El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, espera comenzar a conjurar el desorden territorial que agravó las consecuencias de las desastrosas lluvias con un plan para poblar el sur del país, ofrecido a miles de damnificados sin un futuro a la vista.
"Vámonos allá… Venezuela es muy grande", dijo Chavéz hoy, cuando visitaba uno de los centros de damnificados habilitados en esta capital tras la catástrofe natural de la semana pasada que afectó a más de 300.000 habitantes de este país.
Las persistentes lluvias atribuidas al fenómeno meteorológico de La Niña transformaron las quebradas en ríos y sus primeras víctimas fueron habitantes de barriadas marginales ubicadas en su cercanía o en laderas inestables.
La catástrofe, que tuvo su momento más dramático la noche del miércoles al jueves, provocó un número incalculable de muertos, y unos 120.000 damnificados perdieron sus viviendas, según los informes preliminares.
Chávez, quien es partidario entusiasta de la desconcentración de población, advirtió que el impacto de la tragedia pudo haber sido menor si no se hubieran permitido errores en el desarrollo urbano, especialmente en la capital y el vecino estado de Vargas.
Ahora el mandatario le ofrece a quienes lo perdieron todo, en su mayoría pobres, el desarrollo de infraestructura para que se puedan instalar en la deshabitada zona sur del país.
Venezuela concentra 80 por ciento de la población en la franja de territorio más cercana al mar Caribe. Los ambientalistas han planteado insistentemente la necesidad de reordenar el país para lograr un aprovechamiento más racional del territorio.
Pero, por otra parte, se busca atacar el problema de las barriadas que proliferan sin control en torno a las zonas urbanas, en un país donde se calcula que 80 por ciento de la población está en situación de pobreza.
La noche del miércoles, diversas barriadas marginales ubicadas ilegalmente junto a quebradas que atraviesan Caracas fueron arrasadas. Otras dos ubicadas en una ladera en las afueras de la ciudad prácticamente desaparecieron.
En el estado de Vargas, zona del litoral caribeño a 50 kilómetros de la capital, las zonas con viviendas precarias en las laderas del cerro fueron las primeras en ser atacadas por avalanchas de lodo, agua y rocas.
Chávez comentó que durante sus visitas a los damnificados realiza una "labor de convencimiento" para que se enrolen en el "plan de reubicación" hacia el sur, porque la tragedia podría repetirse si insisten en poblar en zonas inestables cerca de las ciudades.
El presidente promete "viviendas estables e valles y llanuras" sin peligros potenciales, y asegura que habrá trabajo, capacitación agrícola cuando sean zonas aptas para el desarrollo de ese sector y escuelas para los niños.
Pero el mandatario aseguró estar consciente que "no será fácil" convencer a las personas de abandonar las zonas aledañas a la capital.
En la práctica, la tragedia obligó al gobierno a activar el programa de reordenamiento territorial, que tiene como obra clave la habilitación de un eje fluvial entre los ríos Orinoco y Apure en la zona sur de este país.
El "eje Orinoco-Apure" está concebido como una autopista fluvial que, conectada con caminos e incluso con vías férreas proyectadas por el gobierno, deberían permitir el aprovechamiento de su potencial agrícola y minero.
"Todo esto hay que reordenarlo", aseguró Chávez al referirse al territorio de este país de 916.000 kilómetros cuadrados que alberga a 23 millones de habitantes. (FIN/IPS/lc/mj/en dv/99