Los refugiados de Timor Oriental en los campamentos de la provincia de Timor Occidental, en Indonesia, son sometidos al terror de las milicias proindonesias que los vigilan, según un asistente social.
Esto ocurre aunque Estados Unidos advirtió a Indonesia que la comunidad internacional juzgará la transición democrática del país por la conducta del gobierno hacia los refugiados timorenses y por el cumplimiento de un acuerdo fronterizo para acelerar el retorno a sus hogares.
Ian Douglas, un asistente social que regresó la semana pasada de Kupang, la capital de Timor Occidental, expresó que el terror por los asesinatos y la destrucción que perpetraron las milicias proindonesias en Timor Oriental a partir del 4 de septiembre se trasladó a los campamentos en la provincia indonesia.
"Las mismas víctimas están allí, con idénticos verdugos, y se emplean idénticas tácticas de terror", afirmó.
"Cientos y quizás miles de mujeres jóvenes fueron apresadas en los campos de refugiados y llevadas a los cuarteles de las milicias, donde son mantenidas para brindar gratificación sexual a sus captores", denunció.
"Por lo general, las mujeres no vuelven, y es posible que algunas de ellas después desaparezcan", aventuró.
Douglas dijo que las milicias impiden que las organizaciones humanitarias ingresen a los lugares donde están los refugiados, especialmente en el distrito de Belu.
"De esa manera, las milicias pueden controlar a los refugiados para que no vuelvan a Timor Oriental y, simultáneamente, puedan servir a sus fines", agregó.
Cerca de 260,000 personas fueron expulsadas a Timor Occidental o escaparon de la violencia desatada por las milicias cuando el 4 de septiembre se anunció el resultado del referéndum por la independencia que organizó la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el 30 de agosto.
Entonces, 78,5 por ciento optaron por la independencia y 21,5 por ciento por permanecer bajo el dominio de Indonesia, pero con una mayor autonomía.
La Autoridad Transitoria de las Naciones Unidas en Timor Oriental (UNTAET) administrará el territorio hasta que se establezca un estado independiente dentro de dos o tres años.
La fuerza asignada a UNTAET de 10.000 hombres tiene prevista su llegada este mes, casi 25 años después de que Indonesia invadiera el territorio.
Douglas asegura que las milicias, que según él tienen el apoyo de los militares indonesios, quieren impedir que los refugiados retornen a Timor Oriental.
Douglas dijo que 600 milicianos son entrenados por las fuerzas especiales indonesias, o Kopassus, en Yogyakarta, Java Central.
Agregó que las milicias también se entrenan en la Isla de Flores, frente a Timor Occidental, por Korem 164, la fuerza militar que estuvo destacada en Dili, la capital de Timor Oriental. La información no pudo ser confirmada por fuentes independientes.
"Korem 164 intenta reinstalarse en Flores y apoyan a las milicias para que hagan el trabajo sucio en los campos de refugiados de Timor Occidental", dijo Douglas.
"Muchos de los militares responsables del holocausto de septiembre en Timor Oriental intentan realizar su propósito original en Timor Occidental, empleando los mismos métodos", denunció.
El 22 de noviembre, el embajador estadounidense ante la ONU, Richard Holbrooke, visitó campos de refugiados en Timor Occidental y advirtió a Indonesia que su respuesta a los problemas de los campos será una referencia de la dirección en que se mueve el país.
Disgustado por lo que vio en los campos de Atambua, en Timor Occidental, y el evidente temor de los refugiados con los cuales trató de hablar, Hoolbroke comparó la situación con aquella provocada por el régimen de terror del Jemer Rojo en Camboya.
Expresó que 100.000 fugitivos de Timor Oriental permanecían en 140 campos en las áreas de Atambua, Kefamenau y Kupang.
"Los indonesios deben entrar en su era democrática y no pueden hacer esto mientras estén literalmente atrapados en el barro de los campos de refugiados, que es el mismo barro de los crímenes del pasado", fustigó Hoolbroke.
"Si este campo sigue aquí dentro de seis semanas, sabrán que la gente equivocada está controlando las cosas entre los militares indonesios", previno el diplomático.
Sin embargo, Douglas dijo que nada había cambiado desde la visita de Hoolbroke y la firma, el mismo día, del acuerdo fronterizo entre las Fuerzas Armadas indonesias y las Fuerzas Internacionales de la ONU en Timor Oriental (Interfet), para acelerar la evacuación de los campos.
"Las milicias intentan evitar que los refugiados vuelvan mediante el asesinato y la 'desaparición' de personas que expresaron su deseo de volver a Timor Oriental. También apresan a hombres jóvenes con la ayuda de las Fuerzas Armadas para reclutarlos", observó Douglas.
"Están difundiendo la falsa información de que las tropas de Interfet y los guerrilleros de la resistencia, Falintil, matarán o castigarán a los refugiados que vuelvan. Les dicen que el retorno no es seguro", agregó.
La semana pasada, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) informó que la cantidad de refugiados de Timor Oriental que regresan de Indonesia disminuyó a pesar de las promesas de Yakarta de acelerar su partida.
"Estamos consternados. Si se observan las cifras, incluso han empeorado", declaró en Dili Arianne Quentier, de ACNUR.
Indicó que ahora vuelven a Timor Oriental entre 1.000 y 2.000 refugiados por día, en comparación con los 4.000 diarios de hace dos semanas y la cifra tope de 7.000 el 22 de noviembre, cuando se firmó el acuerdo fronterizo.
La policía indonesia y las Fuerzas Armadas no han hecho mucho para modificar la situación a pesar del pacto limítrofe, dijo Quentier. "Nuestro acceso a los campos tampoco ha cambiado mucho", denunció. (FIN/IPS/tra-en/si/ral/ego/aq/hd-ip/99