la frontera con Colombia y Pastaza en la Amazonia central.

La mayoría de los animales rescatados a punto de ser vendidos en el mercado negro corren riesgo de extinción y son llevados temporalmente a dos Centro de Rescate de Fauna Silvestre, cercanos a Quito y Guayaquil.

Los animales incautados reciben el cuidado y la atención que necesitan para restaurar luego su vínculo con su hábitat natural.

Según expertos de la organización ambientalista, Fundación Natura, es difícil que estos animales recuperen sus hábitos silvestres cuando son extraídos tempranamente de su ambiente y han estado junto al ser humano por mucho tiempo.

Algunos que deben permanecer en cautiverio en los centros de rescate se han adaptado e inclusive reproducido, como es el caso ciertos monos capuchinos y algunas especies de aves.

Según expertos del Ministerio del Ambiente, los animales capturados en Ecuador podrían estar comercializándose en otros países de Sudamérica, principalmente en Colombia y Perú.

Los negocios internacionales con animales silvestres también se promocionan por la red informática mundial Internet.

La preocupación con el tráfico de animales se acentuó en los últimos tres años, después de conocerse la requisa por parte de la policía y las autoridades ambientales de decenas de caballitos y estrellas de mar, que en Europa y Estados Unidos son adquiridos por particulares que pagan cinco dólares por cada ejemplar.

Pero hay otras especies poco comunes, como los monos capuchinos y los pericos cabecirrojas, cuyo precio alcanza los 1.000 dólares, o las tortugas galápagos y los caimanes de anteojo, que llegan a tener un precio de venta de hasta 5.000 en los países industrializados.

Los cazadores de animales de la Costa o la Amazonia no llegan a recibir ni la décima parte del precio final porque los traficantes pagan algunos pocos dólares por esos especímenes tan caras en el exterior.

Las aves más caras en el mercado negro son las ara arao, ara macao o ara cloróptera de la Amazonia, que los cazadores venden a 50 dólares y que en el extranjero se comercializan en 15.000.

En los manglares de la provincia costeña del Guayas, los cazadores capturan la lora frentirroja, un ave monógama que al ser separada de su pareja no logra reproducirse nuevamente.

Los cazadores tienden redes de malla en las zonas donde duermen. La mitad de las aves capturadas mueren. Las restantes son vendidas en el mercado negro de tráfico de animales a 20 dólares.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, la Fundación de Estudios Ecológicos, la Fundación Ornitológica del Ecuador, el Ministerio del Ambiente y el BirdLife International están elaborando una lista de aves amenazadas de extinción en este país.

El informe revela la desaparición de cuatro especies y el peligro que corren otras cien.

El ornitólogo Tjitte de Vries, del Departamento de Biología de la Pontificia Universidad Católica Ecuatoriana (PUCE), explicó que una de las mayores amenazas contra las aves en este país "es la caza indiscriminada, sumada a la contaminación del ambiente y a la deforestación".

Pero además del tráfico de animales también se ha denunciado el de algunas plantas codiciadas por su valor comercial, especialmente las orquídeas.

La bióloga Lorena Endara, investigadora el Herbario de la PUCE, explicó que Ecuador es conocido por la gran cantidad de orquídeas que se alojan en sus bosques, caracterizadas por sus diversas formas anatómicas, morfológicas, colores y tipos de polinización.

Este grupo de plantas representa 20 por ciento de la flora ecuatoriana con más de 3.000 especies, de las cuales 43 por ciento está en peligro de extinción. "Son plantas endémicas que solo se encuentran en el territorio ecuatoriano", por lo que no se recuperarían si se extinguen aquí, según Endara.

El tráfico de animales y plantas no ofrece muchos riesgos para quienes se benefician de este negocio ilegal. A los ecuatorianos y extranjeros sorprendidos hasta el momento por las autoridades solo se les decomisó los especímenes y quedaron de inmediato en libertad.

La Ley Forestal establece que la fauna y la flora son de dominio del Estado y que su protección es regulada por el Ministerio del Ambiente.

La revista estadounidense National Geographic reveló que 50 por ciento de la flora y fauna del mundo podría desaparecer en los próximos cien años.

Según los ornitólogos, 11 por ciento de las 10.000 especies de aves que existen en el mundo están en peligro de extinción y los botánicos dicen que una de cada ocho plantas podrían desaparecer.

Para National Geographic, se vive "una epidemia mundial de extinciones", que será muy difícil de revertir si no se producen grandes cambios hacia la recuperación de la diversidad biológica del planeta. (FIN/IPS/kl/mj/en/00

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