SRI LANKA: Empate previsto para elecciones del martes

La presidenta de Sri Lanka, Chandrika Kumaratunga, y su principal rival, el líder opositor Ranil Wickremasinghe, están empatados en la campaña presidencial para las elecciones del martes 21.

"Nunca vimos una elección tan pareja. Quien sea que gane, será por un estrecho margen", pronosticó Siripala Hettige, una conocida socióloga de la Universidad de Colombo.

Cerca de 11 millones de los 18 millones de habitantes están habilitados para votar en las elecciones anticipadas del martes, convocadas por Kumaratunga en octubre, un año antes del término de su período de gobierno en noviembre del 2000.

Kumaratunga se propone conseguir un segundo período de gobierno para que su partido, la Alianza Popular, pueda reformar la Constitución para cambiar el sistema presidencial de gobierno y poner fin a la guerra civil, ambas promesas realizadas en la campaña electoral de 1994, cuando llegó a la presidencia.

Kumaratunga argumentó que no pudo cumplir con esas promesas debido a la falta de cooperación del opositor Partido Nacional Unido (PNU), liderado por Wickremasinghe, ex primer ministro del país. El paquete de reformas estuvo trancado en el Parlamento durante los últimos dos años.

Wickremasinghe prometió reanudar de inmediato las conversaciones con los rebeldes Tigres de la Patria Tamil, que luchan por la independencia del norte y el este del país, y establecer una administración interina con su apoyo en esa región.

El líder opositor prometió revitalizar la economía, crear puestos de trabajo y un subsidio para quienes tienen títulos universitarios y están desempleados.

"Creo que hay cierta inclinación hacia Ranil, que podría obtener más del 50 por ciento para ganar", sostuvo Lalith Allahakoon, editor del diario independiente Daily Mirror.

El ganador debe obtener 50 por ciento de los votos más uno. En las tres últimas elecciones, en 1982, 1989 y 1994, el triunfo de determinado candidato fue claro.

Los votantes deben poner los nombres de tres candidatos, ordenados según su preferencia, en las papeletas de votación. Si el conteo de los votos a los candidatos puestos en primer lugar no arroja una victoria clara, el anuncio del resultado se demorará.

En ese caso, se contarán las segundas preferencias de aquellas personas que no votaron en primer lugar a los candidatos más votados.

Si la segunda preferencia de quienes no votaron a Kamaratunga o a Wickremasinghe en primer lugar es alguno de esos dos candidatos, esos votos se agregarán a los escrutinios emitidos por quienes los pusieron en primer lugar, para decidir quién es el ganador.

También es posible que se haga un conteo de los candidatos votados en tercer lugar, y si con esa opción no se llega a un resultado claro, la Comisión Electoral puede declarar ganador a quien parezca tener la mayoría de los votos.

Sri Lanka espera la llegada de 60 observadores electorales extranjeros, que supervisarán los procedimientos junto con 12.000 monitores nacionales.

La Comisión Electoral, presionada por el gobierno, informó a principios de este mes a los supervisores privados de la elección que no podrán entrar a las cabinas de votación.

Supervisores de organizaciones privadas como PAFFREL o la Acción Popular para Elecciones Libres y Justas, y el Centro para la Supervisión de las Elecciones, no tienen derecho legal a entrar en las cabinas de votación, pero los presidentes de cada mesa de votación acostumbran dejarlos entrar.

El gobierno de Kumaratunga acusó a los grupos independientes de ser tendenciosos y suspendió el apoyo financiero al Centro, provisto por la Fundación Asia, basada en Estados Unidos. La presidenta acusó además a los supervisores electorales de exagerar el clima de violencia preelectoral.

Se informó sobre varios incidentes, incluso cinco asesinatos, en el último mes de la campaña. La mayor parte de los actos violentos fue dirigida contra el opositor PNU, que dijo que el gobierno no se detendrá ante nada para ganar las elecciones.

Kumaratunga llegó al poder en 1994, lo cual puso término a 17 años de prevalencia del PNU, cuyo gobierno es recordado como uno de los más cruentos de la historia del país, en particular por la década del 80.

"No creo que la gente se haya olvidado de la época en que los militares mataron a 60.000 jóvenes, según los grupos defensores de los derechos humanos, para detener una revuelta convocada por un partido de izquierda", sostuvo un profesor universitario.

Se calcula que el partido de izquierda, Frente Popular de Liberación, que ahora es la tercera fuerza del país, obtendrá cerca de siete por ciento de los votos en los comicios del martes.

Kumaratunga es sin duda la candidata con más carisma, pero en los últimos tiempos perdió popularidad debido en parte a que sufrió varias derrotas contra los Tigres de la Patria Tamil, considerados una de las guerrillas mejor entrenadas del mundo.

Su incapacidad para poner fin a la guerra le hizo perder las simpatías de la minoría tamil del país. "Los tamiles están hartos de este gobierno. Todo indica que votarán en masa al Partido de Unión Nacional", sostuvo S. Sivaram.

Sivaram, un ex rebelde separatista que ahora es periodista y escribe una columna semanal en el diario Midweek Mirror, explicó que, si bien los Tigres no expresaron su opinión acerca de las elecciones, la creencia general es que son favorables al PNU.

El líder rebelde Velupillai Prabhakaran habló muy mal del gobierno en un discurso pronunciado el mes pasado, y dijo que los cinco años en el poder de Kumaratunga eran un "insulto" para los tamiles.

"Esta es una señal de que los rebeldes no quieren a Chandrika. En Batticaloa, por ejemplo, donde la mayoría la votó a ella la última vez, hubo un cambio de tendencia. El PNU se reúne en zonas rebeldes, donde la Alianza Popular no puede hacerlo", señaló Sivaram.

De todos modos, es poco probable que los tamiles que viven en Batticaloa, una de las zonas controladas por los rebeldes, concurran a los centros de votación del territorio controlado por el gobierno. "En muchos casos, les llevaría medio día llegar. Sencillamente no se tomarán el trabajo", agregó.

Otros analistas sostienen que los rebeldes preferirían una victoria del PNU, ya que las conversaciones de paz les darán la oportunidad de recuperar energías, como sucedió en 1995, cuando Kumaratunga asumió la presidencia e inició las negociaciones con los insurgentes.

"El panorama es el mismo. Los rebeldes preferirían un gobierno del PNU sólo por eso", sostuvo el editor de un diario favorable al gobierno.

Wickremasinghe hace todo lo posible para atraer a la minoría tamil, que representa 20 por ciento del electorado, pero Kumaratunga, cuya tendencia era de centro izquierda, tiene ahora el apoyo inesperado de grupos nacionalistas.

El líder del nacionalista Frente Unido Popular, Dinesh Gunawardene, denunció que Wickremasinghe se propone establecer gobiernos liderados por los rebeldes en el norte y el este del país.

Los votantes de la zona urbana y la mayor parte de las minorías son favorables a Wickremasinghe, mientras la fuerza de Kumaratunga procede sobre todo de las zonas rurales, donde vive la mayoría de la población.

La minoría musulmana y los tamiles procedentes de India, cuyo líder, favorable a Kumaratunga, murió el 30 de octubre, están indecisos. Su voto podría ser decisivo para que triunfe uno de los dos principales candidatos. (FIN/IPS/tra-en/fs/an/ceb/aq/ip/99

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