La reconocida física nuclear india Vandana Shiva unió su voz al coro de desaprobación contra la conferencia de la Organización Mundial de Comercio (OMC), que terminó en fracaso en Estados Unidos, por la amenaza que las reglas de la institución suponen a la salud pública.
Shiva se opone al acuerdo de la OMC sobre Aspectos Relacionados con el Comercio de los Derechos de Propiedad Intelectual (TRIPS, por sus siglas en inglés).
"El acuerdo sobre TRIPS milita contra el derecho de la gente a la salud, porque confiere irrestrictos derechos monopólicos a las corporaciones transnacionales en ese sector vital", expresó.
Otros activistas plantearon en Seattle, donde el viernes concluyó la III Conferencia Ministerial de la OMC, que los medicamentos deben estar al alcance de los pobres en los países en desarrollo y no sólo para enriquecer a las trasnacionales.
El TRIPS es uno de los temas que quedaron en la esfera de la OMC tras las negociaciones comerciales conocidas como Ronda Uruguay, cuyas conclusiones fueron firmadas por 130 países en Marruecos en 1994.
Según esas reglas, los países deben conceder patentes por un mínimo de 20 años a cualquier invención, incluso los productos farmácéuticos, antes de que otros fabricantes puedan obtener licencias para reproducirlos.
Para cumplir con el TRIPS, las naciones en desarrollo deben modificar su legislación sobre patentes referidas a medicamentos.
Pero activistas como los integrantes del Proyecto de los Consumidores sobre Tecnología (CPT), de Washington, descubrieron una laguna en las normas de la OMC y la aprovecharon con el fin de sabotear al TRIPS.
Según Jamie Lowie, de CPT, eso significa que, por ejemplo, los costosos fármacos para tratar el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) pueden ser más baratos y estar al alcance de los pobres evitando las patentes de la industria farmacéutica.
La laguna surge de dos aspectos: "licencias obligatorias" e "importación paralela", la cual, por ejemplo, podría permitir a los países "producir sus propias píldoras contra el sida y bajar el precio que se paga por ellas en un 80 por ciento".
La mezcla de fármacos necesaria para transformar el poder letal del sida en una enfermedad crónica cuesta 12.000 dólares por persona cada año, una cifra prohibitiva para pacientes del Sur en desarrollo.
Pero la industria farmacéutica ve las cosas de manera diferente.
Un vocero de las corporaciones declaró antes de la reunión de Seattle que esas tácticas "son un atentado contra la protección de la propiedad intelectual, sin la cual las compañías no harán las inversiones necesarias para descubrir nuevos medicamentos contra el sida, la tuberculosis, la malaria" y otros males.
Otro representante de la industria agregó que la cuestión es mucho más complicada que la simple rebaja de precios por parte de las compañías farmacéuticas. "No creemos que la importación paralela sea apropiada", dijo.
No obstante, organizaciones no gubernamentales (ONG) como Médicos Sin Fronteras (MSF), no están para nada convencidas.
Durante la reunión en Seattle, MSF, que ganó este año el premio Nobel de la Paz, lanzó una campaña mundial por medicamentos más baratos en el mundo en desarrollo. La salud pública debe tener prioridad a la hora de elaborar políticas sanitarias y farmacéuticas, argumentaron los activistas.
"Las barreras innecesarias para acceder a productos médicos esenciales aumentará las enfermedades evitables y la mortalidad, especialmente en los países en desarrollo", afirmó MSF.
"Según nuestro punto de vista, las reglas de comercio internacional referidas a bienes esenciales para la salud merecen un nuevo enfoque en el cual el interés público sea el motivo clave en lugar de los intereses económicos", declaró.
En Kenia, MSF advirtió al gobierno que si aprueba una ley que se adapta a las normas de la OMC podría afectar la salud de millones de personas.
Para MSF, la cláusula de TRIPS que suscita mayor preocupación y podría perjudicar la salud de la población de Kenia es aquella que "otorga a las compañías farmacéuticas el poder de monopolizar el mercado, haciendo que los medicamentos sean imposibles de adquirir por su elevado precio".
La advertencia de MSF se produjo mientras los médicos de Nairobi aconsejan a los pacientes de meningitis derivada del sida volver a sus hogares para morir debido a que las patentes hacen el tratamiento demasiado costoso.
Los activistas asiáticos coincidieron con MSF y señalaron el impacto negativo que tuvieron durante esta década esas reglas monopólicas en la lucha contra el sida.
Con el fin de proteger a las trasnacionales farmacéuticas, Estados Unidos presionó a las autoridades tailandesas y las obligó a limitar el uso de medicamentos patentados baratos y prohibir su importación. Eso redujo la capacidad de esa nación del sudeste de Asia para combatir la enfermedad.
Sin embargo, el presidente estadounidense Bill Clinton dio cierta esperanza cuando anunció en Seattle que la política comercial de su país tendrá en cuenta la necesidad urgente de los países pobres por medicamentos vitales.
Ese fue un cambio significativo respecto a la anterior política de Washington. Ahora los activistas esperan la reacción de la industria farmacéutica. (FIN/IPS/tra-en/mmm/mk/ego/aq/he-if/99