La recuperación de la normalidad es un proceso doloroso para Venezuela, un país donde la búsqueda de los desaparecidos que dejaron las lluvias no cesa, lo cual dificulta la determinación del número de víctimas.
Los familiares de los desaparecidos continuaban recorriendo hoy centros de refugiados, la morgue de Caracas y organismos oficiales en busca de información, colocando fotos y números de teléfono por si han sido vistos.
La tragedia provocada por las lluvias la madrugada del jueves 16 dejó millares de muertos en Venezuela. Pero no hay cifras oficiales ni listas formales de desaparecidos.
Los organismos de Defensa Civil asumirán esta semana el control de las denuncias sobre personas extraviadas durante el desastre natural, para confirmar si no están damnificadas, heridas o muertas, y proceder a declararlas oficialmente desaparecidas.
"Con todo el dolor de mi alma tengo que decir que están tapiados, con ocho o 10 metros de lodo y piedras encima, entre 15.000 y 20.000 personas", comentó el jueves el ministro de Defensa, Raúl Salazar, al emitir una de las pocas estimaciones del gobierno.
La abrumadora mayoría de las víctimas se encontraban en el estado costero de Vargas, unos 40 kilómetros al norte de Caracas, una zona de intensa actividad turística y comercial cuya geografía fue alterada por el peor desastre vivido por Venezuela en este siglo.
Desde el fin de semana, numerosos sobrevivientes comenzaron a regresar a Vargas para tratar de recuperar sus pertenencias, en muchos casos disminuidas por la proliferación de saqueos en medio de la desolación en que quedó sumida la zona.
El estado tenía más de 350.000 habitantes, y de acuerdo con estimaciones difundidas en esta capital unas 200.000 permanecerían allí.
El ministro Salazar comentó que algunos de los evacuados de la zona también podrían volver cuando existan condiciones para hacerlo. Y estimó que en dos meses habría un cierto grado de normalidad en las zonas que no fueron devastadas.
Sin embargo, aclaró que en Vargas "se requieren 10 años de trabajo para que salga de la emergencia".
Las lluvias atípicas, atribuidas al fenómeno meteorológico de La Niña también provocaron deslizamientos y muerte en Caracas, e inundaciones en otras zonas costeras del país.
Más allá de las víctimas, Venezuela registró unos 150.000 damnificados que debieron abandonar sus hogares. rumbo a centros de refugiados en diversas localidades del país.
El gran desafío ya asumido por el gobierno será el de reubicar a las personas que lo perdieron todo en zonas más seguras del país. El presidente Hugo Chávez ha garantizado que no habrá nuevas construcciones en zonas peligrosas.
Los aluviones provocaron la virtual desaparición de numerosas barriadas marginales que con frecuencia se instalan en escarpadas laderas, cerca del cauce de las quebradas que bajan desde las montañas.
El mandatario sugirió a los damnificados aceptar su oferta de instalarse en el deshabitado sur del país, lo que permitiría aprovechar la coyuntura para realizar un ordenamiento más racional del territorio.
Mientras, los especialistas advierten sobre la necesidad de conjurar los factores que agravaron la tragedia. Aunque llovió intensamente, se advierte que hubo invasión de cauces y edificaciones en zonas de alto peligro.
"Aquí se irrespetaron sistemáticamente los principios de la naturaleza", dijo el ministro de Ambiente, Jesús Arnaldo Pérez, en un mensaje televisado al país este lunes.
"No se entendió el funcionamiento del ecosistema", dijo al referirse a la cadena de montañas que separa Caracas del litoral de Vargas, desde donde bajaron los mortales torrentes, que en épocas normales son cristalinas quebradas. (FIN/IPS/lc/mj/ip/99) = 12271932 NYC131