Las 31 empresas de telefonía fija privatizadas hace un año y medio en Brasil podrán ser multadas a partir de febrero, por incumplimiento de los compromisos asumidos al recibir las concesiones de servicios de telecomunicaciones que antes estaban bajo el control estatal.
El primer balance parcial de las privatizaciones reveló que las nuevas concesionarias, globalmente, sólo alcanzaron 81,5 por ciento de los 411 objetivos considerados esenciales por la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel), el ente estatal encargado de regular el sector de telecomunicaciones en Brasil.
Los principales problemas mencionados en un informe de Anatel, divulgado en Brasilia a mediados de este mes, son la baja calidad en las llamadas nocturnas y los errores en las facturas telefónicas.
El total de cuentas con problemas superó en cinco por ciento el mínino tolerable, según Anatel.
Cinco empresas regionales quedaron por abajo de los indicadores mínimos establecidos por la agencia estatal. Ellas podrán recibir multas de hasta 26,3 millones de dólares, si no superan las deficiencias actuales en los próximos meses.
En la otra cara de la moneda de las empresas de telefonía privatizadas, hay datos positivos.
Estas empresas instalaron, globalmente, 6,6 millones de nuevas líneas telefónicas convencionales desde la privatización, en julio de 1998, una cifra 6,2 por ciento superior a la meta fijada por Anatel. El país tiene ahora 24.985 millones de líneas físicas.
En materia de terminales públicos, la privatización también produjo resultados que superararon las expectativas de Anatel. Instalaron 25.000 aparatos más que la meta de 715.000 teléfonos públicos prevista por el ente regulador.
"Los números divulgados por Anatel revelan que el sector telefónico privatizado tuvo una gestión razonable", afirmó el presidente de Anatel, Antonio Carlos da Silva.
Pero los consumidores son más críticos en relación a las operadoras, según indicó una encuesta de satisfacción realizada por el Instituto Vox Populi, en diciembre pasado.
La principal queja de los usuarios, principalmente de los grandes centros urbanos, es el precio elevado, la lentitud de instalación de nuevas líneas y el alto número de llamadas telefónicas que no son completadas.
Mientras en las líneas fijas los avances han sido lentos, en el sector de teléfonos inalámbricos está en curso una revolución en matéria de habitos de consumo.
En 1999, fueron vendidos en el país seis millones de aparatos inalámbricos y la previsión para este año es de 8,5 millones.
El aumento del número de teléfonos móviles coincide con una fuerte baja en los costos de los aparatos inalámbricos. En 1996, el modelo analógico más barato custaba el equivalente a 500 dólares, mientras hoy, el modelo analógico más económico se puede adquirir por 110 dólares.
Según los datos de Anatel, la clase media baja es el sector social que más ha comprado aparatos inalámbricos en los últimos 12 meses, especialmente después de la introducción del sistema de prepago. (FIN/IPS/cc/ag/if cr/00