La industria textil de Brasil, golpeada con dureza por la globalización en los años 90, se recupera y promete multiplicar por más de tres sus exportaciones en el próximo trienio.
Se prevé que las exportaciones del sector se eleven el año próximo de 1.200 millones de dólares a 1.400 millones este año y a 4.000 millones en 2002, sostuvo el presidente de la Asociación Brasileña de la Industria Textil (ABIT), Paulo Skaf.
La factibilidad de las metas se comprueba por el resultado de diciembre, cuando esa rama industrial exportó 110,7 millones de dólares, 26 por ciento más que en el último mes de 1998, argumentó el empresario.
Brasil tratará de volver a gozar, como en 1980, de una participación de uno por ciento en el comercio textil mundial, que sumaba cerca de 100.000 millones de dólares. Esa participación es hoy de solo 0,34 por ciento.
La producción nacional de textiles alcanzó 21.000 millones de dólares en 1999, registrando un crecimiento de cinco por ciento que contrasta con la caída de cerca de 1,5 por ciento en todo el sector industrial.
La ABIT espera repetir el desempeño este año, creciendo más que la economía en general. Para eso puso en marcha el Programa ABIT 2000, que prevé inversiones de 1.500 millones de dólares y atención a toda la cadena productiva.
La expansión permitió al segmento sumar 40.000 a sus 1,4 millones de empleados en 1999. Otros 100.000 nuevos puestos de trabajo se generarán este año en sus cerca de 20.000 empresas, prometió Skaf.
Esas perspectivas ponen fin a un período de declinio. La apertura del mercado, iniciada en 1990, sumada a la sobrevaluación de la moneda nacional entre fines de 1994 y enero de 1999, produjeron una avalancha de importaciones, la consecuente quiebra de miles de empresas y despidos masivos.
La fuerte competencia hizo caer en Brasil los precios de la vestimenta 9,7 por ciento entre julio de 1994 y noviembre de 1999, período en que la inflación acumulada alcanzó 66,9 por ciento, según la ABIT.
Entre 1993 y 1995, las importaciones de tejidos, hilos y ropas saltó de 557 millones de dólares a 2.200 millones, con un crecimiento promedio de 42 por ciento, señaló un estudio difundido en 1996 por el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, entidad estatal de fomento.
La invasión de productos asiáticos se constató especialmente en las confecciones, sector que emplea más gente. Sus importaciones aumentaron 647 por ciento en aquellos tres años, pasando de 47 a 351 millones.
El proceso obligó la industria textil a modernizarse tecnológica y administrativamente para reducir costos, despidiendo a centenares de miles de trabajadores. En eso y en capacitación de recursos humanos invirtió 6.000 millones de dólares en los seis últimos años.
Las inversiones permitieron mejorar la productividad, la calidad y los precios, con la consecuente la reconquista del mercado interno, observó Skaf.
La depreciación del real representó el impulso decisivo para su recuperación, incluso en las exportaciones, área en que otros segmentos industriales aún no lograron reaccionar como se esperaba. Brasil siguió sufriendo en 1999 déficit comercial, que ascendió a 1.196 millones de dólares.
Pero en textiles se logró reducir el déficit de 700 millones de dólares en 1998 a la mitad el año pasado. Para este año se espera pasar a un superávit de 200 millones de dólares.
La mejora de la competitividad brasileña fue causa de quejas en Argentina, que impuso cuotas a tejidos brasileños de algodón. Aunque no aprobadas por la Organización Mundial de Comercio, esas restricciones aún se aplican, si bien se encuentran en negociación.
Otro factor de la recuperación de esa industria es la coordinación, lograda por primera vez, entre las distintas actividades de toda la cadena de producción, señaló Skaf.
El Programa ABIT 2000, por ejemplo, estimula también la producción algodonera en Brasil, hoy limitada a cerca de 500.000 toneladas anuales, inferior a la demanda. En 2002 deberá alcanzar entre 800.000 y 900.000 toneladas para que el país vuelva a ser autosuficiente en esa materia prima. (FIN/IPS/mo/mj/if/00