Nacer en forma prematura se ha vuelto una ventaja para miles de niños de familias pobres de Colombia que ingresaron al Programa Canguro del estatal Instituto de Seguros Sociales (ISS).
El programa emplea la llamada "Técnica Canguro", que consiste en mantener un contacto de piel a piel entre bebés nacidos antes de cumplir nueve meses de gestación y sus madres o padres.
Esa relación permanente de los padres con el bebé, durante las primeras semanas posteriores al nacimiento, brinda calor humano y afecto que suplen las incubadoras, escasas y costosas en los hospitales públicos.
La base de la técnica es "usar a las madres como fuentes de calor, alimento y amor", dijo a IPS Zita Figueroa de Calume, una pediatra neonatóloga que dirige el Programa Canguro.
La clave está en el contacto piel a piel "durante las 24 horas del día, el amamantamiento cuando es posible, la salida precoz de las madres de la clínica y el seguimiento del neonato y sus padres", añadió.
El Programa Canguro no sólo ha reducido en forma significativa la mortalidad entre los prematuros, sino que además es considerado como una vacuna contra el maltrato de los niños y niñas en sus familias, y es probable que sus beneficiarios alcancen coeficientes intelectuales más altos que el promedio.
En 1993 la mortalidad infantil en Colombia era aproximadamente cinco veces superior a la de Japón y Suecia, y mayor que la de Argentina, Chile, Costa Rica y Cuba, según datos de la Encuesta de Demografía y Salud de ese año.
En ese año, cuando se efectuó el último censo de población, el país tenía 33 millones de habitantes, de los cuales 51,8 por ciento eran mujeres, y la fecundidad promedio era tres hijos por mujer.
La Técnica Canguro fue desarrollada hace 20 años por el médico Edgar Rey, del estatal Instituto Materno Infantil de Bogotá y al inicio su objetivo principal era lograr la supervivencia de los prematuros, pero hoy también se busca con ella una mayor calidad de vida, explicó Calume.
Cuando se le preguntó a la médica por qué piensa que el procedimiento se desarrolló en Colombia y no es un país industrializado, respondió que "la Técnica Canguro es más resultado de la necesidad que de la genialidad".
Cuando Rey desarrolló la técnica, en el Materno Infantil, que atiende a la población de menores ingresos de una ciudad de seis millones de habitantes, había unos 30.000 partos al año y sólo una incubadora por cada tres niños prematuros.
En la actualidad, sólo el ISS, en la capital, atiende diariamente entre 80 y 100 consultas por maternidad de personas de muy bajos recursos, y la situación socioeconómica del país determina que 11 por ciento de los bebés tengan bajo peso al nacer.
Se trata de un índice muy alto en relación con los de otros países. En Estados Unidos, por ejemplo, es cinco por ciento.
El índice de nacimientos prematuros en América Latina es 25 por ciento más alto que en el resto del mundo.
Al comienzo el Programa Canguro fue objeto de duras críticas, pero ya no se discute su eficacia.
El primer estudio de los resultados del programa se realizó en 1989 en el Instituto Materno Infantil, y en 1993, se llevó a cabo otro, con seguimiento de los niños y madres atendidos por el ISS.
La segunda investigación estudió los casos de 777 niños y niñas de un año que habían pesado menos de un kilogramo al nacer, comparando la evolución de los beneficiarios del Programa Canguro y con la de los atendidos mediante incubadora.
Se comprobó que los beneficiarios del programa presentaban baja mortalidad, mejor crecimiento, mayor seguridad emocional y coeficientes intelectuales más altos.
Calume anotó que el contacto de los padres con los bebés implica un cambio de hábitos culturales y es un factor de protección que "permite al colombiano machista dejar aflorar su afectividad, creando una atmósfera doméstica mejor para la mujer".
"Las 'madres Canguro' son más competentes", añadió.
El Programa Canguro hace que se establezcan vínculos muy fuertes entre los padres y los niños, en un país sumido por casi medio siglo en conflictos armados internos, que presenta altos niveles de violencia intrafamiliar y maltrato infantil.
El seguimiento de la evolución de los beneficiarios directos y de sus familias indica que 80 por ciento de las "parejas Canguro" no han tenido más hijos.
"Parece que sintieran que no han acabado de criar a sus hijos. Han entendido la gran responsabilidad de ser padres", comentó.
Se estima que cada bebé beneficiario del programa requiere gastos del ISS por el equivalente a unos 400 dólares durante su primer año de vida.
El Programa Canguro se lleva a cabo en una pequeña instalación anexa a la Clínica del Niño del ISS, en la región centroccidental de Bogotá, con un equipo de 20 funcionarios que incluye pediatras, psicólogos, neurólogos, enfermeras, trabajadoras sociales y personal administrativo.
El reconocimiento mundial recibido por el programa determina que sea frecuente la realización de pasantías por parte de extranjeros.
Entre 1995 y 1999 se vincularon con el programa especialistas provenientes de la mayoría de los demás países latinoamericanos y también de Etiopía, Filipinas, Indonesia, Madagascar, Mozambique, Nigeria, Senegal, Sudáfrica, Togo, Ucrania y Vietnam.
El programa se aplica con variantes en países con alto nivel de desarrollo humano como Holanda y Suecia.
La técnica básica es la misma para todo el mundo, pero hay que adaptarla a las particularidades culturales de cada país, explicó Calume.
Sin embargo, las perspectivas de que la cobertura del programa se amplíe no son alentadoras.
La crisis económica que atraviesa el sector de la salud pública plantea el riesgo de que se reduzca el presupuesto, y la merma en la asignación de recursos para actividades de carácter científico tampoco es un buen augurio.
La principal fuente de financiación externa para el programa ha provenido del World Laboratory, de Suiza. (FIN/IPS/mis/mp/he/99