La lluvia cesó en Venezuela y entonces se corrió el telón del horror: la geografía fue violentada, un número incalculable de personas ha muerto y unas 100.000 perdieron todo lo que tenían.
Este sábado, los rayos de sol iluminaban a ratos el infierno de lodo y piedras, desencadenado por las tradicionalmente suaves vertientes que bajan hacia Caracas y su litoral más cercano desde las verdes montañas de la cordillera de la costa.
Unos 100 kilómetros al este de la capital se desbordó una represa, 150 kilómetros al sudoeste un río salió de su cauce, y las aguas también provocaron daños en la costa occidental del país, en Falcón y Zulia.
El presidente Hugo Chávez se dirigió al país en la noche de este viernes para declarar luto nacional y anunciar una megaoperación de rescate, encabezada por destacamentos de paracaidistas.
En el estado Vargas, que abarca el litoral a 50 kilómetros al norte de Caracas, un irónico cielo azul acompañaba el vuelo de decenas de helicópteros empeñados en el rescate de millares de personas aisladas en las azoteas de edificios o en algunas "islas" que no fueron tocadas por los torrentes.
Los expertos indicaron que el número de muertes en Vargas es incalculable. "Nunca se sabrá cuántas víctimas dejó la tragedia", tituló este sábado el diario El Nacional.
Las cámaras de televisión registraron desde el aire un litoral completamente alterado, con casas sepultadas en el barro, contenedores del puerto flotando en el mar, edificios oficiales colapsados por el alud, barcos encallados en el lodo y playas arrasadas.
Sobrevivientes que llegaban en los helicópteros hasta el aeropuerto internacional de Caracas, ubicado en ese litoral, contaban que comenzaba a sentirse el olor de los cadáveres sepultados por las crecidas.
También denunciaron la aparición de bandas de saqueadores que recorren tiendas y casas abandonadas.
El aeropuerto, desbordado por el gran número de refugiados, está cerrado a los vuelos comerciales, lo cual ha dejado varados a más de 10.000 pasajeros, sin contar a los que no han podido viajar hacia Venezuela desde la noche del miércoles.
La tragedia fue provocada por incesantes lluvias, atribuidas al fenómeno climático de La Niña, que convirtieron las vertientes en torrentes.
Los habitantes de algunas zonas de Caracas vieron las calles transformadas en ríos, mientras zonas aledañas a los cursos de agua, principalmente barrios marginales, eran arrastrados por el caudal.
En la capital hay más de 80 muertos y 15.000 damnificados, de acuerdo con las cifras más recientes. Pero la mayor parte de la atención se concentraba este sábado sobre el litoral.
Se estima que pasarán varios años antes que la zona sea recuperada. Mientras tanto, las personas evacuadas desde esa zona desbordaban los albergues habilitados en la capital y en ciudades del interior del país, donde el clima ha sido más benévolo en los últimos días.
Los medios de comunicaci=n transmiten incesantes mensajes de personas buscando a sus familiares y llamados de autoridades para pedir medicinas, alimentos y la colaboración de la población para que no congestione las vías de tránsito, en especial la autopista que va hacia el litoral, seriamente dañada por el temporal.
Y al mismo tiempo, comenzó a llegar la ayuda internacional procedente de Colombia, Cuba, México, Estados Unidos, Perú, Australia, Suiza y Japón, con medicinas, tiendas de campaña, agua y equipos especializados en tareas de rescate. (FIN/IPS/lc/ag/en/99