Una visita oficial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a Pakistán recordó la represión a la cual son sometidas las mujeres de muchos países musulmanes.
La directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Población (FNUAP), Nafis Sadik, dijo que las mujeres "deben tener los mismos derechos y ser tratadas como seres humanos individuales y no como objetos inferiores", durante las conversaciones que mantuvo con altos funcionarios de Pakistán.
Sadik criticó en particular las leyes "antimujeres" que predominan en el país, de mayoría musulmana, ya que excluyen a la mitad de las mujeres de las actividades de desarrollo.
La situación de Pakistán es emblemática de la discriminación que enfrentan las mujeres en varios países musulmanes de Asia, en el mundo árabe y en Africa. Lo único que varía es el grado de sometimiento.
La discriminación contra la mujer está "enraizada en la sociedad" de Bangladesh, a pesar de que existen cláusulas constitucionales que garantizan la igualdad de derechos para ambos géneros, admitieron los expertos.
Las mujeres de Bangladesh "sufren injusticias desde su nacimiento, sobre todo en lo referido a los derechos de propiedad, matrimonio, divorcio y custodia de los hijos", denunció Salma Khan, una conocida abogada de ese país.
Las perspectivas de que realmente haya igualdad de género en el mundo árabe es incluso más distante.
Siete de los 13 países árabes miembro de la Comisión Económica y Social para Asia Occidental (CESAO) aún tienen que ratificar la Convención para la Eliminación de toda forma de Discriminación contra la Mujer (Convención), y los seis que firmaron manifestaron "reservas significativas".
Fatma Kassem, de la CESAO, sostuvo que "aún estamos en un mundo de hombres".
Los sucesos ocurridos en Níger en septiembre ilustran los obstáculos que enfrentan las activistas por los derechos de las mujeres que trabajan en países de mayoría musulmana.
Cuando el gobierno de ese país africano intentó implementar la Convención, los grupos islámicos iniciaron una tormenta de manifestaciones.
"La decisión gubernamental de cerrar los ojos y firmar una convención cuya esencia es contraria a la ley islámica estremeció a los grupos islámicos", declaró Malam Sani Adamou, portavoz de las agrupaciones religiosas.
Los hombres musulmanes "no encierran a sus mujeres ni las golpean. Ellas tienen completa libertad de acuerdo a los principios islámicos y la Sunna (organismo de la antigua ley musulmana basado en las palabras y las acciones) del profeta Mahoma", según el portavoz.
Por su parte, el presidente de la Asociación para la Propagación del Islam en Níger, Elhadji Yahaya Mahamadou, señaló que "uno no puede elegir sólo una parte del Corán, que es la ley divina, y seguirla".
Mahamadou sostiene que la Convención, el barómetro internacional en cuanto a igualdad de género, no encaja en el mundo islámico porque "la cuestión de la igualdad entre hombres y mujeres en el hogar, al igual que la sucesión, están completamente fuera de lugar en el libro sagrado del Islam".
Sin embargo, Sigma Huda, abogada e integrante de la Sociedad de Bangladesh para la Implementación de los Derechos Humanos, argumentó que reformar las leyes de herencia musulmanas no se opondría necesariamente a las cláusulas personales.
La Convención, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 18 de diciembre de 1979, entró en vigor como acuerdo internacional el 3 de septiembre de 1981. Desde entonces, 165 países la ratificaron.
Su objetivo es reafirmar la dignidad de las mujeres y garantizar su igualdad a través de cláusulas que regulan sus derechos legales, civiles y a la reproducción.
Además, la Convención propone crear una legislación internacional para proteger los derechos de las mujeres y combatir "la discriminación extensiva que aún existe", y también diseñar "una agenda de acción a fin de que los países garanticen el goce de esos derechos".
Sin embargo, la Convención causó poco impacto en varios países conocidos por sus prácticas discriminatorias contra la mujer, según informes de la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW), de Estados Unidos.
"A pesar de los compromisos asumidos a través de la Convención y de las 'plataformas nacionales" para implementar la Plataforma de Acción adoptada a raíz de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, en 1995, varios países mantuvieron sus leyes discriminatorias y toleran prácticas de discriminación basadas en la ley consuetudinaria", reveló un informe de HRW.
El caso más notorio es el del movimiento fundamentalista islámico Talibán, que controla la mayor parte de Afganistán y ejerce una de las formas más represivas de discriminación de género, indica HRW.
Talibán, que llegó al poder luego de una guerra civil, "les quitó a las mujeres el derecho a trabajar, viajar y recibir educación", enumera HRW.
La represión se intensificó cuando la comunidad internacional y los grupos de activistas intentaron proteger los derechos básicos de las mujeres afganas, que dejaron entonces de tener acceso a la atención médica, incluso en casos de emergencia.
Por otra parte, en Bangladesh, la única esperanza para las mujeres es que el gobierno asuma el liderazgo en estas cuestiones, según la activista Khan.
"Es indudable que al hacerlo habrá que enfrentar ciertos obstáculos, pero el gobierno y todos los implicados deben seguir avanzando con firme determinación", opinó.
Una abogada de Níger expresó una opinión similar. Los gobiernos deberían ocuparse de los derechos de las mujeres previstos en el Islam, en lugar de dejarse intimidar por grupos religiosos, indicó.
"La religión musulmana reserva para las mujeres un lugar especial. Si se practicara el Corán correctamente, las mujeres serían adoradas", aseguró. (FIN/IPS/tra-en/mmm/ks/ceb/aq/hd/00