/Ciudades de América Latina/ BRASIL: Helicópteros y motociclos crecen como taxis alternativos

Los helicópteros se consolidaron como taxis de lujo en Brasil, en especial en metrópolis como Sao Paulo y Río de Janeiro, donde el atasco de las calles y el mercado exigen diversificar la oferta de transporte.

En la otra punta del abanico social, entre los más pobres, los "mototaxis" y los "vans" utilizados como microbuses también se afirman como alternativas al transporte colectivo de mala calidad o inexistente en ciudades grandes o medianas.

La cantidad de helicópteros empleados como medio de transporte en el país prácticamente se duplicó en los últimos seis años. De 413 registrados en diciembre de 1993 en el Departamento de Aviación Civil, dependiente del Ministerio de Aeronáutica, pasó a 780 en septiembre pasado.

El aumento de más de 10 por ciento al año contrasta con el promedio mundial de tres por ciento.

Sao Paulo concentra 42 por ciento del total nacional, con 330 aparatos en septiembre, y ya se ubica entre las tres ciudades con mayor flota en el mundo.

Para empresarios, altas autoridades y profesionales de tiempo escaso y caro, el helicóptero se ha transformado en un medio indispensable para superar el obstáculo de las calles congestionadas.

La población de la ciudad, que se multiplicó por 41,7 en el siglo XX, casi dejó de crecer a partir de 1980, tendiendo a estabilizarse en 10 millones de habitantes. Pero los vehículos automotores se muliplicaron, acercándose actualmente a cinco millones y transformando la ciudad en un gigantesco atascadero.

El tren subterráneo, que se imaginó como solución para el transporte urbano hace 30 años, se estancó en 49 kilómetros de rieles, un quinto de la extensión anhelada para este 2000, agravando la situación.

El helicóptero aparece así como la única alternativa para los que pueden pagar 10 veces lo que cuesta el taxi normal, que no temen la altura y necesitan trasladarse rápidamente.

La seguridad es otra ventaja reconocida por los adinerados, principales blancos de asaltos y secuestros que se hacen cada día más frecuentes en la ciudad.

La Asociación de Pilotos de Helicóptero del Estado de Sao Paulo ya teme la ocupación desordenada del aire de la ciudad y reclama la organización de rutas, para evitar riesgos de accidentes, ante la proliferación de taxis aéreos.

La fuga masiva de la población metropolitana hacia las playas cercanas, en los fines de semana prolongaddos, ampliaron el mercado.

El escarmiento de un año atrás, cuando miles de personas tuvieron que conmemorar el año nuevo atrapadas en las tupidas carreteras que unen Sao Paulo con la región de Santos, a 70 kilómetros en la costa del océano Atlántico, multiplicó los vuelos a la exclusiva playa de Guarujá, pese al costo de 550 dólares.

En Río de Janeiro, la concentración de empresarios y "nuevos ricos" en Barra de Tijuca, un barrio nuevo en el oeste de la ciudad, favoreció el transporte por aire hasta el centro comercial y administrativo, a 30 kilómetros de distancia.

Un viaje que puede durar dos horas en automóvil se acorta a 10 minutos y puede abaratarse a unos 30 dólares por personas si se hace el viaje en grupo de cuatro o cinco, recomienda el presidente de Líder, una de las mayores empresas de taxi aéreo de Brasil.

El temor a secuestros estimula el uso del helicóptero, observó Vera Loyola, conocida personalidad del barrio y usuaria del medio desde que su padre y su hijo fueron secuestrados.

Menos lejos del centro de Río de Janeiro, en Rocinha, considerada la mayor "favela" (barrio marginado y hacinado) de América Latina, con cerca de 150.000 habitantes, se implantó el ciclomotor como taxi.

Más de 200 "mototaxis" circulan por los angostos callejones del barrio, con exclusividad y urgencia. El precio compite con el autobús inexistente, un real (55 centavos de dólar) por viaje interno. Para otros puntos lejanos de la ciudad, el costo puede llegar a 10 reales (5,50 dólares).

La prosperidad del negocio permitió organizar empresas como la Moto Express, con oficina, teléfono y 30 "mototaxis" para ofrecer transporte de pasajeros y entrega de mercancías y documentos.

Pero los vehículos que más alteraron el transporte en las grandes ciudades son las camionetas "vans", con capacidad para seis a diez personas. Aún ilegales en su mayor parte, robaron millones de pasajeros de los autobuses, al ofrecer mayor rapidez y comodidad.

La Asociación Nacional de Empresas de Transportes Urbanos, que representa las compañías de autobuses, estimó en 38.000 las vans operando en el país, siendo 17.000 en la región metropolitana de Sao Paulo.

Como son ilegales y no pagan tributos, compiten con precios artificialmente bajos, congestionan más las calles, someten a sus pasajeros a mayores riesgos y sus conductores trabajan de manera irregular y sin capacitación adecuada, critican los empresarios.

Los pasajeros, sin embargo, prefieren y defienden las vans. Ante la exigencia del mercado, las autoridades municipales tratan de reglamentar ese medio de transporte y contener su explosiva proliferación. (FIN/IPS/mo/dm/pr/00

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