El presidente de Sudáfrica, Thabo Mbeki, afirmó que los gobiernos militares en Africa deben cesar para que los pueblos no sufran más la guerra, la pobreza y la enfermedad, y puedan reconstruir sus países.
El ministro de defensa sudafricano, Mosiuo Lekota, advirtió a la población que no se sorprendiera si "el presidente envía nuestras fuerzas al exterior, porque queremos asegurarnos de que haya paz y estabilidad en el continente".
El sábado, durante un acto en el cual se conmemoraron los 88 años de la fundación del gobernante Congreso Nacional Africano, Mbeki subrayó en su discurso el compromiso de ese partido con "el siglo africano".
El presidente dijo que el movimiento democrático de Sudáfrica debe trabajar con colaboradores de todo el mundo en una "ofensiva unida para el renacimiento de nuestro país y de Africa".
"Debemos intensificar la lucha para asegurarnos de que a fines del 2000 haya paz en todos los países de nuestro continente y de que ninguno de ellos esté gobernado por un régimen militar", apuntó.
El último golpe de Estado militar en Africa ocurrió en Costa de Marfil, donde el ejército derrocó al gobierno de Henri Konan Bedie el 24 de diciembre.
Mbeki criticó con dureza a los gobernantes africanos que oprimen y explotan a sus países, y también a quienes les permiten hacerlo.
"Hay millones de personas que no viven en libertad porque seguimos permitiendo que regímenes tiránicos se impongan sobre nosotros, en especial cuando llevan armas", señaló.
"Hay millones de personas que no viven en condiciones de seguridad porque permitimos que nos impongan guerras, que nos nieguen la posibilidad de resolver nuestros problemas en forma pacífica y que prosperen criminales que matan, roban y violan", enfatizó.
"Hemos permitido que poderosos ladrones se enriquezcan mediante la corrupción, a costa de millones de personas que ya eran pobres", abundó el presidente.
"Dimos lugar para que aquellos a quienes no les importan las aspiraciones fundamentales de la gente dividan a los pueblos y los desvíen de sus verdaderos intereses comunes, llevándolos al racismo, el nacionalismo estrecho, el tribalismo, los conflictos étnicos, el regionalismo y el fanatismo religioso", agregó.
En otra reunión, Lekota urgió a la población a apoyar el renacimiento africano y aseguró que si Sudáfrica envía tropas al resto de Africa será "para el bien del continente".
Analistas políticos independientes no piensan que sea conveniente que Sudáfrica incursione en forma precipitada en el resto de Africa.
"Es comprensible que nos preocupe lo que sucede en el resto del continente, porque eso afecta a Sudáfrica, pero no podemos hacer por los países africanos lo que ellos no pueden hacer y no harán por sí mismos", dijo Xolela Mangcu, del no gubernamental Centro de Estudios Políticos.
"Nuestras intervenciones deberían ser moderadas y realistas, acordes con lo que podemos lograr", añadió.
El analista político Phil Mtimkulu fue aun más escéptico. "Muchas de las operaciones de pacificación sudafricanas en el continente no fueron bien recibidas", afirmó, mencionando el ejemplo obvio de la desordenada intervención de Sudáfrica en Lesotho.
Tropas de Sudáfrica participaron en una fuerza militar pacificadora que actuó en Lesotho en 1998, luego de un intento de golpe de Estado en ese país, y la intervención causó revueltas populares que casi llevaron a la destrucción de Maseru.
Mtimkulu también señaló que la participación de Sudáfrica en negociaciones para resolver las crisis en Burundi y Congo todavía no ha producido ningún avance sustancial en la resolución de esos conflictos.
El analista opinó que Sudáfrica podría contribuir de mejor manera a la construcción de la paz en el continente si se concentra en "establecer o revitalizar estructuras que puedan estudiar los problemas políticos, sociales y económicos de Africa".
"Si adoptamos una posición más dura sólo lograremos ganarnos más enemigos", añadió.
Ninguno de los analistas se opuso a que tropas sudafricanas formen parte de fuerzas pacificadoras multinacionales desplegadas en el continente que tengan un mandato claro y una estrategia definida para retirarse después de intervenir.
Mangcu señaló que tiene dudas sobre la participación de su país en la reconstrucción de Africa porque no existe "un programa de regeneración cultural y social en la propia Sudáfrica".
"Nuestra intervención en Africa sólo podrá tener éxito si tenemos éxito en casa", explicó.
Entre los países africanos afectados por conflictos están Burundi, Chad, Eritrea, Etiopía, República Democrática de Congo, Ruanda, Sierra Leona, Somalia, Sudán y Uganda. (FIN/IPS/tra- en/as/mn/at/mp/ip/00