Las fotos de carné o de una vieja fiesta circulan en Venezuela como recordatorio de que, un mes después de la peor catástrofe natural en su historia, el problema de los desaparecidos y muertos sigue siendo una asignatura pendiente.
En programas de televisión, en periódicos, sitios web o en las vitrinas de tiendas y organismos que trabajan en la emergencia, las fotografías o los nombres están acompañadas de frases que resumen el drama: "Por favor, si usted los ha visto".
La magnitud de la catástrofe ha dificultado la recuperación e identificación de víctimas. Pero diversas estimaciones que van de los 5.000 hasta los 50.000 muertos bastan para que sea la peor tragedia en la historia venezolana.
El drama de los desaparecidos apareció en este país detonado por esa dificultad para identificar víctimas, y en algunos casos por complicaciones en el proceso de ubicación de los refugiados que pasaron por diversos centros de atención.
Defensa Civil, que encabeza un esfuerzo de "cruce" de bases de datos y recopilación de información sobre personas afectadas, ha informado que tiene una lista con 5.994 nombres de desaparecidos o "personas de ubicación desconocida".
Organismos del Estado como la Oficina Central de Estadística e Informática han anunciado que realizarán censos en las zonas de tragedia. Se espera que estos trabajos contribuyan a precisar los cálculos sobre fallecidos y desaparecidos.
Al amanecer del 16 de diciembre, muchos venezolanos se enteraron de que las lluvias caídas durante esa noche habían provocado inundaciones y deslizamientos en diversos lugares del norte del país, causando un desastre de grandes magnitudes.
En Caracas, donde hay 68 desaparecidos registrados, las quebradas del parque nacional El Avila se transformaron en torrentes que arrastraron barriadas marginales e inundaron de lodo numerosas calles.
Pero las lluvias se ensañaron con el estado costero de Vargas, 40 kilómetros al norte de Caracas y separado de la capital por la cadena montañosa de El Avila, un territorio donde la geografía fue violentada por la creciente de aguas, lodo y rocas.
Los sobrevivientes continúan evocando escenas terroríficas de familias completas arrastradas por el agua, casas destruidas o tapiadas con sus ocupantes adentro, automóviles enterrados.
Algunas zonas que antes albergaban viviendas quedaron convertidas en tétricas planicies de rocas y lodo que posteriormente se endureció, y que, según testigos, enterró a numerosas víctimas.
El gobierno ha sido cauto en el manejo de cifras sobre fallecidos, aunque algunos de sus funcionarios han reconocido que son millares.
"Esta es la tragedia más grande de nuestra historia, así que es necesario que nos armemos de paciencia", ha recomendado el presidente Hugo Chávez a un país desafiado por las labores de reconstrucción y de rehabilitación de más de 100.000 personas damnificadas.
"Hay miles de personas enterradas. Al número final nunca lo vamos a saber", ha reconocido el director de Defensa Civil, Angel Rangel.
La magnitud de la tragedia en el estado de Vargas generó una propuesta que estudian las autoridades para declarar como "camposanto" algunas zonas donde se sabe que hay numerosas víctimas bajo los escombros.
Entretanto, Vargas contiene numerosos rastros de la muerte, expresados en carteles, pintadas murales o improvisadas cruces clavadas sobre el lodo seco, que indican la presencia de algún fallecido.
En la estrecha franja costera, de más de 100 kilómetros de largo, residían unas 350.000 personas antes de la tragedia, y por su cercanía a Caracas y su dotación de playas, manejaba una de las poblaciones flotantes más grandes del país. (FIN/IPS/lc/mj/hd/00