CHILE: El voto religioso, actor de la segunda vuelta presidencial

La competencia entre Ricardo Lagos y Joaquín Lavín en Chile para la segunda vuelta de la elección presidencial del domingo próximo, incluye la batalla por los votos de los seguidores de los distintos credos religiosos.

En las últimas semanas generaron polémica declaraciones de obispos y personalidades católicas, pronunciamientos de líderes evangélicos, así como documentos que circulan entre la comunidad judía a propósito de la justa electoral.

Lagos, el candidato de la gobernante Concertación por la Democracia, es agnóstico, en tanto Lavín, abanderado de la derechista Alianza por Chile, no sólo es un católico practicante sino además miembro numerario del Opus Dei.

Lavín, militante de la conservadora Unión Demócrata Independiente (UDI), dio la sorpresa en la primera vuelta electoral, el 12 de diciembre, al alcanzar un virtual empate con Lagos, quien lo aventajó por poco más de 31.000 votos.

La derecha podría recuperar el domingo el poder sobre el gobierno, que ejerció tras bastidores durante la prolongada dictadura del general Augusto Pinochet (1973-90), cuyos cuadros civiles se identificaron mayoritariamente con la UDI.

Lavín logró en la primera vuelta 47,51 por ciento de los sufragios válidos, gracias a una inteligente campaña en la cual se desentendió de sus vínculos políticos y personales con el ex dictador arrestado en Londres desde octubre de 1998.

El postulante derechista omite también en su propaganda su condición de miembro del Opus Dei, congregación laica creada en España que se caracteriza por su fundamentalismo y por los criterios discriminatorios con que recluta a sus miembros.

La derecha, en cambio, explotó sutilmente la condición de agnóstico de Lagos, quien pertenece además al socialismo, una de las tres corrientes de la coalición oficialista, integrada también por demócratacristianos y socialdemócratas.

La propaganda de Lavín proyectó a un candidato identificado con los conceptos tradicionales sobre la familia, para marcar así distancia con el abanderado oficialista, partidario de que Chile cuente con leyes de divorcio y de aborto terapéutico.

De acuerdo al último censo de población de 1992, las personas bautizadas en la Iglesia Católica constituyen 76,7 por ciento de los habitantes de Chile, aunque el porcentaje de católicos practicantes es de alrededor de 40 por ciento.

Según el mismo censo, los adscritos a las diversas religiones evangélicas constituyen 12,2 por ciento de la población chilena de 15 millones de habitantes, en tanto la comunidad judía religiosa es de sólo 0,1 por ciento.

Lavín cuenta con el apoyo de evangélicos seguidores del pastor Salvador Pino, quien fue uno de los precandidatos para la primera vuelta presidencial, pero cuya inscripción fue rechazada por no reunir el número de firmas de respaldo exigido por la ley.

Las apelaciones a la familia y la seguridad ciudadana, sumadas al descontento por los efectos de la crisis en 1999, favorecieron a Lavín, sobre todo entre el electorado femenino, que constituye 52 por ciento del universo de votantes en Chile.

De cara a la segunda vuelta, la campaña de Lagos apunta no sólo a conquistar a un millón de electores que se abstuvieron de votar en la primera vuelta, anularon sus papeletas o las depositaron en blanco.

El oficialismo se ha propuesto disputar de lleno los votos de católicos y evangélicos, entendiendo que en ambas iglesias hay tendencias identificadas con el progresismo que rechazan a Lavín por su pertenencia al Opus Dei y su pasado pinochetista.

La Conferencia Episcopal mantiene una postura prescindente en la pugna de Lavín y Lagos, aunque emitió un pronunciamiento en que llamó a los católicos a votar en conciencia, analizando a la luz de la doctrina cristiana las propuestas de los candidatos.

Un numeroso grupo de personalidades católicas de la coalición gobernante, encabezadas por el ex presidente Patricio Aylwin (1990- 94), declaró que el programa de Lagos se identifica con los valores cristianos con mayor intensidad que el de Lavín.

El obispo Carlos Camus, de la diócesis de Linares, 306 kilómetros al sur de Santiago, connotado defensor de los derechos humanos durante la dictadura, declaró a fines de diciembre al diario La Nación que un triunfo de la derecha sería negativo.

El abierto pronunciamiento de Camus fue cuestionado por la jerarquía eclesiástica y repudiado por los seguidores de Lavín, mientras los partidarios de Lagos comenzaban a denunciar actos de proselitismo en favor de la derecha de sacerdotes conservadores.

La semana pasada, 60 pastores evangélicos expresaron su apoyo a Lagos para la segunda vuelta y Sebastián Piñera, directivo de la campaña de Lavín, aseguró de inmediato que ello no influiría en el mayoritario respaldo de ese credo al candidato derechista.

Por último, el Comité Judío por Lagos emitió una carta que circula al interior de la comunidad israelita, en la cual recuerda aspectos relevantes del surgimiento, desarrollo y postulados del Opus Dei.

La carta indica que "el peligroso fundamentalismo" del Opus Dei inspiró a la dictadura de Francisco Franco en España, la cual se dedicó a "perseguir cruelmente a otras religiones y a los librepensadores, humanistas e integrantes de instituciones laicas".

El comité señaló también la "indiferencia y desdén" de la congregación conservadora ante el Holocausto judío realizado por Adolf Hitler, así como la influencia que el Opus Dei alcanzó en Chile durante el régimen de Pinochet.

La carta pone el acento igualmente en la discriminación del Opus Dei hacia las mujeres, las cuales, según uno de los principios de ese movimiento, "no es necesario que sean eruditas, basta con que sean discretas". (FIN/IPS/ggr/dm/ip/99

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