ECUADOR: Gobierno cívico-militar deja paso al vicepresidente

El intento de instalar en Ecuador un gobierno popular integrado por militares, indígenas y representantes de la sociedad civil abortó hoy, cuando el vicepresidente Gustavo Noboa asumió el poder con el apoyo de las Fuerzas Armadas.

Los vertiginosos acontecimientos del viernes y el sábado estuvieron llenos de sorpresas, con marchas y contramarchas de sus principales actores.

El levantamiento social que tuvo lugar durante las últimas dos semanas desembocó este viernes en la toma del Congreso por parte de los indígenas, que contaron con el apoyo de oficiales de las Fuerzas Armadas que se rebelaron contra el gobierno.

Los líderes de la sublevación cívico-militar instalaron una Junta de Salvación Nacional, integrada por el coronel Lucio Gutiérrez, el dirigente indígena Antonio Vargas y el ex presidente de la Corte Suprema de Justicia Carlos Solórzano, y desconocieron a los tres poderes del Estado.

Con el apoyo de varias unidades militares, Gutiérrez y sus allegados iniciaron una serie de conversaciones con los altos mandos de las Fuerzas Armadas para buscar una salida a la crisis institucional.

En la tarde del viernes, las Fuerzas Armadas pidieron la renuncia al presidente Jamil Mahuad. "Le hemos pedido al presidente que renuncie por el bien del país, para evitar un estallido social", informó públicamente el general Carlos Mendoza, jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.

Tras esas declaraciones, Mahuad abandonó el palacio de gobierno, mientras los jefes militares se instalaban en el lugar.

En la noche, los integrantes de la Junta marcharon hasta la sede del gobierno acompañados de miles de manifestantes para entablar conversaciones con el general Carlos Mendoza, jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, y otros altos oficiales.

Hasta ese momento se observaba una división en filas militares.

Aunque Mendoza mantenía el control de la mayoría de las unidades, los sublevados recibían el apoyo de una parte del ejército, el movimiento indígena y las organizaciones sociales, que continuaban las protestas en las calles, con tomas de gobernaciones y edificios públicos en varias provincias.

A la una de la madrugada de este sábado, los mandos militares llegaron a un acuerdo con los insurrectos mediante el cual se conformó una Junta de Gobierno integrada por el general Carlos Mendoza, Carlos Solórzano y Antonio Vargas.

Mendoza se comprometió a respetar el alzamiento popular y atacar la corrupción. Sin embargo, tres horas después anunció que renunciaba a la Junta, pidió su pase a retiro y reclamó queel vicepresidente Gustavo Noboa asumiera la Presidencia.

Ese pronunciamiento recibió el apoyo de los otros mandos de las Fuerzas Armadas, iniciándose el proceso que impidió la instauración de un gobierno cívico-militar respaldado por los sectores populares.

"Mendoza traicionó al movimiento indígena y popular, y se puso al servicio de los corruptos que gobiernan este país", comentó Vargas.

"Luego de comprometerse a respetar la voluntad de un pueblo que pide en las calles terminar con los banqueros corruptos y los politiqueros de siempre, Mendoza dio marcha atrás ensuciando su traje militar, pero los indígenas mantendremos nuestra movilización y seguiremos vigilantes", añadió.

El coronel Gutiérrez fue detenido en la madrugada por personas vestidas de civil que dijeron pertenecer a la inteligencia de las Fuerzas Armadas y la esposa del militar, Nidia Borges, denunció a los medios de comunicación que temía por su vida.

Noboa, quien asumió la Presidencia en la mañana de este sábado, en la sede del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, recibió el apoyo de Mahuad, quien consideró su nombramiento como una forma de salvaguardar la democracia.

Sin embargo, Mahuad puntualizó que no había renunciado porque "un presidente derrocado ni renuncia ni abandona el cargo" y explicó su posición como un intento de no dejar libre el camino del gobierno a "un grupo de golpistas".

La negativa de Mahuad a renunciar hizo necesario que el Congreso Nacional votara una moción indicando que había abandonado su cargo, lo que ocurrió al mediodía de este sábado en Guayaquil, donde se reunió en sesión extraordinaria, cuando los partidos políticos de derecha dieron su apoyo a Noboa.

"Al no renunciar Mahuad, técnicamente se produjo un golpe de Estado que dejó vacante el cargo y llevó a la presidencia al vicepresidente", dijo a IPS un jurista que pidió anonimato y destacó la semejanza de la salida con "la que se produjo cuando el Congreso destituyó a Abdalá Bucaram, en febrero de 1997".

Sólo votaron en contra algunos diputados de la socialdemócrata Izquierda Democrática, mientras que los del indigenista Movimiento Pachakutik no concurrieron a la reunión.

En Quito, los indígenas y representantes de las organizaciones sociales desalojaron las instalaciones del Congreso, que mantenían ocupadas desde el viernes, pero aseguraron que el levantamiento y el Parlamento de los Pueblos se mantendrán.

En un primer momento, algunos oficiales desconocieron el nombramiento de Noboa "por ser parte del gobierno de Mahuad", pero paulatinamente las distintas unidades militares se fueron poniendo a las órdenes del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.

Pero los acontecimientos del viernes y sábado en Ecuador evidenciaron una ruptura entre la oficialidad joven y los altos mandos militares. Y una encuesta de la empresa Cedatos reveló que 71 por ciento de la población apoya el movimiento indígena y 64 por ciento respalda el levantamiento cívico-militar. (FIN/IPS/kl/ag/ip/00

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