El bloqueo de las negociaciones en el marco de la Organización Mundial de Comercio (OMC) jerarquizó la perspectiva de una integración económica gradual de América Latina y el Caribe, mediante acuerdos de libre comercio.
Esta idea parece preferirse a la de avanzar con rapidez hacia la creación de un Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) con los 34 países del hemisferio.
El proyecto del ALCA, liderado por Estados Unidos, fue planteado por primera vez durante la Cumbre de las Américas realizada en Miami en diciembre de 1994, y desde entonces su discusión ha avanzado en reuniones ministeriales anuales y otros grupos de tareas.
Se había previsto que las negociaciones finalizaran en el 2005 y que este año ya hubiera un "progreso sustancial".
La creación del ALCA fue considerada la culminación lógica de la creciente tendencia a la integración regional en las Américas.
Sin embargo, la discusión de la iniciativa fue desde el principio un proceso difícil, a causa de los desiguales niveles de riqueza y desarrollo en la región.
En documentos sobre el ALCA de la Organización de Estados Americanos (OEA), que ha sido la prinmcipal arquitecta del proyecto, se señaló que "Estados Unidos representa 80 por ciento del producto interno bruto hemisférico".
Mientras 52 por ciento de las exportaciones latinoamericanas van a Estados Unidos, solo 14 por ciento de las exportaciones estadounidenses van a América Latina.
La OEA apuntó que la asimetría es mayor en las relaciones comerciales con Estados Unidos de los pequeños países de América Central y el Caribe. Más de la mitad de las exportaciones de esas naciones se dirigen al mercado estadounidense, pero representan sólo 1,5 por ciento de las importaciones de Estados Unidos.
Estas situaciones han determinado que en varios países latinoamericanos y caribeños se planteara la estrategia de avanzar hacia el ALCA en forma gradual, mediante la consolidación de los bloques regionales ya existentes en el hemisferio fuera de América del Norte y acuerdos entre ellos.
Washington ha impulsado, en cambio, un avance más rápido de las negociaciones vinculadas con el ALCA.
Planificadores económicos de la región sostienen, sin embargo, que el avance hacia el ALCA se ha complicado tras el intento del presidente estadounidense, Bill Clinton, de vincular cuestiones ambientales y laborales con la integración comercial, durante la III Conferencia Ministerial de la OMC.
Esa conferencia, realizada entre fines de noviembre y comienzos de diciembre en la ciudad noroccidental estadounidense de Seattle, terminó sin que se alcanzara acuerdo alguno.
En muchos países en desarrollo se piensa que las exigencias planteadas por Clinton en materia laboral y ambiental, como requisitos para avanzar hacia el libre comercio, son una forma de mantener el proteccionismo de Estados Unidos y bloquear el ingreso de productos del Sur al mercado de ese país.
Las polémicas de Seattle suscitaron nuevas preocupaciones en América Latina y el Caribe respecto de las negociaciones comerciales con Estados Unidos, apuntó José Manuel Salazar, jefe de la Unidad Comercial de la OEA.
Antonio Colorado, ex secretario de Estado estadounidense para Puerto Rico y destacado promotor del libre comercio en las Américas, dijo que no es sensato que Estados Unidos y sus aliados pidan a países latinoamericanos y caribeños con escasos recursos que aprueben de inmediato normas ambientales y laborales más estrictas.
Incluso el enviado especial de Washington para las Américas, Kenneth Mackay, admitió que "el esfuerzo del ALCA sera díficil porque, al igual que en la OMC, no puede haber ninguna iniciativa hasta que las cuestiones planteadas por Clinton se resuelvan".
Salazar predijo que el fracaso de Seattle y la presión estadounidense para que se aprueben normas ambientales y laborales más exigentes llevarán a América Latina a concentrarse en las iniciativas regionales de cooperación económica en vez de avanzar hacia el ALCA.
"En la Comunidad del Caribe (Caricom), integrada por 15 naciones, no hay un vínculo entre las cuestiones comerciales y económicos y los asuntos laborales y ambientales", señaló Byron Blake, secretario general asistente de la Caricom
Representantes de los sindicatos, las compañías y las organizaciones no gubernamentales de la región se reúnen con los gobernantes de la Caricom una vez al año, pero no para discutir asuntos comerciales.
El Pacto Andino, en cambio, ya vincula normas ambientales y laborales con el comercio dentro de ese bloque regional.
"Tenemos normas que indican con claridad que a los bienes producidos por niños o presos no se les aplican las reglas del mercado común", apuntó Jorge Vega Castro, director de Integración Comercial del Pacto Andino.
Vega observó que "es difícil trasladar elementos de la sociedad civil a negociaciones sobre comercio regional, y también a los planes para un área de libre comercio hemisférica".
"Nosotros encaramos sólo los aspectos comerciales, pero estamos tratando de incluir a empresarios y trabajadores en el proceso. Uno de nuestros grandes problemas es el tradicional déficit democrático en nuestra región", acotó.
Los desafíos que enfrenta la integración hemisférica tienen más que ver con los diferentes niveles de desarrollo económico que con las preocupaciones del mundo industrializado sobre normas ambientales y laborales, afirmó.
El Pacto Andino tratará de concretar acuerdos comerciales con otros bloques regionales de América Latina y el Caribe.
"Hemos estado hablando con el Mercosur para crear un Area de Libre Comercio Sudamericana, y esperamos lograr un acuerdo a fines de este año", explicó Castro.
"También hablaremos con el Mercado Común Centroamericano y la Caricom. Panamá quiere ser un miembro especial del Pacto Andino", añadió.
La Caricom tiene una estrategia similar y negocia acuerdos comerciales con República Dominicana. Tambien iniciará tratativas con el Mercado Común Centroamericano y el Pacto Andino, informó Blake.
Estados Unidos no prevé abandonar su objetivo de formar el ALCA, pero está evaluando también otras opciones.
"No debemos abandonar el esfuerzo para lograr pactos multilaterales y bilaterales como aquellos en los cuales están participando cada vez más países", opinó Jeffrey Schott, integrante del Instituto de Economía Internacional, un grupo de estudios con sede en Washington. (FIN/IPS/tra-en/rs/ks/ego/mp/if ip/00)