/Ciudades de América Latina/ COSTA RICA-PANAMA: Localidades fronterizas, tierra de alguien

Víctor Wong, comerciante panameño en esta localidad de la frontera entre Panamá y Costa Rica, vive en zozobra permanente porque la falta de demarcación le impide saber con exactitud en cuál de los dos países se ubica su negocio.

"A los panameños nos gustaría saber claramente qué es de Panamá y a los costarricenses qué es de Costa Rica", explicó Wong.

Al igual que este comerciante, miles personas que viven cerca de este límite reclaman a los gobiernos de los dos países que demarquen la zona fronteriza.

A pesar de que la frontera entre Panamá y Costa Rica fue definida en 1941, en estos momentos quedan muy pocos de los hitos demarcadores que se instalaron en ese entonces.

"Esto es tierra de nadie porque nadie sabe dónde está parado", explicó el sargento Jorge Bermúdez, un policía costarricense.

A pesar que esta frontera es considerada la más pacífica de América Central, los pobladores y autoridades de los municipios aseguran que la falta de hitos se puede convertir en el caldo de cultivo de futuros conflictos de territorios entre las cancillerías.

Además, esto convierte la zona en uno de los principales lugares de operación de los narcotraficantes en el istmo.

Entre los empresarios de origen chino, árabe y mestizo que trabajan en Paso Canoas, ciudad fronteriza entre Costa Rica y Panamá, la confusión reina, pues muchas de las tiendas tienen alumbrado eléctrico y teléfonos tanto costarricenses como panameños.

"Gobierno tras gobierno heredamos la falta de equipo y vehículos para dar la seguridad en la frontera. Los puestos no son suficientes para restar el contrabando de mercancías, droga e indocumentados que cada día transitan por esta zona", explicó Cayetano Vega, director de la Policía de Fronteras costarricense.

De acuerdo con las autoridades aduaneras de Costa Rica, los contrabandistas provocan pérdidas millonarias a este país.

Este es sólo uno de los tantos problemas que viven las fronteras de América Central, que, a pesar de albergar a 3,6 millones de personas (alrededor del 13 por ciento de la población de toda la región), figuran entre las zonas más pobres y olvidadas por los gobiernos centrales.

Según datos de la no gubernamental Fundación del Servicio Exterior para la Paz y la Democracia (Funpadem), las zonas fronterizas cemtroamericanas comprenden 137.216 kilómetros cuadrados, superficie mayor a la de cualquier país de la región.

"Si una frontera se maneja bien, magnífico, si se maneja mal, termina en una guerra", dijo a IPS el historiador y politólogo Luis Guillermo Solís, gerente técnico del Proyecto de Cooperación Transfronteriza en Centroamérica de Funpadem.

Solís, quien es historiador y politólogo, indicó que en la frontera de Costa Rica y Panamá existe armonía social entre los pobladores de uno y otro lado del límite, pero también contrabando, narcotráfico y abusos laborales.

Por eso, los municipios fronterizos tomaron la iniciativa de la cual los gobiernos centrales carecieron, al organizarse en una Comisión Intermunicipal de Cooperación de ayuntamientos de Costa Rica y Panamá.

El 15 de enero, nombraron una junta directiva binacional y acordaron comenzar a trabajar para resolver problemas comunes a uno y otro lado de la frontera.

La Comisión Intermunicipal Costa Rica-Panamá tiene entre sus prioridades el manejo ambiental del fronterizo río Sixaola, el ecoturismo, tratamiento común de desechos sólidos y comercialización conjunta de la producción de plátano.

Sin embargo, la demarcación fronteriza quedó pendiente para próximas reuniones.

"Tradicionalmente, los panameños y los costarricenses nos hemos ayudado mucho. Aquí no hay conflictos graves entre la gente", explicó a IPS Efraín Arauz, alcalde del municipio panameño de Renacimiento y copresidente de la Comisión Intermunicipal.

Para muchos pobladores de Renacimiento, es más fácil cruzar la frontera y acudir al hospital costarricense de San Vito, a media hora de camino, que viajar hasta el hospital panameño más cercano, en la ciudad de David, a dos horas de distancia, agregó Arauz.

"En ese sentido, panameños y costarricenses nos vemos como buenos vecinos", explicó.

Pero este alcalde agregó que los ciudadanos de uno de los dos países temen que sus propiedades sean reclamadas por el otro, pues los hitos demarcatorios desaparecieron muchos años atrás.

"Por eso queremos hacer la demarcación de manera conjunta entre todos los municipios fronterizos de Panamá y Costa Rica", añadió.

Arauz indicó que esas son las razones por las que apelan a los gobiernos centrales por recursos para la compra e instalación de los hitos, pues lo consideran una prioridad no solo local, sino también nacional.

"Los gobiernos deberían tomar conciencia de que si hacen la demarcación nos evitaremos muchos problemas y que los municipios podríamos así luchar más efectivamente contra el narcotráfico", puntualizó Arauz. (FIN/IPS/nms/mj/ip dv/99

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