La guerra y la difícil transición hacia una economía de mercado obstruyen los esfuerzos de Azerbaiján por desarrollar un sistema educativo libre de la influencia política y cultural rusa, que alguna vez dominó toda la región transcaucásica.
Romper con esa dominación, herencia de la época soviética, es una antigua aspiración de los azeríes, pero no ha sido fácil desde la independencia, en 1991, de esta república ex soviética de ocho millones de habitantes.
Desde entonces, "el sector educativo en los Nuevos Estados Independientes Transcaucásicos, especialmente en Azerbaiján, ha destacado cada vez más la identidad nacional", subrayó Vladimir Krivosheyev, director del Instituto de Educación Secundaria, con sede en Moscú.
"La misma tendencia puede observarse en las repúblicas musulmanas interiores de Rusia, como Tatarstán y Bashkortostán", agregó.
Convertir a la educación en un medio para forjar una identidad y lograr cohesión nacional es un propósito determinante para numerosos ex estados soviéticos que, en su mayoría, no han logrado aún concretar todos sus objetivos sobre la enseñanza.
Azerbaiján, por ejemplo, llegó a tener un índice de alfabetismo de 99,6 por ciento antes del colapso de la Unión Soviética (URSS), gracias a los fondos proporcionados por Moscú.
Como en las restantes ex repúblicas soviéticas, la educación azerí fue proporcionada sobre todo desde otras áreas de la antigua URSS, y luego sufrió un período de dificultades tras la independencia, cuando hasta la provisión de libros de texto casi llegó a la parálisis.
Incluso la transición del alfabeto cirílico, derivado del ruso, al latino, y la obtención de nuevos textos en lengua azerí demostró ser un problema.
De todas maneras, el gobierno azeri puso énfasis en las prioridades señaladas por la iniciativa Educación para Todos, lanzada por los países de Asia-Pacífico juntamente con varias agencias de las Naciones Unidas, que tiende sobre todo a contrarrestar la deserción escolar.
Los expertos confían que los efectos de los escasos recursos y conflictos sean temporales, y dicen que la solidez del viejo sistema educativo sigue intacta y puede seguir desarrollándose.
Un factor clave que ha perturbado el país, incluso su sector de educación, fue el conflicto con Armenia por el enclave de Nagorno- Karabaj, que duró una década.
La lucha por Nagorno-Karavaj, que se encuentra en territorio azerí pero está poblado mayoritariamente por armenios, entre las dos ex repúblicas soviéticas, ha cesado pero los beligerantes aún no han logrado un acuerdo de paz y la región permanece tensa.
Entretanto, un millón de personas, muchas de ellas niños, todavía viven en Azerbaiján como refugiados. En 1999, más de 85.000 niños asistían a 700 escuelas temporales en esos campos de refugiados. Además, alrededor de 53.000 refugiados viven aún en antiguos edificios escolares.
"Después de la guerra, el desarrollo de la educación es una prioridad del gobierno que se adhirió a los objetivos de Educación para Todos", destacó Iskender Iskenderov, viceministro azerí de Educación y coordinador nacional de la iniciativa.
En 1992, Azerbaiján aprobó una ley de educación e introdujo institutos privados y rentados en el sector. El estado garantizó la enseñanza secundaria obligatoria gratuita para todos, según el artículo 42 de la Constitución aprobada en 1995.
Sin embargo, ese derecho permanece cuestionable para muchos, debido a una situación en que la infraestructura básica de la educación ha sido dañada y estadísticas tales como cuántos niños no van a la escuela después de la guerra, siguen siendo desconocidas.
Por ejemplo, la guerra de Azerbaiján con Armenia tuvo como resultado la pérdida de un quinto del territorio del país, y también de 616 escuelas.
Azerbaiján ha estado acariciando la esperanza de convertirse en el golfo pérsico del siglo XXI gracias a sus yacimientos petrolíferos del mar Caspio, pero recientes perforaciones costa afuera dieron resultados desalentadores y la ansiada bonanza petrolera azerí todavía no se materializó.
Por el contrario, el país sigue estancado en la pobreza. La producción industrial bajó 20 por ciento al año entre 1992 y 1995, y según cálculos del Banco Mundial, alrededor de dos tercios de los azeríes son pobres.
Además, el desempleo sigue alto y los salarios mensuales raramente superan los 150.000 manat (40 dólares).
Las condiciones precarias han repercutido sobre todo en el aspecto financiero de la educación, que ahora se estima en dos por ciento del producto interno bruto (PIB), comparado con tres por ciento en 1990.
Hay 4.610 escuelas y 35.000 maestros en Azerbaiján para una población de 1,6 millones de estudiantes, y los menores de 17 años de edad constituyen el 30 por ciento del total.
Además, debido a los bajos salarios, la proporción de docentes varones bajó de 57 por ciento en 1990 a 38 por ciento en 1998.
Sin embargo, la deserción escolar sólo abarca a dos a seis por ciento de los niños, según el informe preparado por el gobierno para la conferencia de la UNESCO este mes en Bangkok, donde las naciones de Asia-Pacífico revisarán sus logros educativos según la iniciativa Educación para Todos.
Los expertos dijeron que esas cifras oficiales suenan demasiado optimistas, dada la precaria situación económica del país.
Las inscripciones en el ciclo primario descendieron de 1,5 a dos por ciento por año, teniendo en cuenta el incremento de población. Sin embargo, según el informe 2000 de EFA sobre Azerbaiján, el índice de deserciones ha disminuyó entre 1996 y 1998.
Entre tanto, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) patrocina algunos programas televisivos de educación a larga distancia para enfrentar el abandono escolar. Esto ha tenido un alcance considerable debido a que más de la mitad de los azeríes viven en áreas urbanas.
No obstante, el Ministerio de Educación afirmó que las tasas de inscripción en áreas urbanas y rurales han sido esencialmente idénticas en los últimos cuatro años. La baja en la incorporación de niñas fue mayor en áreas rurales.
El ministerio azerí dio a conocer un plan de reformas para el sector, alentando la educación no estatal y nuevas tecnologías mediante exenciones impositivas, "desmonopolización" del modelo educativo soviético y también instalando un banco para educación ("tahsil") para financiar esos esquemas.
Estas medidas son positivas, pero Krivosheyev, que ha estudiado temas de educación soviéticos y postsoviéticos por tres décadas, afirmó que Azerbaiján sigue la misma tendencia comprobada en otras ex repúblicas soviéticas hacia un papel más importante del sector privado en la educación.
"La situación de crisis económica requiere cada vez más dependencia sobre la educación privada", dijo Krivosheyev. "Parece ser una tendencia general entre los Nuevos Estados Independientes Transcaucásicos", concluyó. (FIN/IPS/tra-en/sb/js/ego/mlm/ed-dv/00