ECONOMIA: Confesiones de los ideólogos de Washington

Funcionarios del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI) realizaron en las últimas semanas extraordinarias confesiones acerca de políticas que afectaron a millones de personas en países prestatarios.

Joseph Stiglitz, jefe de economistas y vicepresidente saliente del Banco Mundial, no sólo criticó los resultados de la respuesta de las agencias a la "crisis financiera asiática", sino también sus propósitos, señalando que esa respuesta fue diseñada para favorecer a los inversores a expensas de los trabajadores.

"Un mensaje estándar era aumentar la flexibilidad del mercado laboral y el subtexto no tan sutil era bajar los salarios y despedir trabajadores", declaró Stiglitz.

Los resultados incluyeron una espiral de desempleo y una severa deflación (caída de los precios como resultado del descenso de la actividad económica), combinación que llevó a 40 por ciento de la economía mundial a la recesión.

Eso ocurrió incluso a pesar de la ayuda de emergencia de más de 100.000 millones de dólares liderada por el FMI y volcada a los países afectados por la crisis financiera que devoró a Asia y se extendió a América Latina.

También esta semana, un equipo de funcionarios del FMI admitió, de manera implícita, que su agencia se guió más por la ideología que por la observación empírica al oponerse con tenacidad a las políticas de control de los movimientos del capital.

Esos políticas buscan regular la velocidad y volatilidad con que se permite que las inversiones especulativas y de corto plazo crucen las fronteras.

El FMI argumentó durante mucho tiempo que los inversores evitarían los países que utilizan controles, haciendo retroceder las esperanzas a largo plazo de utilizar financiación relativamente barata para el desarrollo nacional.

Esta semana, el Departamento de Asuntos Monetarios y Cambio de la agencia admitió en un informe que controlar la afluencia y la salida de capital, en diversos grados, ayuda a los países a protegerse de las crisis.

De hecho, la afluencia abrumadora de capital precipitó los problemas de Asia al alentar la inversión en proyectos de calidad financiera y mérito económico dudosos.

La experiencia de países que procuraron controlar la afluencia de capital para inversiones de corto plazo reveló que "para ser efectiva, la cobertura de los controles debe ser integral y estos deben implementarse en forma enérgica", según los técnicos del FMI.

Los estudios de casos incluyeron Brasil en 1993-97, Chile en 1991-98, y Malasia en 1994.

Además, según admitió el equipo del FMI, las medidas de Malasia para controlar la salida de capital desde 1998, primero bloqueando y luego regulando el retiro de inversiones por parte de extranjeros, aparentemente dieron buenos resultados.

"Desde la introducción de los controles, no hubo señales de presiones especulativas sobre la tasa de cambio, a pesar del marcado aflojamiento de las políticas fiscal y monetaria, que buscó apoyar la debilitada actividad económica", admitió el FMI.

"Es muy agradable ver que esta agencia arrogante y desdeñosa tenga que retractarse" o admitir que se equivocó al criticar a Malasia por introducir controles contra los consejos del FMI, dijo Doug Hellinger, director ejecutivo del Grupo de Desarrollo de Políticas Alternativas, un grupo de expertos con sede en Washington.

Hellinger dijo a IPS que su placer disminuyó cuando supo que a países vulnerables a la crisis se les impidió adoptar esas políticas que el FMI ahora acepta como herramientas legítimas.

De todos modos, la retractación del Fondo fue realizada con bastantes reservas.

"Esta evaluación de los controles de capital en 14 países no puede considerarse exhaustiva e ilustra nuevamente la dificultad de evaluar con precisión los efectos de los controles del movimiento de capital, que pueden tener sus ventajas, así como sus costos", se indicó en el informe del FMI.

En lo relacionado con Malasia, "el jurado todavía está deliberando", insistió Stefan Ingves, un ex presidente del banco central de Suecia que ahora dirige el departamento que produjo el informe del FMI.

Malasia va camino a la recuperación, pero el tiempo dirá si el país es castigado con costos más altos de acceso a los mercados internacionales de capital. El FMI tampoco puede decir en qué proporción la mejoría malasia se debe a su control del novimiento de capital o a otros factores locales e internacionales.

De todos modos, según el informe, "los controles del movimiento de capital no pueden sustituir a las políticas macroeconómicas sólidas".

"Los países con serios desequilibrios macroeconómicos y sin perspectivas de mejora en el corto plazo son en general incapaces de manejar los flujos de capital en gran escala o sus consecuencias económicas adversas mediante controles del movimiento de capital", se añadió.

De ese modo, el FMI paraeció querer equilibrar su retractación con un renovado énfasis en la reestructuración económica de los países prestatarios.

"Ahora que vieron que estaban equivocados, plantean otros argumentos que no plantearon antes, cuando su posición era lisa y llanamente el rechazo de los controles", dijo Hellinger.

Durante años, el FMI urgió a los países a que abrieran sus mercados de capital a los inversores extranjeros, y hasta el año pasado el Fondo intentó modificar sus estatutos para que exigieran que los Estados miembros esa apertura.

El entusiasmo por esa idea disminuyó durante las crisis financieras de los últimos tres años. En sucesivas reuniones de los países miembros del FMI y el Banco Mundial, un número cada vez mayor de delegados de los prestatarios cuestionaron los méritos de eliminar restricciones a los especuladores.

A fines de 1998, el FMI comenzó a cambiar su enfoque, planteando que era necesario un proceso gradual de liberalización por etapas para ayudar a los países a mitigar los perturbadores efectos secundarios de la apertura.

En las reuniones de setiembre del Fondo y el banco no hubo ninguna conversación formal sobre la necesidad de liberalización.

Sin embargo, esto no significa que el objetivo haya sido descartado. Analistas del FMI y externos dijeron esta semana que la agencia estaba actualizando sus himnos pero que la religión seguía siendo la misma.

"A largo plazo, los controles del movimiento de capital son malos", dijo Ingves. (FIN/IPS/tra-en/aa/ks/at/mp/if ip/00

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