La catástrofe natural causante de millares de muertes en Venezuela está bajo la lupa ecológica del gobierno de Hugo Chávez, que promete reparar los errores e investigar las irregularidades del pasado.
"Venezuela fue sorprendida por un latigazo de la naturaleza", comentó Chávez esta semana, cuando condecoró a socorristas de Brasil y Perú que participaron en misiones de auxilio tras las inundaciones y aludes.
Este desastre natural, "que nunca se borrará" de la historia nacional, fue agravado por "errores de los hombres", advirtió el mandatario.
Chávez ordenó investigaciones para establecer el origen de permisos de construcción de edificios de clase media y alta prácticamente en el lecho de ríos que ahora recuperaron su cauce, ocasionando graves daños.
También dio instrucciones para investigar la construcción de una represa que se desbordó a unos 100 kilómetros al oriente de Caracas, causando una grave inundación.
La catástrofe se produjo la madrugada del jueves, tras intensas lluvias caídas fuera de temporada y atribuida al fenómeno climatológico de "La Niña", que generó un frente de baja presión en el mar Caribe.
Las precipitaciones causaron algunas inundaciones al este y oeste de la capital. Pero las consecuencias más graves se produjeron en Caracas y especialmente en su litoral, el estado Vargas.
Vargas y la capital están separados por una cadena montañosa cuyas quebradas se transformaron en torrentes a causa de las lluvias.
En Vargas, que quedó semidestruido por el desastre, los torrentes arrastraron lodo y piedras, destruyendo viviendas y causando entre 10.000 y 30.000 víctimas, la mayoría de ellas sepultadas por el aluvión.
"Se irrespetaron sistemáticamente los principios de la naturaleza", aseguró este lunes el ministro del Ambiente, Jesús Arnaldo Pérez, durante un mensaje televisado a todo el país.
Pérez dijo que hubo invasiones de zonas montañosas y alteraciones de cuencas que afectaron el "funcionamiento del ecosistema" y agravaron las consecuencias de la tragedia.
El gobierno inició estudios de las zonas donde se produjo la catástrofe que incluyen mapas especiales e imágenes aéreas, para determinar las posibilidades de reconstrucción.
Pero Pérez confirmó que las autoridades pretenden impulsar un proceso de ordenación territorial, para minimizar los riesgos de futuras contingencias.
El Ministerio del Ambiente formó comités operativos para evaluar los daños e identificar las zonas de riesgo, dijo Chávez.
El presidente ya advirtió que no será permitido el regreso de los damnificados a zonas peligrosas donde se crearon asentamientos en desafío de la naturaleza, especialmente en el caso de barriadas marginales, que surgen sin permisos ni control.
"No vamos a sacarlos a la fuerza (a los habitantes de esas áreas), sino convenciéndolos", puntualizó Chávez, quien consideró que "la conciencia ha aumentado a raíz de la tragedia". También anunció que personalmente dirigirá el proyecto de reubicación.
El plan del gobierno implica el desarrollo de comunidades sustentables, con servicios y empleo, en la zona más deshabitada del sur del país.
Los grupos ambientalistas han planteado reiteradamente que Venezuela tiene el desafío de mejorar el ordenamiento de su territorio, ya que 80 por ciento de la población vive en centros urbanos cercanos a la costa.
Los ecólogos, urbanistas y arquitectos consultados han coincidido en que la tragedia fue agravada por el mal manejo de las cuencas montañosas y por la radicación de asentamientos en zonas prohibidas.
Las quebradas montañosas transformadas en torrentes arrasaron barriadas marginales, y en el caso de Vargas, también viviendas aparentemente sólidas de clase media y alta, que estaban construídas cerca de cauces, o incluso dentro de éstos.
Los especialistas en diseño urbano no demoraron en hacer notar que esas obras violaron en forma flagrante la ley de suelos, según la cual no se puede construir a menos de 50 metros de lechos de ríos o arroyos. (FIN/IPS/lc/ff/en/99