/Boletín-Integración/ MERCOSUR: Disputa por industrias, la gran amenaza

Argentina y Brasil enfrentan un nuevo momento crucial de la integración, que puede decidir la distribución de las industrias en el Mercado Común del Sur (Mercosur), en el que participan también Paraguay y Uruguay.

La imposibilidad de un acuerdo sobre un régimen automotor común llevó a prorrogar por seis meses el proceso de negociación.

Argentina y Brasil decidieron contratar una auditoría independiente para comparar los incentivos y subsidios concedidos por ambos países a la industria automovilística y que estarían desequilibrando el comercio y las inversiones sectoriales.

Está en juego principalmente el destino industrial de cada país, especialmente el de Argentina, que enfrenta un éxodo de sus empresas a Brasil, intensificado desde el año pasado por la devaluación de la moneda brasileña en enero de 1999.

Veinte empresas transnacionales fabricantes de partes de automóviles decidieron cerrar sus plantas en Argentina para transferir o concentrar en Brasil su producción destinada a todo el Mercosur y, en algunos casos, también a exportaciones a otros mercados.

En algunos casos se trata de compañías de importancia mundial, como la estadounidense Delphi, que anunció en diciembre el cierre de su fábrica de cables eléctricos en la provincia argentina de Córdoba, amenazando el empleo de 400 trabajadores.

"El cuadro económico del país" fue el motivo alegado para la decisión, dijo Scott Graham, director de operaciones de Delphi en América del Sur. La planta exige una demanda diaria para el ensamblaje de 600 vehículos, pero el año pasado bajó a 200.

Igual camino siguieron las estadounidenses Dana-Thompson y Goodyear, y la francesa Valeo, y así también las propias ensambladoras, que trasladan a Brasil partes de su producción.

Córdoba enfrenta la amenaza de perder la fábrica de camiones Iveco, del grupo Fiat, que crecientemente concentra sus actividades en Betim, ciudad del estado brasileño de Minas Gerais.

La migración no se limita a la industria automovilística. La empresa holandesa Phillips eligió Brasil como centro de su producción de lámparas en el Mercosur, y lo mismo hicieron varias industrias de alimentos.

Grandes conglomerados empresariales argentinos, como el Macri y SanCor, también decidieron hacer inversiones en Brasil, adquiriendo empresas y construyendo plantas, para producir en el pas vecino los productos, especialmente alimentarios, que exportaban.

La diferencia cambiaria, con Argentina manteniendo la paridad del peso con el dólar, mientras Brasil devaluó el real y lo deja flotar, es sólo una de las causas, según analistas.

La recesión, que afectó a Argentina el año pasado, aumentando la ociosidad y los costos, es el gran factor de la redistribución de las industrias en el Mercosur, declaró Paul Menmuir, director de la consultora estadounidense A.T.Kearney para América del Sur, al diario brasileño Gazeta Mercantil.

Con un mercado mucho más amplio y mano de obra más barata, Brasil representa un punto de atracción natural. Un obrero de la industria de partes de automóviles cuesta cuatro dólares por hora en Argentina frente a 1,4 en Brasil, según la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes.

Pero a eso se suma, a veces de manera decisiva, los incentivos ofrecidos por gobiernos estaduales o municipales de Brasil.

Esa batalla está provocando conflictos no sólo entre los países, sino también entre los propios estados brasileños. La llamada "guerra fiscal" condujo el gobernador de Sao Paulo, Mario Covas, a cobrar mayores tributos a empresas que adquieren cobre de Bahía.

La lucha entre esos dos estados comenzó por las ventajas ofrecidas por Bahía para atraer industrias antes implantadas en Sao Paulo. Después de reiterar críticas a la "disputa desleal" por inversiones, Covas decidió adoptar represalias.

El gobierno del estado de Río Grande del Sur, que perdió una importante fábrica de la empresa Ford el año pasado que se trasladó a Bahía, amenazó con seguir el ejemplo paulista, imponiendo barreras a "importaciones" de otros estados que atraen inversiones con incentivos fiscales.

De Río Grande del Sur ya salieron numerosas industrias de calzado y muebles, para instalarse en el noreste del país, que ofrece mano de obra muy barata y menos tributación. (FIN/IPS/mo/ag/if/00

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