El gobierno militar de Pakistán dejó clara su intención de firmar el Tratado de Prohibición Total de Pruebas Nucleares (CTBT, por sus siglas en inglés) durante la visita de delegaciones de Estados Unidos y Gran Bretaña.
Pese a las duras críticas de los grupos religiosos de derecha, partidarios de la nuclearización, el gobierno del general Pervez Musharraf prepara el terreno para firmar el tratado antes que su rival y vecina, India.
El jefe del Estado Mayor británico, general Charles Guthrie, se reunió con Musharraf la semana pasada, durante una misión diplomática, para discutir sobre las relaciones de este país con India, el terrorismo, un cronograma para la restauración de la democracia y el CTBT.
Una delegación estadounidense integrada por los senadores Tom Daschle, Harry Reid, Daniel Akaka y Christopher Dodd, que estaban de visita al mismo tiempo, mantuvo conversaciones sobre temas "similares".
El resultado de la reunión de Musharraf con los senadores, así como con Karl Inderfurth, subsecretario de Estado estadounidense, quien visitará Islamabad antes de fin de mes, podría decidir al presidente Bill Clinton a incluir a Pakistán en su gira por Asia meridional, programada para marzo.
Charles Guthrie alabó el actual debate público en Pakistán sobre el CTBT, iniciado por el gobierno.
"El gobierno intenta que la gente sepa y llegue a una conclusión sobre lo que es y lo que no es el CTBT. La idea consiste en educar al público y aumentar su entendimiento del tratado y así desarrollar un consenso", explicó un portavoz de la cancillería.
Observadores políticos señalan que el gobierno está deseoso de firmar el tratado antes que India para ganarse la aprobación de Occidente, en especial de Estados Unidos, y asegurarse un alivio financiero para su maltrecha economía.
Los principales partidos políticos, la Liga Musulmana del depuesto primer ministro Nawaz Sharif y el Partido del Pueblo de Pakistán, de la ex primera ministra Benazir Bhutto, expresaron su apoyo al CTBT.
Sin embargo, la firma de este tratado se volvió "insignificante" desde que Pakistán realizó sus pruebas nucleares en mayo de 1998, opinó Pervez Hoodbhoy, profesor de física nuclear de la Universidad Quaid-e-Azam y activista antinuclear.
Hoodbhoy, quien durante años impulsó la firma del CTBT, estuvo de visita en Islamabad para dictar una conferencia a un grupo de funcionarios de la cancillería y miembros del Grupo Asesor de Política Exterior sobre el CTBT.
"Pakistán ya probó sus armas atómicas y demostró que son lo suficientemente poderosas para destruir una ciudad", señaló.
Al abstenerse de realizar más pruebas, "Pakistán no perderá nada en cuanto al significado político y militar de su capacidad nuclear", porque el tratado no le impide poseer armas nucleares ni incrementar su número, observó el experto.
En cambio, "Pakistán puede esperar un modesto dividendo económico y político por firmar el CTBT. Muchos países, incluidos donantes de ayuda, le pidieron que firme el tratado, y dada la precariedad de la economía paquistaní, la firma podría marcar una diferencia", destacó.
A.H. Nayyar, profesor adjunto del Departamento de Física de la Universidad Quaid-e-Azam y activista por el desarme, estuvo de acuerdo con Hoodbhoy.
"La principal presión sobre Pakistán es el desastroso estado de su economía… y la ventaja inmediata (de la firma del tratado) sería la reanudación de la ayuda de Japón", interrumpida desde las pruebas atómicas de 1998, opinó.
Nayyar cree que el gobierno militar hará valer su decisión de firmar el CTBT para persuadir a Estados Unidos de que ejerza presión sobre India para resolver antiguas cuestiones en disputa, "la de Cachemira en particular".
"El punto en debate es lo que Pakistán podría ganar firmando el tratado antes que India", observó el periódico The Dawn.
Todo lo que los observadores pueden asegurar por el momento es que, al firmar el CTBT, Pakistán no se arriesgará al aislamiento internacional. (FIN/IPS/tra-en/ni/an/mlm/ip/00